¿Quién no ha oído hablar de los Fondos de Inversión? ¿Quién no ha invertido en uno de ellos? ¿A quién, su intermediario financiero, no le ha ofrecido uno para invertir sus ahorros? La respuesta es nadie porque es uno de los productos financieros más versátil, conocido y preferido de los ahorradores para hacer sus inversiones, entre otras cosas, por sus múltiples ventajas tanto fiscales como financieras.
Desde sus comienzos, han sufrido los vaivenes de los Mercados Financieros, han sufrido los múltiples cambios fiscales, han sufrido críticas, en fin, de todo y, aun así, ahí siguen: en la cresta de la ola. Y se mantienen en lo alto porque el inversor doméstico, mediante este tipo de activo financiero, es capaz de invertir en valores y en productos que de otra forma no podría alcanzar ni de lejos. Y esto es así porque el Fondo de Inversión permite al inversor invertir en productos adaptados a su perfil inversor, así como a su nivel de riesgo debido a la gran variedad que existen en el Mar de los Mercados Financieros.