Las predicciones en los Mercados Financieros están muy
relacionadas con las predicciones meteorológicas. El tiempo atmosférico es
prácticamente impredecible, pero se puede deducir la evolución más probable y
con eso es con lo que nos quedamos. Lógicamente, cuanto más corto sea el plazo
de predicción más asegurado estará el resultado del estudio predictivo.
Predecir el comportamiento de un activo, sea de la índole que sea, a largo
plazo, es el sueño de cualquier inversor. Y digo a largo plazo porque en el
corto, los diferentes métodos que existen, tanto técnicos como fundamentales, logran
muy buenos resultados usando datos del pasado en sus cálculos.
Para predecir el tiempo atmosférico el meteorólogo usa
gráficos de isobaras, gráficos de la dirección del viento, fotos que le
proporcionan los satélites y todo sustentado por la propia ciencia de la
meteorología. En los Mercados Financieros se dispone también de gráficos que
muestran la evolución de un activo en todas sus facetas, existiendo multitud de
indicadores técnicos que ayudan a construir un escenario estratégico, se
dispone de figuras chartistas que se repiten constantemente en el tiempo, se
usan informes del valor intrínseco de la empresa, así como un análisis de
expectativas presentes y futuras, llevando a los analistas a predecir la
evolución de un activo asumiendo un mínimo error en el cálculo. Pero claro, la
dirección del viento puede cambiar en cualquier momento, sin avisar, entonces
la predicción se va al traste con todo el estudio.