
Las finanzas personales se componen principalmente de tres
partes bien diferenciadas y necesarias: los ingresos, los gastos y los ahorros.
A su vez, gestionar la economía doméstica supone un reto que para muchos se
convierte en un verdadero calvario. Por eso, aplicar un orden desde el mismo
momento en que se percibe el ingreso es más que necesario y, además, producente
tanto en el momento presente como en el futuro. Por si fuera poco, los expertos
suelen complicarlo todo un poco más al afirmar que es necesario disponer de un
fondo de emergencia con el que cubrir ente tres y seis meses los gastos de
subsistencia, pero no es posible si no se destina una parte de los ingresos al
ahorro y ahí es donde surge uno de los principales problemas de las finanzas
personales en lo que a gestión se refiere. El planeamiento de la gestión de las
finanzas del hogar nunca requerirá de un enfoque único, pero una estrategia
como la de esta simple regla puede ofrecer un punto de partida para los que se
inician en el control de los gatos personales.
No es difícil encontrar a gente que piensa que el ahorro
depende únicamente del dinero que se ingresa. En parte tiene su lógica: si se gana
poco, es posible que la mayor parte se destine a lo cotidiano, mientras que, si
los ingresos son más abultados, es posible que se pueda destinar una partida a
algún capricho o incluso al ahorro.