
La Inflación es algo que siempre debemos tener
presente a la hora de conjugar los beneficios obtenidos en nuestras inversiones,
pues será la encargada de dar el interés real a una inversión. De poco sirve obtener
una plusvalía de un 1% si la Inflación es del 2%; si así es, el resultado será
negativo: -1%.
Antes de entrar en materia de Inflación necesito introducir
un concepto por todos conocido: el IPC (Índice
de Precios de Consumo). En una economía de mercado, los precios están
sujetos a cambios constantes debido, principalmente, a la ley de la oferta y la
demanda. En consecuencia, este índice mide, en porcentaje, la evolución de los
precios de una cesta de bienes y servicios que representa el consumo de una
familia media, siendo este índice el que precisamente se suele usar para medir
la Inflación. La medición se realiza contabilizando el valor de una serie de
productos que un consumidor promedio requiere para vivir mensualmente en el
seno de una familia, de esta forma se determina cuánto dinero se necesita, de
forma aproximada, para vivir en un momento y lugar determinado.
Aclarado el concepto de IPC, veremos qué es la Inflación y algunas de sus variables
como la Deflación, Hiperinflación,
Desinflación, Estanflación y la Reflación.