Ramón Tamames, en el prólogo, define al libro en dos líneas, las primeras: “Estamos ante un libro un tanto singular, hecho por cinéfilos que han querido ver muchas cosas de la economía a través de la luz y la pantalla”. No es para menos porque la filmografía impone: estamos hablando que las conclusiones económicas que se relatan en el texto son consecuencia de más de 230 títulos de toda índole. Es cierto que algunos filmes tienen un marcado timbre económico, sin embargo, hay otros que hay que ser un verdadero experto en ambas tendencias para rascar y ver conceptos que, a la inmensa mayoría de los lectores, se nos pasan del apercibimiento. Como bien dice Luis Vicente Muñoz en el epílogo “…todo está impregnado finalmente de economía. Hasta las más románticas historias de amor tienen su lado económico”.