28 de diciembre de 2021

"El Espectador Económico", de Laura Blanco y Guillermo de Haro

La economía está plasmada en ámbitos de la vida que a priori cuesta imaginar. Una buena prueba de ello es “El espectador económico”, pues es capaz de sacarle al cine y a las series de televisión esas clases magistrales sobre la ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas. Por lo tanto, no me digan que originalidad no tiene. Su lectura le hará cambiar la manera en que ve el cine y las series de televisión si tiene cierto interés por la economía y las finanzas. El concienzudo repaso que hacen sus autores a los grandes temas económicos de siempre y también a los de actualidad se hace muy ameno y entretenido, porque son capaces de entrelazar las historias más clásicas con los contenidos actuales y peculiares del cine. Sus autores, Laura Blanco (periodista especializada en economía y locutora en Capital Radio) y Guillermo de Haro (profesor de economía en la Universidad Rey Juan Carlos y escritor), plasman en este libro los contenidos ampliados que venían haciendo en el programa de radio del mismo nombre en la cadena Capital Radio.

Ramón Tamames, en el prólogo, define al libro en dos líneas, las primeras: “Estamos ante un libro un tanto singular, hecho por cinéfilos que han querido ver muchas cosas de la economía a través de la luz y la pantalla”. No es para menos porque la filmografía impone: estamos hablando que las conclusiones económicas que se relatan en el texto son consecuencia de más de 230 títulos de toda índole. Es cierto que algunos filmes tienen un marcado timbre económico, sin embargo, hay otros que hay que ser un verdadero experto en ambas tendencias para rascar y ver conceptos que, a la inmensa mayoría de los lectores, se nos pasan del apercibimiento. Como bien dice Luis Vicente Muñoz en el epílogo “…todo está impregnado finalmente de economía. Hasta las más románticas historias de amor tienen su lado económico”.

21 de diciembre de 2021

Los Impuestos en los diferentes Activos Financieros

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A la hora de depositar los ahorros en cualquier tipo de activo financiero, si no se tienen en cuenta los impuestos, es posible que la rentabilidad esperada difiera bastante de la real, hasta el punto de que una rentabilidad positiva se puede convertir en negativa al dejar fuera la ecuación de la variable fiscal. La primera noción a tener en cuenta es que, de la misma forma que no todos los productos financieros son iguales, no todos tributan de la misma forma, ni en el mismo momento.

La mayoría de los vehículos de inversión tributan en el IRPF, en la base del ahorro, a un tipo marginal que oscila entre el 19% y el 28% (19% hasta 6.000 euros, 21% entre 6.000 y 50.000 euros, 23% entre 50.000 y 200.000 euros, 27% entre 200.000 y 300.000 euros y el 28% a partir de 300.000 euros). El Fisco hace distinción entre rendimientos del capital mobiliario (rentas procedentes de elementos patrimoniales, bienes y derechos de los que el contribuyente es titular) y ganancias y pérdidas patrimoniales, pudiéndose compensar por separado y después ente sí, dentro de unos límites preestablecidos, de tal forma que las minusvalías obtenidas se pueden compensar con las plusvalías para que únicamente se tribute por las ganancias reales.

Los únicos productos financieros que tributan en la base general, a modo de rentas del trabajo, son los Planes de Pensiones, los Planes de Previsión Asegurados (PPA), los Seguros de Dependencia y algún que otro Seguro Colectivo.

14 de diciembre de 2021

Historia de las Hipotecas

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Ser propietario de un inmueble siempre ha supuesto un cierto estatus social y un signo extrínseco de riqueza, más que nada porque ser poseedor de un patrimonio físico suponía un respaldo personal ante alguna situación económica familiar adversa. Ser dueño de la vivienda propia suponía no tirar el dinero que se le daba al arrendador por el alquiler, idea que aún perdura. Sin embargo, hoy en día, ser propietario de la vivienda habitual ya no equivale a ser rico, supone ir rellenando un longevo socavón financiero llamado préstamo hipotecario. Sin él, aunque sea una de las pesadillas financieras más temida, no formaríamos parte de una sociedad de propietarios inmobiliarios. Muchos de los aspectos que hoy se dan por sabidos en una hipoteca son fruto de una larga evolución histórica.

La hipoteca se remonta a las antiguas civilizaciones griega y romana. Tanto es así que el nombre proviene del latín hypothêca, originario de la unión de las palabras griegas Hypo (debajo) y Teka (cajón), haciendo referencia a algo que permanecía oculto y que no se podía ver al no encontrar signos externos de su existencia. Pero, en realidad, su origen, tal y como la conocemos hoy, data de la época del Imperio Romano para asegurar el pago de una deuda mediante una garantía económica que estaba a disposición del acreedor, en la medida que el deudor no ejecutara el pago de la obligación contraída.

7 de diciembre de 2021

¿Qué es el Rally de Navidad, Rally de Fin de Año o Santa Claus Rally?

El análisis estacional se encarga de observar cómo el precio de cualquiera de los activos financieros tiene unas pautas de comportamiento parecidas en determinados periodos específicos del año. La conclusión de este tipo de análisis propone que hay unas épocas donde el precio presenta una dirección específica. Evidentemente, esto se hereda de los americanos en donde la estadística es un dogma de fe.

La pauta estacional, como es el caso que trae causa esta entrada, es un comportamiento repetitivo del Mercado en un periodo muy concreto y únicamente su análisis está basado en la estadística, no teniendo nada que ver el análisis fundamental ni el técnico. La estadística es una media, por lo tanto, que existan pautas no quiere decir que se cumplan siempre, por lo que el riesgo de que no se cumpla siempre estará ahí. La seguridad en el comportamiento de la Bolsa no deja de ser una utopía.

El Santa Claus Rally o, en español, Rally de Navidad o Rally de Fin de Año es una pauta alcista comprendida entre los últimos cinco días de cotización del año que termina y los dos primeros del año que comienza. Esa es la razón por la que los medios especializados y profesionales financieros, cuando finaliza el año, siempre hablan de esta pauta. El término, en definitiva, se utiliza para describir la tendencia alcista del Mercado de Valores durante el periodo de tiempo navideño. Es más, dice la estadística que si este fenómeno no se cumple el año será malo para los Mercados Financieros.