Cualquier encuesta que se precie, a la pregunta sobre qué
nos preocupa a los españoles, saldrá una amplia mayoría que responda con su
incertidumbre sobre la viabilidad futura del Sistema Público de Pensiones tal y
como lo conocemos hoy en día, proponiendo, eso sí, a su medida, que se acometan
cambios sin que nos afecte mucho con el fin de adaptar el sistema a la
transformación demográfica y social que se está llevando a cabo en nuestro
país.
Los cálculos que hacen los expertos no generan mucho
optimismo que digamos. Dicen que para el 2050 se esperan 15 millones de
pensionistas. Usando el sistema actual de reparto, se necesitarían más de 28
millones de cotizantes a la Seguridad Social para asumir, sin demasiadas
dificultades, el pago de las pensiones tal y como las conocemos hoy. A tenor de
las citadas cifras, nuestro Sistema de Pensiones está abocado, sin remedio, a
una merma sustancial en la cuantía de reparto a cada pensionista para descartar
su quiebra técnica. Con el fin de evitar ese futuro tan drástico y no imposible
que nos espera, constantemente se están planteando nuevas medidas para, según
se pueda, irlas implantando con el consiguiente consenso entre los diferentes
actores que intervienen en el proceso. Todas esas medidas pasan por el aumento del
ahorro complementario, bien sea público o privado, de cara a la futura
jubilación. Tal es el caso, que ya nos hemos familiarizado con los tecnicismos
que trae causa esta entrada.