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22 de junio de 2021

La dificultad para comprar una vivienda aumenta con cada generación

Foto by pixabay.com
No estoy dando ninguna exclusiva si digo que comprar una casa es el sueño de la mayoría de los españoles. Está tan arraigada la necesidad de tener una en propiedad para vivir en ella que rara es la vez que se plantea como una inversión, convirtiendo a España en uno de los países con mayor número de propietarios y con más número de viviendas por unidad familiar. Sin embargo, la compra de una vivienda suele ser la mayor inversión de nuestras vidas y, además, condicionará el resto de las opciones financieras a las que tiene acceso el inversor doméstico. Considerar a la vivienda como un activo financiero de cara al futuro hace que su compra se vea también desde otro prisma diferente y no solo como para usarla como morada. Observen en su círculo de conocidos como casi todos hablan, sobre todo en los ciclos económicos alcistas, del precio de su vivienda, aunque no tengan ninguna intención de venderla; por el contrario, en los ciclos bajistas, apenas si se menciona debido a que, como antes, no hay intención de ponerla en venta.

Según revela un estudio del Banco Central europeo (BCE) sobre la vivienda en España, la dificultad para comprar una casa ha ido aumentando con cada generación. El informe evidencia que mientras que en 1988 se necesitaban menos de tres años de salario bruto para comprar una casa, en la actualidad se necesitan más de siete, continuando con una tendencia alcista y sin vistas a que mejore. Hace años, a diferencia de la actualidad, tener unos ingresos bajos no era un excluyente para acceder a una casa. Una explicación muy superficial pasa por cuantificar la divergencia existente entre el avance imparable de los precios inmobiliarios y el estancamiento que se viene produciendo de los salarios (descontando la inflación) en términos reales.

8 de junio de 2021

El fenómeno monetario de la Inflación

Foto by pixabay.com
La historia económica más reciente es ampliamente conocida por todos los lectores: en marzo de 2020, la economía global sufrió el doloroso impacto del confinamiento provocado por la COVID-19 hostigando el hundimiento de todos los Mercados Financieros, incluidas las materias primas industriales. De inmediato, los Bancos Centrales, aplicando sus políticas de QE (Quantitative Easing), inyectaron tales cantidades de efectivo que inundaron los Mercados de dinero haciendo que los inversores volviesen a asumir riesgos a la hora de crear sus carteras. Esa actitud tuvo como resultado una vertiginosa reacción alcista de los Mercados, convirtiendo la brusca caída inicial en la recuperación bursátil más rápida de la historia, dejando a la mayoría de los índices en máximos históricos sustentados (incluso hoy) por las políticas de expansión de los Bancos Centrales.

Solventado ese problema inicial, surge el razonamiento de la teoría monetaria al afirmar que a corto y medio plazo tanta cantidad de dinero en circulación provocará una subida de los precios haciendo aparecer la inflación. La afirmación de que la inflación es un fenómeno monetario se sustenta en la teoría cuantitativa del dinero: la variación de los precios es directamente proporcional a la oferta monetaria. Dicha relación se basa en la identidad según la cual el valor de las transacciones que se llevan a cabo en la economía es similar a la cantidad de dinero que circula en ella, es decir, la velocidad del dinero. Si se asume que la velocidad del dinero es constante en una economía sin crecimiento económico, la tasa de inflación es igual a la tasa de crecimiento del dinero. Por el contrario, si se incrementa la oferta monetaria habrá más dinero en busca de los mismos bienes y servicios, provocando una subida de los precios.

25 de enero de 2021

Los coeficientes Alfa, Beta y Volatilidad

Los coeficientes Alfa, Beta y Volatilidad forman parte de los denominados indicadores cuantitativos cuya misión es cuantificar el riesgo de una inversión. Si bien el Alfa y la Beta son indicadores que sirven de referencia a los inversores más experimentados, no es motivo para que el inversor doméstico, particular o minorista no sepa qué función desempeñan, aunque no aporten la evolución exacta del activo financiero ya que se calculan a partir de datos históricos, en función del comportamiento que han tenido en el pasado junto a su Volatilidad.

Los tres indicadores son válidos para cualquier tipo de activo financiero: bien sea una acción, una cartera, un índice o un fondo de inversión, siendo una referencia que juntas indicarán si es recomendable o no entrar en un activo anteponiéndonos a los riesgos que se puedan contraer.

No enunciaré ninguna fórmula de cálculo para ninguno de los indicadores entendiendo que no son significativas ni representativas ya que sus valores se pueden obtener de cualquier página especializada en finanzas.

30 de noviembre de 2020

¿Qué es y qué indica el TER en un Fondo de Inversión?

El Fondo de Inversión es el activo financiero más versátil para el ahorrador porque raro será no encontrar uno que no se adapte a nuestras necesidades. El inversor doméstico se fija en la rentabilidad conocida que ofrece mermándola los gastos y costes que lleva implícito el fondo; por esta razón, es muy importante conocer de antemano ese tipo de gastos que serán decisivos a la hora de calcular la posible rentabilidad que ofrezca el fondo elegido. De esta forma, creo que debe ser de obligado conocimiento para todos los partícipes el Ratio de Gastos Totales o, en inglés, Total Expense Ratio (TER). El TER es el porcentaje anualizado de gastos que soporta y lleva implícitos un Fondo de Inversión sobre su patrimonio. Este dato deberá aparecer en el folleto del fondo y en los informes trimestrales que se envían a los partícipes.

El beneficio que ofrezca este tipo de activo financiero se debe a la pericia del gestor a la hora de invertir el patrimonio del conjunto de los partícipes restándole los gastos. Atendiendo a esto, nos fijaremos en la categoría que mejor se adapte a nuestras necesidades de inversión para luego observar el que más beneficios obtiene y menores gastos. Por lo tanto, el TER debe de estar presente siempre a la hora de decidirse por un fondo u otro independientemente del entorno del Mercado. El que un fondo tenga un TER más elevado que otro no quiere decir que sea mejor ni peor, tampoco indicará nada sobre sus rendimientos de inversión pues todo eso dependerá de la propia gestión, pero sí nos dejará muy claro en qué cuantía disminuirán todos esos resultados a la hora de plasmarlos en los beneficios que obtendrán los partícipes.

26 de octubre de 2020

¿Qué es un Spin-Off?

Foto by pixabay.com

Spin-Off o, en español, escisión es una locución para indicar un movimiento estructural de una empresa, cotizada o no, por el que surge una compañía que funcionará de una forma totalmente independiente desde otra ya existente denominada matriz. La empresa matriz, sin realizar una liquidación total, cede parte de sus áreas de negocio, de sus activos y pasivos a la nueva para que esta última se consolide como una empresa independiente de la que se escinde, adquiriendo independencia jurídica, financiera y comercial. La nueva compañía seguirá colaborando con su matriz en las actividades que consideren oportunas.

El Spin-Off lo suelen realizar las grandes multinacionales no para dividirse sino para crear otra unidad que lleve parte de los negocios que permitan optimizar la actividad principal de la compañía madre. La nueva compañía, con la inercia que le otorga su matriz, tiene un horizonte para crecer con nuevos negocios por delante sin que sean ensombrecidos por la actividad principal de la empresa de la que se escinde.

11 de junio de 2020

La Volatilidad Financiera asusta, pero no mata


El incremento de la volatilidad en los Mercados Financieros es noticia generalizada, un día sí y otro también, siendo muy sensibles a cualquier situación anómala e inesperada, situación que los inversores domésticos tienen que acostumbrase a padecer a diario. Ocurra lo que ocurra, siempre habrá una explicación más o menos coherente para dar explicación a sus movimientos

La volatilidad, sin entrar en detalles matemáticos ni técnicos, mide el grado de incertidumbre existente en un activo financiero o en un Mercado. Se utiliza para cuantificar los cambios aleatorios que se producen en las rentabilidades de los diferentes productos de inversión. Nació el mismo día que nacieron los Mercados Financieros y se pueden diferenciar tres tipos: histórica (se basa en el pasado), implícita (la actual) y futura (no se conoce, se estima). Al medir las fluctuaciones que experimenta un activo con respecto a su media en un periodo de tiempo determinado, ayuda a cuantificar el riesgo asumiendo que es directamente proporcional a la volatilidad.

Conocer las características de riesgo de una determinada inversión es fundamental para entender su posible comportamiento futuro. También es importante para el conjunto de la cartera del inversor debido a que cada activo tendrá características de riesgo diferentes. Tener en cuenta esta característica contribuirá a establecer una correcta diversificación. El inversor doméstico no puede, de ninguna manera, controlar las caídas de los Mercados, pero sí puede controlar el riesgo de sus inversiones porque es directamente proporcional al beneficio futuro de la inversión. Por lo tanto, no está de más recordar que buscar el equilibrio entre ambos es algo que siempre jugará a favor del ahorrador dejando el camino más despejado al rendimiento positivo.

25 de abril de 2020

Valor vs. Precio, una de las claves en el mundo de las inversiones

Decía Oscar Wilde que “el cínico es el que sabe el precio de todo y el valor de nada” y es verdad: diferenciar el valor del precio de un activo financiero es uno de los pilares esenciales de la inversión debido a que, con mucha más frecuencia de lo que se piensa, no se distingue un activo caro de otro barato porque se atiende únicamente a su precio. Cuando un activo, cualquiera, ha perdido valor para el Mercado, se refleja directamente en el precio de su cotización. Por consiguiente, cuando un inversor paga por una acción un precio superior al de cotización, ese precio que está dispuesto a desembolsar está por encima del valor de Mercado. Adam Smith lo deja muy claro con su famosa paradoja del agua y los diamantes: “el agua es más valiosa que los diamantes, pero inmensamente más barata”. Así, cuanto más valor se le dé a algo, más se estará dispuesto a pagar por él.

Por lo tanto, el precio y el valor van por el mismo camino, pero no de forma paralela, por eso no siempre serán equitativos el uno con el otro. En los Mercados Financieros, habitualmente, el precio de cotización de las acciones no se ajusta al valor real de la compañía.