La
inversión más importante que se realiza a lo largo de la vida es la compra de la
vivienda habitual. Lo ideal sería tener los ahorros
suficientes para afrontar dicha compra sin dificultades, pero la realidad no es
esa. La realidad es que, si se quiere una vivienda en propiedad, hay que acudir
a una entidad financiera para que nos preste el dinero para su adquisición.
Una
hipoteca es un crédito que se concede para comprar una
vivienda, habitual o no, que se garantiza con la propia vivienda. La cuota a
pagar se divide en dos partes: por un lado, estará la parte de amortización del
capital prestado y, por el otro, los intereses convenidos según la oferta
vinculante.
En el mercado existen diferentes tipos de hipotecas que se
pueden clasificar por el tipo de interés (hipoteca tipo fijo, hipoteca
tipo variable, hipoteca tipo mixto), por el tipo de cuota (hipoteca de
cuota fija, hipoteca de cuota variable), por el tipo de cliente
(hipoteca para jóvenes, hipoteca para no residentes, hipoteca para colectivos),
por el tipo de inmueble (hipoteca VPO, hipoteca primera vivienda,
hipoteca segunda o sucesivas viviendas) y por su naturaleza (hipoteca
multidivisa, hipoteca inversa, hipoteca subrogada).