El Producto Interior Bruto (PIB) es un indicador
económico que mide el valor de mercado de todos los bienes tangibles y
servicios que se producen en una región o país durante un periodo específico de
tiempo, siendo tal su importancia que se considera como la variable principal
en la contabilidad del territorio que ha servido para su cálculo, siendo la
principal medida que se usa para evaluar la riqueza de un país conociéndose
también como Renta Nacional, por eso refleja a la perfección la
evolución económica. Su valor no debe de confundirse con el de la Inflación:
aunque PIB e Inflación utilizan los bienes y servicios para su cálculo, la
Inflación no incluye todos los que forman parte del PIB. Fue creado por Simon Kuznets (premio Nobel de Economía en 1971) al incluir este término en un
informe de los años 30 del siglo pasado para afianzar las cuentas financieras
de los Estados Unidos.
Para su cálculo, bastante complejo, es necesario
conocer cada uno de los bienes y servicios totales que han intervenido en la
producción de un territorio, excluyendo las externalidades, las ventas de
segunda mano, los bienes de autoconsumo y la economía sumergida (según Gestha
-Técnicos del Ministerio de Hacienda- supone un 25% de la economía española). Por
tanto, calcula toda la actividad económica de una región o país según ciertas
premisas: únicamente se calcula la actividad económica que se realiza dentro de
la propia zona de cálculo y no se descuentan los consumos de capital. Si la tasa
de desviación es mayor que cero, se entiende que hay crecimiento económico; por
el contrario, si la tasa es inferior a cero, dará lugar su lectura a un decrecimiento
económico. Su fórmula de cálculo es la siguiente: