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La teoría de
la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) sobre la fijación de los tipos de
cambio establece que los niveles de precio entre dos países deberían ser
iguales, determinando el tipo de cambio de equilibrio entre dos monedas a
partir de la estructura de precios relativos entre dos economías diferentes.
Esto significa que los bienes en cada país costarán lo mismo una vez que las
divisas se hayan intercambiado. Sin embargo, esto no es así porque el poder
adquisitivo de las divisas es diferente. Como con cualquier activo, existe el
valor real de una divisa y el valor nocional, con el que operan los mercados
financieros. Según esta teoría, la economía de un país con unos niveles de
precios superiores debe experimentar una depreciación de su divisa para
compensar su menor competitividad a través de los precios. Por tanto, si una
moneda cotiza más cara que el nivel establecido por el cálculo de paridad del
poder adquisitivo, diríamos que está sobrevalorada y viceversa. Al final, el
objetivo de medir la PPA es hacer comparaciones más eficaces entre dos divisas,
ajustándose a las diferencias locales de poder adquisitivo.
En estos
últimos meses, por ejemplo, se ha visto cómo el euro ha ido perdiendo valor con
respecto al dólar debido a que el mercado se ha ido anticipando a las posibles
consecuencias de las políticas monetarias que los Bancos Centrales están
poniendo en marcha. No nos olvidemos que las fluctuaciones que experimenten las
divisas perturban (y mucho) el mercado de bienes y servicios de la economía
cotidiana, por eso, la estabilidad es uno de los principios fundamentales de la
política monetaria.