Don Quijote de la Mancha, nuestro libro
más universal, ha sido considerado como un símbolo de España. Tanto es así que
algunos autores lo mencionan como nuestro embajador universal porque muestra la
realidad de una época. En un principio, se leyó como una obra más o menos
cómica atendiendo a las aventuras y desventuras del caballero y su escudero.
Con el tiempo, se reconoció su valor trascendental y se han ido extrayendo
grandes enseñanzas quedando, incluso, como el gran libro de citas célebres.
Miguel de Cervantes nos muestra el panorama y las
condiciones socioeconómicas españolas de la época (siglos XVI y XVII)
poniéndolas en boca de Don Quijote y Sancho. Nunca habla de la época en que los
protagonistas realizan sus aventuras, pero es de suponer que autor y personajes
eran contemporáneos. Esa época, forma parte del comienzo de la decadencia
económica de aquel país “en el que nunca
se ponía el sol”. Cervantes, en este caso, ha sido relegado por su
personaje y, así, es más común oír hablar de la “época del Quijote” que de la “época
de Cervantes”.