El chaturanga es un antiguo juego originario de la India y del cual parece prevenir el ajedrez tal como lo conocemos hoy en día. Sin embargo, en el libro persa “Shāhnāmeh” del siglo XI (“El Libro de los Reyes” o “La Épica de los Reyes”, obra poética y la epopeya nacional del mundo de habla persa) se habla de una leyenda, la Leyenda de Sissa, sobre el origen del ajedrez. Bien es verdad que cuenta con varias versiones posteriores y todas ellas incorporan el mismo problema de progresión geométrica.
En el libro
“El hombre que calculaba” (novela que al mismo tiempo se puede considerar como
un libro de problemas y curiosidades) también existe una versión similar con el
mismo argumento.
Dice la
leyenda que, hace mucho tiempo, reinaba en la India un rey (dependiendo de la
versión, tenía diferentes nombres: Sheram, Shihram, Rai Bhalit…) que perdió a
su hijo en una de las batallas contra uno de sus enemigos y eso lo dejó
profundamente triste, hasta el punto de que nada de lo que le ofrecían lograba
alegrarle.
Un buen día,
un tal Sissa, pidió audiencia con el rey para presentarle un juego que,
aseguró, conseguiría divertirle y recuperar la alegría que había pedido tras la
muerte de su hijo. Ese juego era el ajedrez. Sissa le explicó las reglas del
juego al rey y jugaron durante horas. El rey quedó maravillado con ese juego
porque, además de quitarle la pena en la que estaba sumido, reflejaba la
importancia de cada pieza y la necesidad de estrategia, cooperación y
previsión.