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La planificación financiera personal pasa por definir los
intereses pecuniarios individuales, así como por los objetivos económicos a
conseguir. El punto de partida de las finanzas individuales, al diferir el
consumo, es el ahorro; a partir de él, se le irá dando forma para elegir
adecuadamente el activo en base al riesgo que estemos dispuestos a asumir y al
tiempo que prescindamos de ese ahorro.
A menudo, se utilizan los términos de ahorro, inversión y
especulación como sinónimos, pero no son lo mismo, aunque exista entre ellos una
relación muy estrecha. La diferencia fundamental estriba en el destino que se
le da al dinero y su confluencia se apoya en que el dinero depositado se
reserva para un futuro añadiéndole o no una revalorización y un posible riesgo.
Las definiciones lingüísticas que aparecen en la RAE (Real Academia Española) nos despeja las primeras dudas sobre cada concepto:
- Ahorrar: Reservar una parte de los ingresos ordinarios. Guardar dinero como previsión para necesidades futuras.
- Invertir: Emplear, gastar, colocar un caudal.
- Especular: Efectuar operaciones comerciales o financieras con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o los cambios.
AHORRO
El ahorro es aquel dinero que renunciamos a gastarlo en un
momento preciso, pudiendo disponer de él en el futuro de una forma casi
inmediata, en el caso de necesidad monetaria, para cubrir un imprevisto,
depositándolo en un lugar sin riesgo, como bien puede ser una caja fuerte, una
cuenta bancaria o un simple depósito, donde el riesgo de pérdida apenas existe.
La rentabilidad que se obtiene es muy exigua, especialmente
cuando los tipos de interés son muy bajos. La inflación se ceba especialmente con
él debido a que el dinero pierde valor con el paso del tiempo. Por el
contrario, con la deflación sale beneficiado.
Es decir, el ahorro es aquel dinero que se reserva para un
futuro, con la certeza de que su pérdida únicamente será la disminución del
poder adquisitivo por el efecto de la inflación y, en el caso de que genere
algo de rentabilidad, ésta será previamente conocida.
INVERSIÓN
La inversión está basada en la idea de que se renuncia a
gastar en el presente con el fin de obtener una rentabilidad futura. Invertir
consiste en poner a trabajar nuestro dinero para que genere un rendimiento
haciendo un estudio previo del binomio riesgo-rentabilidad. Con la inversión se
está corriendo el riesgo de pérdida del principal pues la revalorización que se
espera es incierta, llegando a ser, en ocasiones, negativa.
Los factores de riesgo, liquidez y tiempo están directamente
relacionados: cuanto mayor riesgo exista de pérdida de capital mayor será la
rentabilidad esperada; a mayor tiempo de pérdida de liquidez, mayor
rentabilidad.
Al invertir se busca un rendimiento extra para nuestro
dinero sin pensar en la cobertura de un gasto sobrevenido al no tener la
certeza de poder recuperar el monto depositado debido a la incertidumbre
implícita. Por lo tanto, ni está garantizada la rentabilidad futura ni está
garantizado el dinero depositado.
Los activos típicos para la inversión son: renta fija, renta
variable, deuda pública, fondos de inversión en cualquiera de sus variantes,
seguros, inmuebles, monedas, materias primas y… un largo etcétera, pues
cualquier activo que se precie es apto para la inversión. La inversión, a su
vez, está ligada a la producción por considerarse una propiedad que aspira a la
obtención de beneficios.
ESPECULACIÓN
La línea que separa la inversión de la especulación no está
muy definida ya que toda inversión requiere de una especulación; por este
motivo, la mayoría de la gente ve a los inversores como especuladores, pero no
todos los inversores actúan de la misma forma y he ahí la principal diferencia.
La especulación también pone el dinero a trabajar para
obtener una rentabilidad, pero, en este caso, se pretende que el beneficio
obtenido provenga en un periodo muy corto de tiempo provocado por la escasez
del bien, por el aumento desmesurado de la demanda u otras condiciones endógenas
y exógenas del mercado.
El especulador no tiene ninguna intención de producir o
generar nada, únicamente pretende comprar un activo para volver a venderlo en
el momento que satisfaga sus expectativas o, muy importante, si se ha
equivocado y no ha resultado beneficioso deshará la posición de inmediato con
el fin de reducir al máximo las pérdidas obtenidas. El riesgo que se asume es
muy alto, pero está sumamente controlado.
La especulación es muy complicada y requiere de una gran
sabiduría, experiencia y mucha disciplina. A menudo se dice, y con razón, que
muchas inversiones de largo plazo provienen de una mala especulación en el
corto. La especulación es ajena al activo donde se deposita el dinero,
únicamente se busca la posible plusvalía que se genere.
…oooOOOooo…
A modo de resumen:
El ahorrador guarda su dinero en un producto seguro
para obtener un beneficio minúsculo a cambio de la seguridad de no perder parte
del principal.
El inversor espera obtener ganancias bien por la
revalorización vía dividendos, o por el aumento del precio del subyacente.
El especulador obtiene sus beneficios en función del
movimiento del activo subyacente bajo una predicción del comportamiento de los inversores.
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