19 de julio de 2022

¿Qué es la Ingeniería Financiera?

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Según la Real Academia Española (RAE) la Ingeniería Financiera tiene dos afecciones: la primera, es el “conjunto de técnicas dirigidas a la construcción de nuevos productos financieros y al análisis de sus propiedades” y, la segunda, es la “manipulación de la contabilidad, dirigida a presentar una imagen más favorable que la real de una empresa”. El Diccionario Panhispánico del Español Jurídico la define como el “diseño de instrumentos u operaciones financieras muy complejas, valiéndose de los nuevos tipos de activos financieros, como son los futuros, para la financiación de algún tipo de proyecto, tratando de disminuir los riesgos e incrementar los beneficios”. Al margen de la definición de estas dos instituciones también se puede detallar como que la Ingeniería Financiera es un campo multidisciplinar relacionado con la creación de nuevas estrategias e instrumentos financieros, teniendo como objetivo controlar con precisión milimétrica el riesgo financiero que se asume en cada estrategia inversora.

En definitiva, hace acopio de los procedimientos propios de la ingeniería tecnológica e industrial y los adapta a las finanzas para que los activos financieros estén engarzados a las nuevas tecnologías, creando y gestionando nuevas formas de hacer finanzas con el fin de introducir estrategias que diversifiquen el riesgo y favorezcan las bases de la especulación, reestructurando el perfil de las finanzas existentes y consiguiendo otros perfiles con unas propiedades renovadas y más rentables y, cómo no, sin olvidarse de generar un aumento de la productividad financiera del negocio empresarial. Para poder realizar todos estos procesos, se lleva al máximo extremo la teoría financiera utilizando modelos matemáticos complejos acompañados de la programación informática y así poder tomar decisiones más acertadas de inversión, cobertura y gestión de los diferentes activos financieros. Poco a poco, sus garras han llegado hasta cualquier entidad bancaria e intermediario financiero.

La ingeniería financiera moderna, también denominada finanzas matemáticas o finanzas computacionales, está formada por opciones, futuros, contratos a plazo, CDS (Credit Default Swap y swaps (permutas financieras), dando lugar a estructuras financieras cada vez más complejas.

El ingeniero financiero debe de tener una sólida formación en los Merados Financieros, manejar los cálculos de probabilidad, estadística, investigación, simulación, riesgos, diferenciales y el software específico de ingeniería. A partir de ahí, su empleabilidad pasa por el sector bancario, empresas de consultoría y gestión de la tesorería, en compañías de seguros, empresas de gestión de activos y fondos de inversión.

Las aplicaciones más básicas de la Ingeniería Financiera son: arbitraje (obtención de márgenes reducidos cuando los precios no se corresponden con las pautas establecidas), cobertura (eliminación del riesgo tomando una posición opuesta a la inversión inicial), especulación (se caracteriza por un elevado grado de apalancamiento creando estrategias complejas buscando unos resultados rápidos) y estructuración (reestructuración de las características de las transacciones).

La innovación, en cualquiera de sus ámbitos, lleva consigo una serie de consecuencias, y en temas financieros tampoco es diferente. Ha provocado una reducción importante de costes tanto de gestión como de transacción, consiguiendo que el riesgo se comparta de forma efectiva optimizando, a su vez, la asignación de recursos y obligando a redefinir la política monetaria y la supervisión del sistema financiero.

La Ingeniería Financiera también tiene una cara oculta que roza las malas prácticas y una ética más que dudosa, aunque se haga de una forma adaptada a la legalidad. Tal es el caso cuando se utiliza para crear y comercializar productos financieros de alta complejidad no aptos para todos los ahorradores/inversores. Maquillaje de las cuentas empresariales. Utilizar los paraísos fiscales con complejos entramados empresariales con el fin de evitar el gravamen de los impuestos locales. O, por ejemplo, usarla con fines estratégicos para el ahorro fiscal. Todavía resuena, y a algunos ahorradores les crea escalofríos, cuando oyen hablar de las acciones preferentes o las hipotecas subprime.

La tecnología no para de avanzar y en el ámbito de las finanzas el fin es encontrar instrumentos que permitan rentabilizar los ahorros y encontrar fórmulas más eficientes para la cobertura de riesgos. Aquí es cuando las entidades financieras usan la ingeniería para diseñar nuevos productos y reciclar las viejas estructuras ante los nuevos modelos de inversión.

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