4 de enero de 2022

Compañías de Baja Capitalización o Small Caps

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De manera coloquial, se denominan Small Caps o Compañías de Baja Capitalización a aquellas empresas que cotizan en los Mercados Financieros y poseen una pequeña capitalización bursátil. En principio, no existe ninguna regla general para definir a las Small Caps según su valor numérico, pero de una forma orientativa, en el Mercado Bursátil Español, se pueden considerar así a aquellas compañías con una capitalización inferior a los 1.000 millones de euros. En otros Mercados, el valor de su capitalización para su catalogación puede variar significativamente con respecto al nuestro. En España, existe un índice que está formado por este tipo de empresas, el IBEX SMALL CAP, estando diseñado para representar el comportamiento de los valores de menor capitalización negociados en la Bolsa española y, a su vez, para servir como subyacente de otros productos de inversión.

Invertir en este tipo de compañías se puede realizar de la misma forma que si de otra compañía de mayor capitalización se tratase. Dentro de sus ventajas, destaca su alto potencial de crecimiento debido a que, como su tamaño es reducido, su capacidad de crecimiento es mayor que otras más grandes. Es más, los índices bursátiles que las incluyen suelen tener mejores medias en lo que a rentabilidad se refiere. Paralelamente, los inversores y los analistas no las siguen de una forma habitual, lo que da lugar a una ineficiencia en el Mercado y a que haya empresas infravaloradas ofreciendo una gran oportunidad de inversión.


Es muy habitual que, si una de estas compañías presenta resultados positivos, por ejemplo, y no salen en los medios sin que nadie los comente y valore, se pasarían totalmente por alto. Por el contrario, al no ser empresas analizadas cotidianamente, las novedades que vayan aportando no estarán descontadas por el Mercado, lo que provoca que el inversor que quiera invertir en una Small Cap deberá realizar un proceso individual de investigación para sacar sus propias conclusiones sobre el precio de cotización. Por esto último, el riesgo de invertir en una de ellas es superior al de las compañías de más alta capitalización.

El principal problema de las empresas de baja capitalización es la escasa liquidez que muestran diariamente en su cotización, asociado al reducido número de accionistas. Esta falta de liquidez hace complicada tanto la compra como la venta por no encontrar la suficiente contrapartida en el Mercado Bursátil, además de existir una horquilla de cotización (diferencia entre los precios de compra y de venta) bastante elevada. Esta vicisitud hace inviable la colocación de órdenes sin límite operativo por el riesgo que conlleva dándose el caso que, en no pocas ocasiones, el diferencial puede contener dos dígitos de puntos porcentuales.

Un gran inversor puede mover el valor en una dirección u otra de la misma forma que una noticia financiera sobre la compañía hará que su precio fluctúe, en un sentido u otro, de una forma descontrolada dando, en un instante, un giro inesperado a las expectativas. De igual modo, una posición “corta”, por su escasa liquidez, puede provocar caídas extremas no aptas para la mayoría de los inversores domésticos.

Para el estudio de las Small Caps resulta más eficiente el Análisis Fundamental que el Técnico. Debido a su escasa liquidez y a un número reducido de inversores que se mueven en ellas, producen constantes señales técnicas falsas, rompen constantemente tendencias y sus máximos o mínimos históricos pueden ser modificados sin haber sido provocada su ruptura por la evolución cotidiana de la compañía, pero sí producir un gran impacto en los inversores. Los volúmenes negociados y los tamaños de las posiciones suelen resultar de suma utilidad para prescribir un movimiento de relevancia y actuar en conveniencia.

Es verdad, que para obtener rendimientos atractivos para los ahorros no hay que limitarse únicamente a las acciones de las compañías más grandes y conocidas. Dentro de las Small Caps, hay compañías muy sólidas y con buenos balances, pero no queda más remedio que seleccionarlas cuidadosamente. En el caso de que no sea posible, también existe la posibilidad de invertir en ellas a través de Fondos de Inversión cuyos activos estén formados por este tipo de compañías.

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