Las velas japonesas (candlestick, en inglés) son una representación gráfica del movimiento del precio de un activo financiero, en un espacio de tiempo determinado. Se llaman velas japonesas porque su formación se asemeja a la silueta de una vela con su pabilo o mecha y son originarias de Japón.
Una vela
japonesa está formada por dos elementos principales: el cuerpo y las mechas
(también llamadas sombras o pabilos). La vela en su totalidad representa el
movimiento del precio de un activo en un determinado periodo de tiempo (un año,
un mes, una semana, un día, una hora, etc.). El cuerpo es el rectángulo que
representa la diferencia entre el precio de la apertura y el cierre en el
periodo de tiempo establecido. Si el periodo de tiempo establecido ha sido
alcista, el comienzo de la sesión se marca en la parte inferior del rectángulo y
el cierre en la parte superior, dibujándose de color verde o blanco (sin
relleno); por el contrario, en una sesión bajista, el inicio se corresponde con
la parte más alta del cuerpo y el final con la parte más baja, dibujándose, en
este caso, de color rojo o negro. La longitud del cuerpo, distancia entre la
apertura y el cierre, indicará la fuerza del movimiento del precio en el
periodo de tiempo establecido para la medida, no teniendo nada que ver el
volumen de negociación. Mientras que en un cuerpo de vela grande indica una
fuerte presión alcista/bajista, un cuerpo pequeño es indicativo de una
fluctuación muy pequeña del precio durante todo el periodo.
Las mechas de
las velas se forman atendiendo al precio máximo y mínimo de la cotización del
activo en el periodo elegido, dibujando lo que sería la mecha superior e
inferior respectivamente, proporcionando una información muy valiosa sobre cómo
se ha desarrollado la compraventa durante todo el periodo de formación de la
vela. La longitud de la mecha puede ser larga o corta, indicando la volatilidad
que ha habido durante el periodo de tiempo que se ha querido representar. Una
mecha larga es indicativa de la cantidad de comercio que hubo lejos de los
puntos de apertura o cierre durante el periodo de formación de la vela; las
sombras cortas indican que casi toda la actividad comercial de la sesión se
desarrolló entre los precios de apertura y cierre. Las sombras no tienen por
qué tener una longitud igual, es más, casi nunca serán iguales.
Las velas
japonesas siempre muestran el movimiento del precio, por lo tanto, muestran la
interacción entre los compradores y los vendedores. Pero lo que no refleja una
vela es la sucesión de eventos que han ocurrido durante el transcurso de la
sesión. Es decir, una vela muestra, como se ha visto, el precio de apertura, de
cierre, el máximo y el mínimo, pero no lo que ha ocurrido por el medio. Por
ejemplo, no dice cuándo la cotización alcanzó el máximo o el mínimo, ni si
sucedió uno antes que el otro. En definitiva, aunque las velas ofrecen de un
solo vistazo información muy valiosa, la actividad de cómo se ha desarrollado
la compraventa puede variar mucho entre dos velas que tengan una silueta
similar.
De ahí se deduce
que el análisis basado en las velas japonesas ofrece una representación gráfica
del mercado en un periodo de tiempo, mostrando el efecto y no las causas del
movimiento. Por eso, son consideradas por los analistas como una herramienta
muy útil al ofrecer una imagen generalizada del comportamiento del valor, asociándose
al análisis técnico y no con el análisis fundamental. Si lo que se desea es
profundizar en el análisis del valor hay que acudir a otros métodos más
enfocados hacia el estudio del comportamiento interno del activo financiero.
Las velas
japonesas son una de las mejores formas de visualizar los gráficos financieros.
Los mercados están influenciados por las emociones de los inversores que acuden
a él, por eso, es necesario estudiar el comportamiento del factor psicológico:
los humanos reaccionamos de igual forma en situaciones similares, haciendo que
el análisis del patrón de velas funcione. Al ser una herramienta muy útil para
la lectura de la formación de los precios es muy importante aprender a
identificar las diferentes formaciones que se van presentando, lo que se conoce
como patrones de velas japonesas. Las diferentes formas de las velas tienen
significados diferentes y los japoneses le han dado nombres un tanto
extravagantes a las figuras que forman, pero no dejan de ser muy efectivas y
que utilizan multitud de inversores, de ahí su eficacia. Las diferentes
combinaciones del cuerpo y las sombras hacen que adquieran diferentes
significados.
El gráfico de velas japonesas es una de las categorías de análisis técnico más antiguo y usado en el mundo. Aunque este tipo de análisis en el mundo occidental se ha hecho popular en años recientes, en Japón, de dónde proviene su nombre, se han estado utilizando desde hace varios siglos. De hecho, fue en el siglo XVII cuando se comenzaron a utilizar para operar en los mercados de futuros del arroz del país nipón.
Sorprende que haya que remontarse a 1697, año que nació
la Bolsa de Arroz Dojima de Osaka, para darse cuenta de que en esa época es
cuando surgieron los futuros como tal: se extendían recibos por ese arroz
futuro y esos recibos se comercializaban en un mercado secundario denominado “arroz
vacío” por no tener propietario. El comerciante más famoso de ese mercado de
futuros de arroz fue Munehisa Honma (1724 – 1803). Todo esto surgió debido a la
historia militar de Japón. A saber:Munehisa Honma
En 1600 el
general Tokugawa ganó la batalla de Sekigahara y ayudó a la unificación de
Japón concentrando a todos los señores feudales en lo que hoy es Tokio. Allí,
todos ellos competían por ver quién era el que más aparentaba tener un nivel de
vida más alto. Los campesinos eran los que trabajaban las tierras de los
señores feudales y los que pagaban los impuestos para sufragar sus gastos. En
ocasiones, debido al alto nivel de vida que llevaban los señores, no tenían
dinero suficiente para darse la gran vida y vendían el arroz de las futuras
cosechas, dando lugar así al primer mercado de futuros del mundo. Este mercado
propició la especulación y así nació el análisis técnico. Uno de los
comerciantes, Honma, descubrió la relación que existía entre la oferta y la
demanda y que además influía en las emociones de los comerciantes; es decir,
sin darse cuenta, llegó a descifrar la diferencia entre valor y precio.
Honma,
considerado uno de los padres del análisis técnico, en 1755 escribió el primer
libro que habla de la psicología del mercado: “La fuente de oro - El récord
de los tres monos”. En este libro defiende la idea de que la parte
psicológica que el mercado lleva implícita es fundamental para el éxito comercial,
además, las emociones de los comerciantes aportan una influencia no descartable
sobre los precios de los activos (en su caso, el arroz). Esta vicisitud puede
ser usada para posicionarse en contra de la evolución del precio del mercado y
hacer que cambie la tendencia. También abordó criterios muy significativos como
la rotación del Yan (mercado alcista) y el gin (mercado bajista). Para
posicionarse en el mercado utilizaba el precio, el tiempo y el volumen. Su
éxito en los mercados lo llevó a ser asesor financiero del Gobierno con el
rango de Samurái de Honor.
Es posible
que los gráficos se empezaran a utilizar como los conocemos hoy en el siglo XIX
a partir del periodo Meiji o “era del culto a las reglas”. Durante ese periodo (1868
– 1912, reinado del emperador Meiji) el país comenzó su modernización y occidentalización,
erigiéndose como una potencia mundial.
Hasta hace
poco tiempo el gráfico de velas, fuera de japón, era una herramienta
completamente desconocida. Hay que remontarse hasta la década de los 90 del
siglo pasado cuando Steve Nison, en un viaje que realizó a Japón y tuvo
contacto con un corredor de mercado, ofreció su tratado sobre velas japonesas
en el libro “Técnicas de creación de gráficos de velas japonesas” publicado
en 1991.
Hoy las velas
cobran más relevancia en el análisis técnico bursátil debido a su versatilidad,
simplicidad y la mayor información que ofrecen con respecto a otro tipo de
gráficos. Los gráficos basados en velas japonesas presentan información similar
a la de otros gráficos, pero visualmente son más fáciles de interpretar.
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