Al nacer,
somos unos seres totalmente dependientes de otros para después, de una forma
gradual, ir adquiriendo independencia que nos hará dueños de nuestra propia
persona. Una vez lograda la tan anhelada independencia, seguimos madurando y
observamos que las personas independientes consiguen lo que quieren gracias a
su esfuerzo. También vemos que las que son dependientes necesitan de otras para
conseguir lo que quieren. Entonces, somos conscientes de que la
interdependencia forma parte de la naturaleza como un todo y ahí es donde las
personas interdependientes, aquellas que combinan sus esfuerzos con los de
otras, son realmente las que mayores éxitos cosechan. Consciente de ello, el
autor ahonda precisamente en ese tema, haciéndonos reflexionar sobre cada uno
de nuestros actos, sobre cómo conseguir un cambio adecuado para lograr la
verdadera efectividad de la misma forma que lo ha hecho “la gente altamente
efectiva”.
Los 7 hábitos
que relata el libro están íntimamente unidos al conocimiento, a la habilidad y
al deseo o actitud. Con el conocimiento sabemos qué hacer, las habilidades
forman parte del cómo hacer las cosas y el deseo son las ganas o la motivación
para hacerlas. No conozco a nadie, y esto es una percepción personal, que,
teniendo conocimientos, la habilidad para desempeñarlos y las ganas de ponerse
en marcha, no haya andado el camino sin llegar a su final, pero es que, aun
llegando al final, existe un comienzo con nuevos conocimientos, con nuevas
habilidades y con otros deseos.
Los 7 hábitos de la gente altamente
efectiva, según
Covey, son los siguientes:
El hábito de la proactividad. Ser proactivo es asumir la
responsabilidad de nuestra vida, la libertad interior de decidir. Somos
nosotros los que tenemos la responsabilidad de actuar de dentro hacia fuera, la
iniciativa de hacer que las cosas sucedan. Una persona proactiva toma la
iniciativa y actúa en lugar de dejar que los demás tomen las riendas. En el
lado contrario, están las personas reactivas, aquellas que dependen de factores
externos para actuar de una forma u otra.
Comenzar con un fin en mente. Tanto en los negocios como en la vida
cotidiana, las cosas son creadas dos veces: la idealización del proyecto que se
va a acometer y la realización efectiva de dicho proyecto. La clave está es
saber a dónde se quiere llegar, sabiendo dónde está el comienzo para dar los
pasos adecuados en la dirección correcta. No pasa nada si hay que corregir el
rumbo constantemente: para un velero sin puerto definido cualquier puerto es
bueno.
Establecer prioridades. O lo que es lo mismo: poner primero lo
primero. Los dos factores que definen cualquier actividad humana son lo urgente
y lo importante. Lo urgente necesita una atención inmediata. Lo importante se
acomete sin dejar pasar la oportunidad requiriendo iniciativa y proactividad. Las
personas altamente efectivas trabajan para las cosas importantes, ya que estas
son las que tienen que ver con los resultados.
Pensar en ganar-ganar. Este hábito desarrolla la interacción
humana entre los siguientes paradigmas: ganar-ganar, ganar-perder,
perder-ganar, perder-perder y, no hay trato, siendo el único viable el primero
por ser mutuamente beneficiosos para las dos partes. Con este paradigma la vida
se ve como una batalla cooperativa, no competitiva. Si no se puede llegar a una
nueva solución que beneficie a las dos partes lo mejor es llegar a ningún
acuerdo. El éxito no tiene que depender del fracaso de otros, aunque se piense
que la vida es una suma de valor cero.
Primero comprender y después ser
comprendido. La mayor
parte de las personas escuchan con la intención de contestar, no de comprender.
Si se escucha con empatía puede uno centrarse en resolver problemas. Los
griegos manifestaban esta filosofía con tres palabras: ethos, pathos y logos. La
credibilidad personal, la empatía y la lógica. El error, según Covey, es ir
directamente al logos sin primero
considerar ethos y pathos. Prescribir antes que
diagnosticar nos llevará al error dejando a un lado la positividad.
Sinergia. La sinergia está en todas las partes
de la naturaleza. El resultado de un colectivo siempre será mayor que la suma
de sus integrantes y esto es así tanto a nivel físico como intelectual. Los
problemas no se solucionan en el mismo nivel en el que se crean.
Afilar la sierra. Las personas, igual que un hacha
requiere ser afilada de vez en cuando, necesitan una renovación en cada
dimensión de la personalidad: a nivel físico, mental, socioemocional y
espiritual. Se ha de cuidar el cuerpo a la vez que se ha de estar informado y
formado, se ha de ser empático con los demás y tener claros nuestros valores y
comprometernos con ellos.
Finalizo con
la recomendación de su lectura por tener el libro un alto componente inspirador
y útil, no como para crear grandes corporaciones, que también, sino como para
lograr una efectividad y satisfacción personal.
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