Existen muchas paradojas en la vida, pero la de intentar
relacionar el dinero con la espiritualidad, quizás sea una de las más
complejas. Algo complicado debe de ser porque la mayoría de las creencias
entran en discordia al hablar de dinero y espiritualidad. La razón no es otra
que asocian el dinero con lo material poniendo un abismo en medio para que no
se acerque a lo espiritual. No en vano, relacionan la existencia del dinero con
el egoísmo, con la pobreza, con la explotación humana y hasta con las guerras.
Posiblemente tengan razón, pero a mi entender, no es el dinero el culpable, es
la falta de escrúpulos del individuo que lo usa.
No nos olvidemos que trabajamos por dinero. Si el trabajo no
estuviera remunerado nadie lo haría. Yo cobro por mi trabajo como usted cobra
por el suyo porque no es muy fiable eso de “ya
le pagaré” o “Dios se lo pague”.
Esas expresiones no surten efecto, prueba de ello es que la deuda persiste. En
el más allá no lo sé, aquí las cosas, casi todas, se intercambian por dinero
porque es el medio de cambio por antonomasia desde que sustituyó, en su momento,
al trueque facilitando la compraventa en cualquier mercado. Hay personas que
deciden no cobrar por sus actuaciones, pero eso quiere decir que tienen
cubiertas sus necesidades materiales por otra vía. Si no se quiere pagar por
algo, habrá que ir a donde no le cobren, pero no se puede juzgar a quien cobre
por hacerlo.