Según la
autora, se vive en una fase de consumismo absoluto, lo que ha provocado una
adicción para todas las sociedades desarrolladas. El sistema financiero está
diseñado para conseguir la máxima rentabilidad, lo que arrastra a las empresas
a tener que estar aumentando constantemente sus beneficios provocando que los
bancos estén generando constantemente deuda que hay que pagarla,
irremediablemente, con dinero. Todo ese proceso demanda mucha cantidad de
recursos naturales para dar cobertura a todo el consumo que, a su vez, genera
cantidades ingentes de desechos. Lo que intenta mostrar en Economía rosquilla es que el sistema actual es insostenible y el siglo
XXI tiene el reto de ser el siglo del cambio, de una nueva imagen, y esa imagen
pasaría por estar simbolizada por dos círculos concéntricos simulando una
rosquilla.