Mostrando entradas con la etiqueta Pérdida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pérdida. Mostrar todas las entradas

24 de mayo de 2022

El juego de los Mercados Financieros

Foto by pixabay.com
La Bolsa no es un juego, aunque para algunos sí lo parezca. Tampoco es un casino donde los jugadores apuestan a un número, a un color, a una carta… Los que la intentan comparar con un juego, se encuentran con que no son capaces de dar respuesta a preguntas como ¿quién se lleva el dinero que yo pierdo?, ¿de quién proviene el dinero que yo gano? o ¿el juego de la Bolsa es, en definitiva, un juego de suma cero? En una partida de póker, por ejemplo, unas veces se gana y otras se pierde. En los dos casos se sabe concretamente cuál es la secuencia del flujo del dinero: se sabe quién ha sido el que lo ha perdido y se sabe quién ha sido el que lo ha ganado, es decir, lo que uno ha ganado es la misma cantidad que el importe que ha perdido el contrincante. En el caso de la Bolsa, en realidad, solamente en contadas ocasiones lo que gana alguien lo tiene que perder otro porque, en esencia, los Mercados Financieros, si fueran un juego, serían un juego de suma negativa porque siempre existe un intermediario que se lleva parte del pastel, tanto si se gana como si se pierde.

Lo primero que hay que aclarar es que la Bolsa es un mercado donde se ponen de acuerdo compradores y vendedores para hacer operaciones de compraventa de acciones u otros activos financieros. Ese dinero no va destinado a engrosar las cuentas de la compañía cotizada, si se habla de acciones, sino que va a parar a otro inversor que está vendiendo los títulos de esa misma compañía. El vendedor no es el perdedor de la operación de compraventa ni tampoco el comprador es el ganador. En el momento de realizar la transacción, comprador y vendedor se consideran satisfechos con la operación que acaban de realizar pensando ambos que son los ganadores: el vendedor valora más el dinero que las acciones y el comprador valora más las acciones que el dinero que ha desembolsado por ellas. El vendedor vende porque tiene mejores opciones donde invertir el dinero que reciba por la transacción o porque, según su criterio, considera que las acciones ya han alcanzado su nivel preestablecido. El comprador compra porque opina que necesita emplear su liquidez y considera que el precio de la acción aún tiene un margen suficiente de subida y que puede apropiarse de él.

21 de diciembre de 2021

Los Impuestos en los diferentes Activos Financieros

Foto by pixabay.com
A la hora de depositar los ahorros en cualquier tipo de activo financiero, si no se tienen en cuenta los impuestos, es posible que la rentabilidad esperada difiera bastante de la real, hasta el punto de que una rentabilidad positiva se puede convertir en negativa al dejar fuera la ecuación de la variable fiscal. La primera noción a tener en cuenta es que, de la misma forma que no todos los productos financieros son iguales, no todos tributan de la misma forma, ni en el mismo momento.

La mayoría de los vehículos de inversión tributan en el IRPF, en la base del ahorro, a un tipo marginal que oscila entre el 19% y el 28% (19% hasta 6.000 euros, 21% entre 6.000 y 50.000 euros, 23% entre 50.000 y 200.000 euros, 27% entre 200.000 y 300.000 euros y el 28% a partir de 300.000 euros). El Fisco hace distinción entre rendimientos del capital mobiliario (rentas procedentes de elementos patrimoniales, bienes y derechos de los que el contribuyente es titular) y ganancias y pérdidas patrimoniales, pudiéndose compensar por separado y después ente sí, dentro de unos límites preestablecidos, de tal forma que las minusvalías obtenidas se pueden compensar con las plusvalías para que únicamente se tribute por las ganancias reales.

Los únicos productos financieros que tributan en la base general, a modo de rentas del trabajo, son los Planes de Pensiones, los Planes de Previsión Asegurados (PPA), los Seguros de Dependencia y algún que otro Seguro Colectivo.

1 de junio de 2021

¿Qué son las órdenes Stop Loss y las Take Profit?

Cuando se invierte en el Mercado Bursátil no siempre es necesario estar delante del ordenador esperando a recoger los beneficios o cortar una operación en pérdidas, hay dos herramientas para cubrir esos dos supuestos: las órdenes stop loss (límite de pérdidas) y take profit (toma de beneficios). La orden stop loss limita la pérdida y la orden take profit limita el beneficio. Son dos de las herramientas básicas más utilizadas en las operaciones bursátiles, tanto en la operativa a corto plazo como en operativas a largo plazo, tanto en posiciones cortas como largas, siendo válidas para cualquier tipo de activo financiero y pudiéndose configurar en cualquier momento mientras se encuentre la posición abierta.

Como este tipo de órdenes no están contempladas en el SIBE (Sistema de Interconexión Bursátil Español) entonces se trata de stops “mentales”, stops sobre la hoja de cálculo de la cartera o, stops que se introducen en el bróker o intermediario financiero para que según las condiciones los envíe al Mercado como si de una orden convencional de compra o venta se tratase.

El inversor debe de crear una ficha o plan de trading por valor indicando siempre el tamaño de la posición, el stop de protección y el objetivo de precios. Y esto únicamente se logra manteniendo un alto grado de disciplina pues si después de un análisis minucioso de la operativa no se es consecuente con lo que se ha analizado, el trabajo no servirá de nada.

Existe la posibilidad de programar una orden Stop Loss y una orden Take Profit en una misma operación. Si esto ocurre y salta una de las dos órdenes, la otra queda anulada automáticamente.

9 de noviembre de 2020

La probabilidad en el juego de la Bolsa

No es raro oír hablar en cualquier tertulia sobre “el juego de la Bolsa”, es más, está ya tan estandarizado de que la Bolsa es un juego que a pocos se les oye decir que la Bolsa forma parte de una inversión. Evidentemente, me estoy refiriendo al inversor doméstico donde, en la mayoría de las ocasiones, su estrategia está basada en el azar. De todos modos, he leído a algún que otro autor profesional referirse a la Bolsa como un juego y, por si fuera poco, justificándolo. En fin, cada uno que la vea como quiera.

En alguna ocasión, en esta bitácora, he reconocido que la Bolsa tiene una parte lúdica por el mero hecho de que se invierte con el deseo de cosechar un fruto en el futuro. Estaréis conmigo, en que la fluctuación de la cotización de cualquier valor bursátil nunca será predecible con exactitud. Es cierto que existen muchas técnicas que ayudan a ver un poco el devenir del recorrido que tendrá una acción en un futuro, pero eso de entrar en una posición y salir con el máximo beneficio posible no deja de ser una quimera que a todos nos gustaría conseguir, sabiendo que nada tiene que ver con la realidad. Si alguien intenta vender esa postura es una estafa. Me mantengo en la opinión de que si lo que se quiere es jugar a la Bolsa, usar un juego de los múltiples que hay virtuales y disfrutar del momento pues es mejor que pasar el rato en esos juegos que no invertir el dinero en el mundo real.

3 de agosto de 2020

El Tiempo y el Dinero como monedas de cambio

¿Ambos recursos sirven como moneda de cambio? ¿Vale lo mismo un minuto en cualquier momento? ¿Vale lo mismo el dinero en cualquier situación? ¿Son el dinero y el tiempo finitos? ¿Cuánto más dinero se posee, se tiene más tiempo para el disfrute?

El dinero y el tiempo son los dos recursos y monedas de cambio más importantes de los que disponemos para invertir y obtener un beneficio. Sin embargo, el dinero es el que realmente se evalúa como una inversión porque nos permite, por ser el sistema de intercambio y pago de referencia, recibir algo a cambio. Con anterioridad a su creación, si necesitábamos algo, recurríamos al trueque para conseguirlo. Por el contrario, invertir nuestro tiempo no es tan tangible el retorno que vamos a obtener, pero también nos proporcionará un beneficio que en algunos casos es en forma de dinero, este es el caso cuando intercambiamos nuestro tiempo por trabajo para que se nos recompense con un salario. En otro plano estaría cuando el intercambio se hace para adquirir conocimientos en el caso del estudio.

30 de julio de 2020

Pensamientos de Inversor


La diferencia fundamental entre un inversor y un jugador de Bolsa está en la forma de pensar. Mientras que el primero considera a la Bolsa como una institución financiera en toda regla en la que los beneficios se obtienen tras mucho tiempo de formación y de toma de decisiones correctas; el segundo, la considera, más o menos, como un casino donde las ganancias vienen por la vía de la suerte y de la intuición, siendo, cualquiera de ellas, malas consejeras. Estas diferencias de pensamiento son las que harán que el ahorrador llegue al éxito o al fracaso económico.

La aureola que rodea al inversor tiene que estar siempre plagada de positivismo, independientemente de la evolución que tenga el Mercado. Esto se consigue porque el riesgo debe de estar bajo control para así poder mejorar la cifra del patrimonio que se dedica a los negocios bursátiles. La situación es modificable en cualquier momento; por eso, se debe de asumir que la responsabilidad sea siempre del que expone su patrimonio y no del entorno. El jugador, por el contrario, siempre les echará la culpa a terceros sin darse cuenta de que los beneficios vendrán por la calidad del trabajo: no se trata de comprar un determinado valor y dejarlo ahí para que otro lo gestione y recibir los beneficios sin esfuerzo. El horizonte de visión debe de llegar más allá de la obtención simple de beneficios, se trata de aumentar el patrimonio no de mejorar el salario.

El hasta dónde queremos llegar tiene que estar en simbiosis con la voluntad de querer. Es imposible conseguir un patrimonio financiero sin la convicción de que somos capaces de poder lograrlo. Posteriormente, no servirá la voluntad de gestión para salir del paso, del día a día, se trata de gestionar el patrimonio conseguido para que aumente y se mantenga en el tiempo. El patrimonio será para el inversor su arma de trabajo que nunca y nadie debe despojársela.

20 de mayo de 2020

Se perderá una oportunidad, pero no se perderá dinero


Con relativa frecuencia ocurre que el valor que se llevaba tiempo siguiendo ha zarpado y nos ha dejado al lado del muelle diciendo adiós con el pañuelo: “lo he estado siguiendo y al final se me ha escapado”. No pasa nada. Siempre estará ahí, por lo que habrá otra oportunidad. Es mejor haber perdido esa oportunidad que haber perdido dinero. Nunca ha sido bueno quedarse enganchado en las alturas y mirando hacia abajo.

La recomendación en ese caso es tener un precio de entrada a partir del cual ya no se entra. Si la orden inicial de compra se ejecuta, ideal. Si no se ejecuta, no pasa nada, únicamente se ha perdido una posibilidad y se paga con el coste de oportunidad. Seguidamente, se genera y se simula otro escenario que muestre la probabilidad de evolución del valor elegido.