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De lo que
estoy hablando es de que el endurecimiento de las políticas monetarias ya ha
dado comienzo por parte de los Bancos Centrales, teniendo un fuerte impacto
económico, tanto a nivel personal como empresarial. Ante esta situación, los
efectos no se han dejado esperar para hacer su presencia en el Mercado de Deuda
que llevaba más de una década distorsionado. El volumen de deuda con
rendimientos negativos ha descendido en un 80%, lo que está provocando un
impacto negativo en las carteras de Renta Fija y los ahorradores-inversores
están sufriendo en sus carnes uno de los peores años para este tipo de activos.
¿Por qué? Primero, porque las primas de riesgo de todos los títulos
corporativos están aumentando y, segundo, porque el aumento de rentabilidad en
los Bonos Estatales hace que caiga el precio de los activos en cartera (es una
paradoja, pero es así).
Los Estados
han visto, hasta ahora, cómo los Bancos Centrales han ido comprando toda la
deuda que emitían a unos precios que salía rentable pedir dinero prestado para
financiarse. El contexto ha cambiado, y aquellos países cuyas cuentas no estén
lo suficientemente saneadas verán como el cliente principal que se hacía cargo
de toda la deuda ha comenzado a desaparecer. En el caso de España ya lo estamos
sufriendo, el Bono a 10 años se ha encarecido y ya ronda el 2%, lo que
provocará un impacto en el coste de financiación. No es necesario tener
estudios de posgrado para saber los perjuicios que conlleva gastar más de lo
que se ingresa: hoy en día, tenemos más deuda que la que se había contraído
antes de que se iniciasen las excepcionales medidas de política monetaria.
El escenario
que se planteará para el futuro dependerá, en gran medida, de la evolución que
vaya experimentando el IPC: si se modera, también se moderarán las medias que tenga
que tomar el BCE. Lo que sí está claro es que el aumento de los tipos de
interés va a ser inevitable y ya se está viendo en la subida que ha
experimentado el euríbor en lo que va de año. No hay que olvidar que el euro
estuvo en su momento en la UCI y se logró salvar. Esperemos que en esta ocasión
la Unión Monetaria no se vea tan afectada como ocurrió en el pasado.
Es de manual
de economía que el objetivo primordial de los Bancos Centrales es frenar la inflación
y, para atajar la inflación, la mejor herramienta que existe es aumentar el
precio del dinero. Sin embargo, los expertos no tienen tan claro que las
estrategias convencionales muestren su eficacia en el momento que nos está
tocando vivir. En parte, el IPC no se ha disparado por las fluctuaciones del Mercado,
una buena parte deriva de las consecuencias del conflicto de Ucrania.
De manual es
también que lo que se pague en intereses será un gasto que no está disponible
ni para el consumo ni para el ahorro. En este sentido, no nos olvidemos que con
el euríbor a precios muy bajos (ha estado seis años con tasas negativas) se han
formalizado cantidades ingentes de préstamos hipotecarios que verán cómo el
aumento del euríbor se verá reflejado en sus próximas revisiones pudiendo, en
algunos casos, colapsar las economías familiares, sin mencionar las
consecuencias nefastas que también pueden afectar al Estado. En este sentido,
la crisis de 2008 dejó varias lecciones, lo que no tengo claro es si se
aprendió algo de ellas.
Una de las
creencias erróneas más extendidas es pensar que depositar el ahorro en Renta Fija
es invertir sin riesgo. Cualquier producto de inversión conlleva, en mayor o
menor medida, un riesgo. Y se está viendo: desde agosto pasado, en Renta Fija
ha vivido la mayor corrección de los últimos 25 años. La Renta Fija es un mundo
muy desconocido para el ahorrador, porque incorpora aspectos técnicos que, el
que ha estado acostumbrado a los depósitos, no tiene en cuenta. Siempre suele
haber un error de concepto inicial: la Renta Fija no deja de ser comprar bonos,
ya sea al contado, a través de fondos de inversión o a través de cualquier otro
vehículo de inversión, y los bonos tienen un precio de mercado que se mueve
todos los días, por lo que el momento de entrada y salida es muy importante. En
este caso, aunque la volatilidad sea inferior a la Renta Variable, las
rentabilidades y las pérdidas serán también menores.
Los
ahorradores-inversores ven cómo el Mercado de Renta Fija está volviendo a ser
lo que era antes, pero también ven que a la construcción de nuevas carteras
habrá que darle todavía una tregua hasta que se normalicen los Bonos Estatales,
a lo que les queda aún un cierto trecho: nadie estará dispuesto a adquirir un
bono con un rendimiento que en pocas semanas será mayor, lo que dará lugar a
pérdidas y esto a ningún inversor le gusta. Lo que sí se espera es que la Renta
Fija vuelva a ser atractiva en el momento en que la inflación haga que la
rentabilidad real sea positiva. Mientras que el diferencial entre la
rentabilidad de los bonos y la inflación subyacente sea negativo no será
conveniente invertir en Renta Fija. Lo que sí está claro es que si se quiere ir
tomando posiciones en activos de Renta Fija habrá que hacerlo en productos que
sean de gestión activa, entre otras causas porque habrá que enfrentarse al
riesgo de la volatilidad que, de momento, no está controlada por el Mercado.
Pero, eso sí, no hay que tener prisa en posicionarse en este activo porque los
riesgos todavía no han desaparecido, lo que hace que la mejor opción sea tener
una parte en liquidez, aunque se descuente la inflación, para darle salida en
cuanto se supere el conflicto bélico y aparezcan los primeros síntomas de una
recuperación económica. En cualquier caso, no dejaremos de estar en una de las
partes de un ciclo económico pasajero.
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