10 de mayo de 2022

¿Qué son los Fondos de Inversión con Objetivo de Rentabilidad?

El actual entorno del Mercado Financiero no está siendo muy favorable para el ahorrador conservador que ve cómo los Depósitos y Pagarés no son capaces de batir la inflación, ve que lograr una mínima rentabilidad sin asumir riesgo es una tarea casi imposible, ve cómo la alternativa que había antes con los Fondos Garantizados es prácticamente inexistente debido a la imposibilidad de contratar cobertura a un coste razonable, ve cómo la Deuda Soberana cada vez es menos rentable y ve cómo en su oficina bancaria apenas quedan productos que satisfagan su deseo de invertir los ahorros en productos sin riesgo.

Todo está calculado. Ante la ingente cantidad de dinero que vence en los Fondos Garantizados y en los Depósitos de los ahorradores, la ingeniería financiera sale al paso y crea los Fondos con Objetivo de Rentabilidad, también llamados en inglés “Buy and Hold” (comprar y mantener). Y ya está. Misión cumplida. Las entidades financieras dan el visto bueno al producto porque es muy rentable para ellas, lo anuncian a bombo y platillo y lo comercializan como "alternativa" a los productos de ahorro más conservadores que comenté al principio, a sabiendas que la clientela para este tipo de inversión no falta en ninguna sucursal bancaria.

¿Qué son?

Los Fondos con Objetivo de Rentabilidad son productos financieros, enmarcados dentro de los Fondos de Inversión, que pretenden lograr una retribución específica en un determinado plazo de tiempo, siempre y cuando se cumpla el escenario de probabilidad calculado por el emisor. No son una promesa de rentabilidad: darán la rentabilidad especificada en el folleto, descontadas las comisiones del fondo, sí y solo sí se mantiene la inversión hasta el vencimiento y que no ocurra nada anormal en el camino durante dicho periodo. La rentabilidad, aunque tenga un objetivo, dependerá de lo que les suceda a los activos en los que invierte el Fondo.

¿Cómo se hacen?

Como sabes, la deuda soberana, institucional y privada es adquirida casi en su totalidad por la banca. Adquiriendo un gran riesgo al mantener grandes volúmenes de esta deuda en su cartera. Si por alguna circunstancia, diese un giro inesperado la economía, le provocaría grandes pérdidas e incluso la quiebra. Por tal motivo, se deshacen de estos activos a través de este tipo de fondos.

El negocio para la banca no deja dudas: saca de su balance la deuda fija y gana dinero vía comisiones de gestión y depósito.

El inversor recibe una deuda que adquirió el banco a un coste inferior, te ofrecen una rentabilidad teórica y se aseguran las comisiones. Por este motivo, al banco le costaría mucho contratar coberturas para garantizar rentabilidad y principal.

Entonces y resumiendo, este tipo de fondos tienen similitudes con los garantizados: invierten en deuda, se mantiene hasta el vencimiento permitiendo alcanzar (más o menos) una rentabilidad fijada descontando las comisiones.

Estos productos se constituyen a partir de un Bono cuya fecha de vencimiento sea similar a la vigencia del Fondo. Para evitar posibles problemas futuros, se le añade una opción que, en algunos casos, si todo ha ido según lo esperado, se obtendrá con ella una revalorización extra aumentando así el mínimo del objetivo de rentabilidad. Ni más ni menos.

¿Garantía?

Ninguna. Y aquí es donde surge el mayor problema y, si queréis, “engaño”. Este tipo de Fondos no garantizan ni los intereses ni el capital. ¡Algo debe tener el agua para que la bendigan! Fijaros si es así, que hasta la propia CNMV ha puesto en marcha medidas para que el folleto del fondo sea claro con los partícipes, exigiendo que la información que incluye indique que ni los intereses ni el capital están garantizados. Y ni esto ha sido efectivo. Los partícipes siguen cambiando el capital de sus fondos garantizados por fondos con objetivo de rentabilidad debido, entre otras cosas, a que hasta el nombre no ayuda a diferenciar unos de los otros.

Fiscalidad

La misma que otro Fondo. El traspaso hacia otro producto de inversión colectiva lo hace sin la necesidad de rendir cuentas a Hacienda. Si se reembolsa, se declararán las plusvalías o minusvalías, según corresponda.

Rentabilidad, comisiones, plazo y liquidez

La liquidez es muy limitada excepto unas ventanas de liquidez donde el partícipe puede recuperar el capital sin la rentabilidad objetivo del fondo. En algunos casos se puede hasta incurrir en pérdidas.

Los plazos están ligados al plazo de los Bonos asociados al fondo. Oscila entre los 2 y 5 años el tiempo de inmovilización del dinero.

Las comisiones, las de siempre: gestión, depósito, reembolso y suscripción. Todas ellas superiores a la media teniendo en cuenta que una vez creado el Fondo su gestión es prácticamente nula. Lo que sí le perjudica y por eso se penaliza es que los partícipes retiren capital pues en este caso el gestor deberá reconfigurar el Fondo.

La rentabilidad no es nada del otro mundo. La única ventaja es que es “conocida” desde el comienzo, pudiendo ser un nivel fijo o estar dentro de una horquilla que puede oscilar desde un máximo negativo a un máximo positivo. En algunos casos es más rentable que el ahorrador invierta directamente en los Bonos que a través de un fondo de este tipo pues las comisiones merman bastante la rentabilidad.

Según la situación de los Mercados Financieros puede surgir la paradoja de que algunos Fondos Objetivo se revaloricen tanto que permiten obtener anticipadamente la rentabilidad “prometida” a su vencimiento. Salirse de estos Fondos, como he dicho, no es tan fácil por las elevadas comisiones de reembolso que contienen. La opción es esperar a la ventana de liquidez más próxima, reembolsarlo o traspasarlo aprovechándose de la situación actual y no tener que seguir pagando comisiones hasta su vencimiento, pues la rentabilidad objetivo descuenta las comisiones del fondo.

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