“Astérix el
Galo” es una colección de cómics creados por el guionista Goscinny y el
dibujante Uderzo a finales de 1959. Todas las historias comienzan de igual
forma: “Estamos en el año 50 antes de
Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea
poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor…” Cada
cómic enseña, de una forma gráfica y divertida, cómo se vivía en la época de
los romanos, narrando las aventuras de Astérix y Obélix. Aún hoy sigue
fascinando a todos aquellos que leen sus historias. Además, en ellas se
imparten valiosas lecciones para entender el comportamiento humano.
En este caso,
“Obélix y Compañía” es el vigésimo tercer libro de la serie de cómics publicado
en Francia, el mismo año que ocupó el cargo el presidente Jacques Chirac. Es un
manual de introducción a la economía, explicando la ley de la oferta y la demanda y su importancia en el comercio a través de la cotización de los
menhires que vendía Obélix. A su vez, es un tratado de economía internacional, marketing,
estrategia empresarial, sociológica y ciencia política vaticinando que el comercio
y la globalización moldearían la sociedad del siglo XXI. Hoy en día, es una
lectura recomendada por varias facultades de economía.
El cómic
enseña economía de una manera gráfica describiendo fielmente la realidad que ha
ocurrido en muchos periodos a lo largo de la historia. En este caso se pone
como mercancía a los menhires, pero en otra época fueron los tulipanes, las
puntocom, los sellos, las subprime… El final siempre es el mismo: gente que
entra tarde en el comercio masivo y se queda estrangulada, sin salida y
arruinada.
Esta aventura
es una sátira al capitalismo desbocado (cualquier exceso es malo) demostrando
que la avaricia y la codicia no son buenas consejeras, dejando siempre un
reguero de cadáveres a su paso. Los romanos, ante la imposibilidad de acabar
con los galos, deciden usar el arma del lucro. Tienen claro que donde falla la
fuerza, triunfa el dinero. Por eso, el plan del becario Cayo Coyuntural (caricatura
de Jacques Chirac cuando fue primer ministro francés) es meter el ansia del
dinero en la economía de la aldea con la intención de corromper a sus
habitantes. La economía de la aldea estaba basada en la subsistencia y en el
trueque. En ese caso, sólo hay que provocar que el mercado fluctué para generar
riqueza. Cuando este sistema se populariza, los galos se vuelven esclavos del
sistema, es decir, se entra en un ritmo de vida que se hace casi imposible
salir de él. La oferta va aumentando al ritmo que va creciendo la demanda le
menhires. Todo va bien hasta que comienza a fraguar la burbuja y aparece la
noción del marketing. La estrategia, que no deja de ser un éxito al principio,
ante tal triunfo, surge la competencia y la demanda cae en picado provocando el
estallido de la burbuja de los menhires, llevando a la ruina a todos aquellos
que se implicaron de lleno sin prever el resultado. Pasando la burbuja, todo
vuelve a la normalidad, pero hay cadáveres por el medio, de la misma forma que
los más lúcidos han incrementado su patrimonio.
La estrategia
romana en esta historia fue ruinosa, pero no pasó nada porque se hizo con
dinero público. En cambio, el pueblo galo se llenó de riqueza sin ser
conscientes de lo ruinoso que fue para Roma.
El cómic ha
sido muy bien recibido tanto por su humor como por su profundidad temática,
siendo considerado como uno de los cómics más inteligente y satírico, hasta
llegarlo a convertir en un clásico por tocar temas tan importantes como la
codicia, la competencia y lo efímero que puede resultar una riqueza rápida
(pelotazo) satirizando cómo los mercados pueden ser manipulados y cómo las
modas pasajeras pueden influir en la economía familiar y nacional. En
definitiva, “Obélix y Compañía” es una obra maestra del cómic que utiliza el
humor y la sátira para ofrecer una reflexión sobre la economía y la naturaleza
humana dejando muy claro que la codicia no es necesaria, ni es buena y no
funciona. Todo ello aderezado con las aventuras clásicas de los personajes galos.
Una buena lección de sabiduría se puede encontrar en cualquier lugar, hasta en la vida cotidiana de la aldea de Astérix y Obélix.
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