21 de noviembre de 2024

“Obélix y Compañía” de Goscinny y Uderzo

“Astérix el Galo” es una colección de cómics creados por el guionista Goscinny y el dibujante Uderzo a finales de 1959. Todas las historias comienzan de igual forma: “Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor…” Cada cómic enseña, de una forma gráfica y divertida, cómo se vivía en la época de los romanos, narrando las aventuras de Astérix y Obélix. Aún hoy sigue fascinando a todos aquellos que leen sus historias. Además, en ellas se imparten valiosas lecciones para entender el comportamiento humano.

En este caso, “Obélix y Compañía” es el vigésimo tercer libro de la serie de cómics publicado en Francia, el mismo año que ocupó el cargo el presidente Jacques Chirac. Es un manual de introducción a la economía, explicando la ley de la oferta y la demanda y su importancia en el comercio a través de la cotización de los menhires que vendía Obélix. A su vez, es un tratado de economía internacional, marketing, estrategia empresarial, sociológica y ciencia política vaticinando que el comercio y la globalización moldearían la sociedad del siglo XXI. Hoy en día, es una lectura recomendada por varias facultades de economía.

El cómic enseña economía de una manera gráfica describiendo fielmente la realidad que ha ocurrido en muchos periodos a lo largo de la historia. En este caso se pone como mercancía a los menhires, pero en otra época fueron los tulipanes, las puntocom, los sellos, las subprime… El final siempre es el mismo: gente que entra tarde en el comercio masivo y se queda estrangulada, sin salida y arruinada.

Esta aventura es una sátira al capitalismo desbocado (cualquier exceso es malo) demostrando que la avaricia y la codicia no son buenas consejeras, dejando siempre un reguero de cadáveres a su paso. Los romanos, ante la imposibilidad de acabar con los galos, deciden usar el arma del lucro. Tienen claro que donde falla la fuerza, triunfa el dinero. Por eso, el plan del becario Cayo Coyuntural (caricatura de Jacques Chirac cuando fue primer ministro francés) es meter el ansia del dinero en la economía de la aldea con la intención de corromper a sus habitantes. La economía de la aldea estaba basada en la subsistencia y en el trueque. En ese caso, sólo hay que provocar que el mercado fluctué para generar riqueza. Cuando este sistema se populariza, los galos se vuelven esclavos del sistema, es decir, se entra en un ritmo de vida que se hace casi imposible salir de él. La oferta va aumentando al ritmo que va creciendo la demanda le menhires. Todo va bien hasta que comienza a fraguar la burbuja y aparece la noción del marketing. La estrategia, que no deja de ser un éxito al principio, ante tal triunfo, surge la competencia y la demanda cae en picado provocando el estallido de la burbuja de los menhires, llevando a la ruina a todos aquellos que se implicaron de lleno sin prever el resultado. Pasando la burbuja, todo vuelve a la normalidad, pero hay cadáveres por el medio, de la misma forma que los más lúcidos han incrementado su patrimonio.

La estrategia romana en esta historia fue ruinosa, pero no pasó nada porque se hizo con dinero público. En cambio, el pueblo galo se llenó de riqueza sin ser conscientes de lo ruinoso que fue para Roma.

El cómic ha sido muy bien recibido tanto por su humor como por su profundidad temática, siendo considerado como uno de los cómics más inteligente y satírico, hasta llegarlo a convertir en un clásico por tocar temas tan importantes como la codicia, la competencia y lo efímero que puede resultar una riqueza rápida (pelotazo) satirizando cómo los mercados pueden ser manipulados y cómo las modas pasajeras pueden influir en la economía familiar y nacional. En definitiva, “Obélix y Compañía” es una obra maestra del cómic que utiliza el humor y la sátira para ofrecer una reflexión sobre la economía y la naturaleza humana dejando muy claro que la codicia no es necesaria, ni es buena y no funciona. Todo ello aderezado con las aventuras clásicas de los personajes galos.

Una buena lección de sabiduría se puede encontrar en cualquier lugar, hasta en la vida cotidiana de la aldea de Astérix y Obélix.

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