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8 de junio de 2021

El fenómeno monetario de la Inflación

Foto by pixabay.com
La historia económica más reciente es ampliamente conocida por todos los lectores: en marzo de 2020, la economía global sufrió el doloroso impacto del confinamiento provocado por la COVID-19 hostigando el hundimiento de todos los Mercados Financieros, incluidas las materias primas industriales. De inmediato, los Bancos Centrales, aplicando sus políticas de QE (Quantitative Easing), inyectaron tales cantidades de efectivo que inundaron los Mercados de dinero haciendo que los inversores volviesen a asumir riesgos a la hora de crear sus carteras. Esa actitud tuvo como resultado una vertiginosa reacción alcista de los Mercados, convirtiendo la brusca caída inicial en la recuperación bursátil más rápida de la historia, dejando a la mayoría de los índices en máximos históricos sustentados (incluso hoy) por las políticas de expansión de los Bancos Centrales.

Solventado ese problema inicial, surge el razonamiento de la teoría monetaria al afirmar que a corto y medio plazo tanta cantidad de dinero en circulación provocará una subida de los precios haciendo aparecer la inflación. La afirmación de que la inflación es un fenómeno monetario se sustenta en la teoría cuantitativa del dinero: la variación de los precios es directamente proporcional a la oferta monetaria. Dicha relación se basa en la identidad según la cual el valor de las transacciones que se llevan a cabo en la economía es similar a la cantidad de dinero que circula en ella, es decir, la velocidad del dinero. Si se asume que la velocidad del dinero es constante en una economía sin crecimiento económico, la tasa de inflación es igual a la tasa de crecimiento del dinero. Por el contrario, si se incrementa la oferta monetaria habrá más dinero en busca de los mismos bienes y servicios, provocando una subida de los precios.

13 de abril de 2021

Dos posibles escenarios económicos

Llegados a este punto, después de un año de pandemia y crisis económica mundial, según evolucione la situación sanitaria (vacunación) y la economía (gestión de los Bancos Centrales) surgirán dos caminos contrapuestos que darán lugar a otros tantos posibles escenarios económicos: la recuperación sanitaria y económica o el agravamiento de ambas. Los avances logrados durante este fatídico año son innegables gracias al desarrollo y puesta en distribución de varias vacunas contra el coronavirus, lo que ha permitido sacar de las tinieblas a las principales economías mundiales, pero aún queda mucho camino por andar hasta llegar, por lo menos, al punto de partida inicial.

Para el segundo trimestre se espera un crecimiento positivo, pero es necesario que lo sea con un porcentaje bastante amplio para ir supliendo las carencias que se han venido arrastrando. Ese beneficio, según los expertos, no se logrará si no se consigue una inmunidad de al menos el 40% de la población antes del verano para poder salvar, aunque solo sea, la campaña turística. No nos olvidemos que buena parte de nuestro PIB (Producto Interior Bruto) proviene del sector del turismo. Para ello se necesita que las vacunas realicen su trabajo ayudando a frenar la enfermedad y a reducir los casos más graves, y eso se consigue con una amplia campaña de vacunación para que no haga naufragar todo el esfuerzo que nos está costando las restricciones de distancia social, de movilidad y laborales. Solo así se podrán ir levantando las limitaciones, dando lugar a una mejora de la confianza del consumidor para que se pueda sacar a la luz todo ese ahorro latente que no se ha podido disfrutar, debido a los necesarios confinamientos, impulsando la expansión de la economía al ponerse en movimiento el dinero.

11 de enero de 2021

La Bolsa española despide el 2020 como la peor plaza de Europa

El 2020, conocido ya como el año del COVID-19, termina dejando un lienzo bursátil desigual donde la volatilidad ha sido su marca de identidad. Las Bolsas mundiales cierran un ejercicio donde se han visto caídas muy fuertes, en un fugaz periodo de tiempo, para luego llegar las recuperaciones y tocar, en algunas plazas, niveles máximos nunca vistos. En un principio, el miedo colapsó los Mercados Financieros para después regenerarse; incluso algunos sectores, como el tecnológico, acumulan unas plusvalías que hacen pensar que la crisis sanitaria nada ha tenido que ver con ellos.

El estallido de la crisis sanitaria pilló por sorpresa a inversores y analistas provocando un derrumbe de todos los Mercados, incluyendo activos como el oro que se consideran refugio en época de turbulencia financiera. Ante tal inédita situación, las autoridades monetarias, económicas y sanitarias reaccionaron de una forma coordinada, como nunca se había visto, para atajar un problema económico de tal magnitud que podría haber sido mayor si no se hubiesen tomado ciertas medidas tan contundentes y drásticas.

La caída bursátil del pasado mes de marzo fue de tal envergadura, que la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra inundaron el Mercado de liquidez monetaria para que a partir de ese momento diese comienzo la recuperación bursátil. Con esa inyección de liquidez, que no viene de ahora sino de la anterior crisis monetaria, se consiguió que se pudiese emitir más deuda, abaratando el crédito y reduciendo el pago de la Renta Fija, lo que provocó un apetito por los activos de más riesgo donde se encontró más rentabilidad.

29 de junio de 2020

El protagonismo de la vivienda durante el confinamiento


El estado de alarma ha dado para mucho, hasta para meditar cómo será nuestra casa en un futuro. Razonando, se ha visto que, según la tipología de la vivienda, no todos han sufrido el confinamiento de la misma forma. No ha sido lo mismo pasar la clausura en un piso interior y sin vistas a la calle (aproximadamente, el 8% de la población no ha podido aplaudir a los sanitarios desde su ventana) que aquellos cuya vivienda poseía balcón o terraza. No ha sido lo mismo pasar este periodo en un ático que en un sótano. No ha sido igual vivir una familia en 50 m2 que en 150. Ni ha sido lo mismo estar confinado en un piso que en una casa con jardín o piscina. Ni ha sido igual en el centro que en la periferia. Y tampoco ha sido equiparable en el mundo urbano que en el rural.

En las ciudades, sobre todo, se ha visto cómo los edificios de viviendas han ido evolucionando: mientras que en los años 80 y anteriores rara era la vivienda que no tenía un balcón o una terraza, las más recientes han ido prescindiendo de ese espacio que en el confinamiento ha sido un auténtico balón de oxígeno. Es más, la tendencia ha sido que todos aquellos que adquirieron una vivienda con terraza han optado por cerrarla, aprovechando su espacio al dárselo al interior adquiriendo así la vivienda más metros útiles. En otros casos, los balcones se están usando como trasteros o como lugar de anclaje del compresor del aire acondicionado. Los moradores han preferido salones más amplios que el espacio semimuerto que las terrazas proporcionan a las viviendas.

22 de mayo de 2020

La brecha digital en la España vacía



Estamos inmersos en una nueva revolución, en un nuevo periodo histórico, en el que habitan a sus anchas la generación de los nativos digitales, con la característica común del impacto que las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) están provocando sobre la sociedad, hasta llegar al punto de su transformación pasando a llamarse sociedad de la información.

Esta sociedad tiene la característica común de haber cambiado la forma de vivir, de pensar y hasta la forma en la que nos relacionamos y comunicamos con nuestro alrededor. Pero todo avance siempre trae consigo el riesgo de exclusión: el riesgo de diferenciar aquellos que pueden formar parte de esta revolución de aquellos que no pueden y se quedan fuera de esta innovación. Tener limitado el acceso al mundo TIC significa estar en una situación de desigualdad de acceso a la información, a la formación y a los bienes culturales, sin obviar la desigualdad de oportunidades ante, por ejemplo, las demandas del nuevo mercado laboral o las dificultades para la correcta gestión de nuestras necesidades financieras, debido a que ya existe información a la que solo se puede acceder mediante Internet y que se difunde únicamente por medios digitales.

18 de mayo de 2020

La crisis económica más anunciada de la historia


Una crisis económica es el periodo de un ciclo económico que se caracteriza por tener efectos negativos en la economía debido a la escasez del flujo del dinero, pudiendo ocasionar daños patrimoniales, sociales y políticos por ser el germen del malestar poblacional debido a que suelen ser combatidas con medidas impopulares. Se caracteriza, además, por molestos inconvenientes en el articulamiento del propio sistema económico y por la inestabilidad en los Mercados. Las crisis que se producen en una economía forman parte de un ciclo económico, donde tras una etapa de crecimiento y expansión, sucede otra de punto máximo, estancamiento y posterior contracción.

Las principales causas que llevan al desencadenamiento de una crisis económica suelen ser por catástrofes naturales, sociales o políticas; por alocadas fluctuaciones en el precio de las materias primas; o por la aplicación de erradas políticas económicas. Las consecuencias son siempre negativas produciendo grandes impactos sociales y políticos, pobreza, desaceleración y depresión económica.

10 de mayo de 2020

Un paseo por las principales burbujas económicas


Dice nuestra amplia colección de dichos populares que “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. Y tiene razón porque si alguien no nos engaña es ella misma. Nietzsche decía que todas las cosas se encuentran en un eterno retorno, sin embargo, los más puristas, mantienen la postura de que el avance histórico no se hace de una forma lineal, sino en forma de ciclo que se repite siendo el nuevo punto de partida diferente al anterior porque está en un estadio superior ya que el avance se realiza en vertical y en espiral.

Si esta hipótesis la trasladamos a las burbujas económicas que han ido aconteciendo a lo largo de la historia, observamos que tiene mucho de cierto. Aunque cada vez más experiencia (desgraciadamente) se tiene en el desarrollo de éstas, es muy difícil identificarlas de una forma prematura. Solo cuando la caída brusca de los precios se precipita es cuando se identifica provocando entonces el inevitable crash.

Se conoce como burbuja económica la situación que se produce cuando un bien o un activo adquieren un precio desproporcionado en función de su valor teórico. El foco principal en su formación es la especulación, la moda, la novedad o simplemente una tendencia prolongada del mercado. La burbuja estalla en el momento que deja de haber compradores; en ese instante, los vendedores entran en acción intentando deshacerse del activo de forma masiva provocando una caída brusca del precio, incluso por debajo de su valor teórico, dejando tras de sí un reguero de cadáveres llenos de pérdidas y deudas.

17 de abril de 2020

El impacto del COVID-19 en los Mercados Financieros


Aunque parezca mentira, el despegue de los Mercados Financieros, después de que el Coronavirus los haya dejado en el más profundo de los abismos, estará en manos de los científicos. El inicio de la recuperación económica coincidirá con el hallazgo de la vacuna para el COVID-19, en virtud de lo cual, la cura sanitaria será también la cura económica. Dicha vacuna, o el tratamiento terapéutico efectivo sobre la pandemia, será el fósforo que inicie el disparo de las Bolsas mundiales, aunque no se evitaría la posible recesión debido a que estamos entrando en un colapso de la economía real, nada comparable con las crisis financieras de antaño.

La recuperación bursátil, en términos de porcentaje, puede, en apariencia, resultar engañosa. Me explico: cuando un valor o un índice cae un 50%, para volverse a poner en el punto de inicio de la caída, tiene que subir un ¡100%! Esta paradoja, la hemos visto muy clara con estas últimas subidas; han sido subidas, en términos de porcentaje, muy grandes, pero únicamente han sido capaces de recuperar una parte pequeña del camino de retroceso. Nuestro Ibex35, después de haber sufrido el mayor desplome en su historia en tan breve espacio de tiempo (aproximadamente un tercio de su valor) acumula un alza del 20% desde mínimos, pero aún le queda más de un 40% de subida para llegar a los máximos anuales. La experiencia nos dice que los rebotes no se consiguen de manera lineal, lo hacen encadenando caídas intermedias en forma de dientes de sierra para formar una tendencia.