17 de agosto de 2020

La disciplina en los Mercados Financieros


¿Qué es la disciplina? La RAE no lo deja muy claro, pero se podría decir que es cumplir las leyes y las órdenes o, dicho de otra forma, hacer lo que hay que hacer, a la hora que lo haya que hacer teniendo ganas o no. En la actividad cotidiana es necesaria la disciplina, pero imprescindible en la inversión al suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Ya sé que es difícil, nadie dijo que el éxito fuera fácil de conseguir, pero también es complicado gestionar las emociones y, si nos ponen a prueba, somos capaces de conseguirlo. Todo el mundo repudia la disciplina, pero anhela los resultados que proporciona.

La Disciplina en los Mercados Financieros marcará el devenir bursátil y hará tener claro un plan de inversión conciso y plenamente estudiado. Definirá las posibles incidencias en el camino, actuando con rigor en los contratiempos del escenario financiero.

Aunque sea repetitivo, el capital inicial debe de ser aquél que se sepa que no va a hacer falta en un futuro próximo. Pues como el viento en el Mar de los Mercados Financieros no siempre soplará a favor, habrá momentos que hará incurrir en pérdidas o habrá que vender los activos de la cartera en el momento menos propicio.



La definición de un método, unido a una estrategia y un plan preciso de inversión, deben de acompañar en todo momento en la travesía por el mundo de las finanzas. Este método no se expondrá al Mercado real hasta que se demuestre su eficacia en un entorno simulado más sencillo. Si empieza a funcionar, se le incorporan desafíos adicionales. De esta forma, se irá amoldando a la estrategia y modo de trabajo hasta que satisfaga sus resultados. No olvidemos que los simuladores no plantean de forma realista la mayoría de los retos psicológicos asociados a tener el dinero propio invertido. Si ni siquiera se es capaz de ejecutar una estrategia en un entorno simulado no se puede aplicar, ni de lejos, al Mercado real; si no se es capaz de seguir una disciplina simulada se debe cambiar de actitud, una falta de disciplina puede llevar a una falta de confianza.

Una mala estrategia conducirá a resultados mediocres, variables y hasta deficientes y eso lleva a que los beneficios sean nulos o negativos, entonces no queda más remedio que reconocer la equivocación. Sin pensarlo dos veces, se cambia de método si esto ocurre pues si se sigue insistiendo en lo mismo se llega a la frustración y ésta dará lugar a resultados aún perores.

Una vez que se ha dedicado el tiempo suficiente a la simulación, se pasa a la siguiente fase que es tomar contacto con el devenir diario de la misma forma como si de nuestra cartera personal se tratara. Insisto en que el uso del simulador no equivale plenamente a la experiencia real de la gestión de una cuenta en el mundo real. Hay más jugadores que inversores que han empezado en la Bolsa de forma real y han aprendido, pero a un precio demasiado alto por no haber expuesto su método estratégico a un simulador. Al no acompañarle la experiencia, los errores les vienen uno detrás de otro, pero claro, al final aprenden después de estrellarse sobre las bandas como si de una bola de billar se tratase. No importa, cada uno aprende como quiere, pero no le queda otro remedio que aceptar que sin disciplina en los Mercados no hay éxito.

El método tiene que incluir, sin remedio, unas instrucciones muy específicas por si en un momento determinado comienza a fallar el plan, revisarlo sobre la marcha sin perder el norte de la operativa. No hay nadie en este mundo que posea un método efectivo en su totalidad, no hay método que no presente en sus resultados rachas de pérdidas y aquí actúa, de nuevo, la disciplina. Comprar es fácil, vender complicado y si es en pérdidas ¡ni te cuento!

La disciplina hace vender en cualquier momento sin tener en cuenta si se está en pérdidas o en ganancias, hace vender porque el sistema dice que hay que vender. Si el sistema plantea una salida y el inversor no sale esperando a que el Mercado se vuelva en su dirección, las pérdidas pueden ser indefinidas. Si manteniendo una disciplina, no siempre se obtiene el éxito, qué será el que actúa por sus impulsos sin ningún tipo de criterio.

El tiempo va proponiendo nuevas reglas para el sistema que las hay que ir incorporando y aplicando: todo es cambiante y los Mercados mucho más.

El inversor tiene que enfrentarse, en numerosas ocasiones, a la codicia y al miedo que algunas veces, ambas, juegan muy malas pasadas, haciendo ver gigantes donde solo hay molinos de viento. Pues para salir de esa alucinación está, de nuevo, la disciplina: ella observa por nosotros los principios del sistema y nos los hace cumplir, sabiendo que si no hay seguridad no hay entrada.

Hay que hacerle caso al sistema de inversión, trabaja para la cartera. Está educado para ello. Nunca se le puede llevar la contraria, es un aliado. Y un aliado que no falla es un tesoro. Entonces, ¿por qué se abandona por la intuición o el consejo de otro? Él es disciplinado contigo, sé tú con él.

Estas lecciones que enseña el Mercado se aprenden después de haber dejado por el camino una parte importante de la cartera. Y no es raro volver a caer por tropezar de nuevo en la misma piedra.

Al asumir las primeras pérdidas y cerrar la posición se está protegiendo el capital porque las primeras pérdidas son siempre las más pequeñas. Pero si lo que se quiere es ser un perdedor hay que hacer lo siguiente: liquidar rápidamente los beneficios y asumir todas las pérdidas. Luchar contra el llamado “vértigo del beneficio” consiste en liquidar la posición anticipadamente.

Mimar y cuidar el plan de la estrategia es imprescindible, pues, si se pierde, el inversor se convierte, sin remedio, en carne de los tiburones financieros que no tienen ningún tipo de escrúpulos ni piedad.

Gestionar bien el riesgo. El riesgo inapropiado traerá dolores de cabeza descomunales. Y aquí la disciplina no tiene nada que hacer pues si los tamaños de posición y riesgo no están bien situados no hay forma de cuadrar el método, adueñándose las pérdidas de la cartera y de la gestión. La solución: cortar de forma radical esta situación.

Y una última cuestión: las ganancias acumuladas poco a poco en la cartera son un préstamo del Mercado hasta final de año. Hasta entonces, los beneficios son capital cedido que en cualquier momento podrán ser requeridos por el Mercado que actúa de acreedor.

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