Monumento a la peseta. Fuengirola |
La peseta ha sido la moneda de curso legal en España hasta
el 31 de diciembre de 2001 dando paso a la entrada del euro el 1 de enero de
2002 y conviviendo ambas monedas hasta el 28 de febrero de 2002, pudiendo ser
cambiadas por euros en cualquier banco o caja de ahorros hasta el 30 de junio,
estableciéndose el tipo de cambio de 1 euro = 166,386 pesetas. A la llegada del
euro, había en circulación billetes y monedas en pesetas por valor de 48.750
millones de euros. Las autoridades monetarias establecieron que las monedas y
billetes de peseta podían ser canjeadas en cualquier oficina del Banco de
España por euros, sin coste adicional, hasta el 31 de diciembre de 2020 al tipo
de cambio original. Debido a las dificultades de cambio que ha habido durante estos meses, el Banco de España ha decidido ampliar el plazo de cambio hasta el 30 de junio de 2021. Después de esa fecha, la peseta no podrá ser cambiada por
ninguna otra moneda de curso legal a no ser que se haga a través del mercado no
regulado del coleccionismo; perdiendo, por tanto, su valor nominal o facial,
manteniendo el intrínseco y el numismático.
Coloquialmente hablando, a la peseta se le ha llamado pela, rubia o cala. A la moneda de 5 céntimos se le llamaba perra chica, a la de 10 céntimos perra gorda, a la de 25 céntimos real, a la de 50 céntimos dos reales, a la moneda de 5 pesetas duro, a la moneda de 100 pesetas 20 duros, al billete de 1.000 pesetas se le conocía como talego o billete verde, al de 5.000 pesetas como billete de 1.000 duros y 1 millón de pesetas se le conocía como 1 kilo porque mil billetes de 1.000 pesetas pesaban 1.000 gramos.
Como decía, el canje de pesetas por euros entra en su recta
final: el próximo 30 de junio finalizará el plazo para realizar el cambio
de una moneda a otra. Los interesados deberán acudir al Banco de España o
cualquiera de sus sucursales distribuidas por el territorio nacional para
realizar el canje y estarán obligados a identificarse con el DNI o similar. Se
podrán cambiar todos los billetes y monedas que se hayan puesto en circulación
a partir de 1939. Los que se emitieron entre 1936 y 1939 será necesario
realizar un análisis previo por parte de los propios expertos del Banco de
España. Todos los billetes y monedas, incluidas las conmemorativas, de
colección o especiales, se cambiarán por su valor facial.
Según el Banco de España, al final del pasado mes de julio,
aún quedaban por cambiar el equivalente a más de 1.602 millones de euros,
asumiendo que se quedarán muchas sin canjear debido a los coleccionistas, a las
pérdidas, al deterioro y a las que han salido del país. Otra cosa diferente es
saber dónde se encuentran las pesetas que aún están sin convertir debido a que
cuando una partida de moneda se pone en circulación es imposible practicarle un
rastreo.
Si alguien tiene pesetas todavía en su casa y son de tiradas
masivas es preferible optar por el cambio que ofrece el Banco de España, será
la última oportunidad que tenga para deshacerse de ellas manteniendo su valor
facial. Otra cosa es que se quiera guardar alguna, o una de cada, a modo de
recuerdo, es más, creo que es aconsejable: la historia de la peseta ha sido muy
interesante. El que es profesional, si aún no las ha cambiado, es porque sabe
lo que tiene en su poder y espera su más que probable revalorización, sobre
todo las primeras que se acuñaron. Sobre las últimas que se emitieron habrá que
esperar para ver qué valor numismático van adquiriendo para obrar en
consecuencia.
En una moneda se pueden diferenciar tres valores: valor
intrínseco (precio del material del que está fabricada), valor facial (precio
de circulación) y valor numismático (precio de una moneda en el mercado del
coleccionismo). El valor numismático es bastante difícil de calcular para
cualquier ciudadano de a pie a no ser que se mueva en el mundo de los
coleccionistas. El mercado del coleccionismo no es un mercado regulado por lo
que los precios pueden variar de un lugar a otro o de un coleccionista a otro,
por eso es siempre recomendable acudir a un especialista. Los principales
factores que afectan al valor numismático son la rareza, la escasez y la
demanda de la moneda. En el caso de las pesetas, ya hay monedas y billetes que
tiene precios ciertamente desorbitados debido a que son muy antiguas, tienen un
error de impresión, pertenecen a series conmemorativas o se acuñaron escasos
ejemplares.
El valor de canje sigue siendo el oficial: por cada 166,386
pesetas corresponde 1 euro. Por lo tanto, el beneficio del portador será nulo.
En el caso de que alguien haya conservado pesetas con la idea de cambiarlas al
final del periodo de canje, como es el caso, se ha encontrado con que la
inflación ha actuado de manera implacable y ha perdido valor en el cambio. Solo
las monedas que sean muy antiguas tendrán más valor por lo que sería
recomendable comprobar su precio antes de acudir al canje directo. Los que
opten por quedarse con ellas, pensando en la posible revalorización, deben de
tener en cuenta que si las series son de gran tirada la revalorización será muy
lenta y escasa debido al gran número que existirá en el mercado del
coleccionismo. Diferente será para el caso de series de poca tirada y que ya en
su día fueron acaparadas en prácticamente su totalidad por los coleccionistas.
Desde el punto de vista estrictamente económico, la numismática, al no producir nada, es una mala inversión. Únicamente genera beneficio en el momento de la venta y si la custodia ha sido la educada. Además, al no existir un mercado regulado, la inversión en numismática únicamente es aconsejable para los profesionales del sector. Para el resto será, como mucho, una afición, no una inversión, donde el “gato por liebre” estará a la orden del día.
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