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21 de junio de 2022

¿Cómo cambiar un Billete deteriorado?

Foto by pixabay.com
Un billete o papel moneda, que surge en Suecia a mediados del siglo XVII, es un papel impreso o grabado, generalmente emitido por un Banco Central, al que se le asigna un valor pecuniario determinado y se emplea como medio legal de pago, pudiendo reemplazar o complementar a la moneda metálica. El billete está indicado para cantidades mayores de dinero, dejando a las monedas relegadas a un segundo plano en cuanto a valor monetario.

¿Quién no ha tenido en sus manos un billete deteriorado, por cualquier causa, y no ha sabido qué hacer con él? Aunque el papel sobre el que están impresos los billetes tiene una resistencia considerable, su uso normal acaba por desgastarlo. En muchas ocasiones y por diversos motivos, un billete puede llegar a nuestro poder en un estado deplorable: estar roto, faltarle un trozo, estar manchado, pintado, decolorado, mojado o quemado; en definitiva, preocuparnos porque es posible que no nos lo admitan como medio de pago y eso se convierte en un problema, aunque, sea del importe que sea, es válido como papel moneda. Cuando eso ocurre, aunque carezca de ética, hay quien trata de ponerlo de nuevo en circulación para que siga su camino pasando de mano en mano. Pues que sepas que existe una solución y se puede canjear por uno nuevo con el mismo valor en euros. De hecho, toparse con un billete maltrecho es un incidente muy habitual. Tan habitual como que el Banco de España tiene una unidad especializada para eso, denominada Unidad de Análisis de Billetes, que examina más de 100.000 billetes al año, teniendo que destruir cerca de 500 millones de euros de billetes que no cumplen con los estándares de calidad para estar en circulación y usarse como medio de pago.

7 de diciembre de 2020

Réquiem por la Peseta

Monumento a la peseta. Fuengirola
La primera pieza que se acuñó como “peseta”, todavía sin ser la moneda oficial, fue en Barcelona en el año 1808 durante la dominación napoleónica. No sería hasta después del destronamiento de Isabel II cuando el ministro de Hacienda del Gobierno Provisional (Laureano Figuerola), el 19 de octubre de 1868, mediante un decreto, instaura la peseta como unidad monetaria de España, centrando toda su producción en la Ceca (casa de la moneda) de Madrid, hoy la FNMT-RCM (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda). Hasta la aparición del euro, se han acuñado ahí todas las pesetas que han estado en circulación. En julio de 1874 será cuando aparezca la primera emisión de papel moneda en pesetas, momento en el que se concede al Banco de España la exclusividad para emitir billetes. Desde 1941 la producción de papel moneda recayó en la FNMT-RCM. Cada moneda y cada billete han reflejado en su anverso y reverso una instantánea del arte, la política, la religión, la economía, la cultura y la historia del momento en que se acuñaba.

La peseta ha sido la moneda de curso legal en España hasta el 31 de diciembre de 2001 dando paso a la entrada del euro el 1 de enero de 2002 y conviviendo ambas monedas hasta el 28 de febrero de 2002, pudiendo ser cambiadas por euros en cualquier banco o caja de ahorros hasta el 30 de junio, estableciéndose el tipo de cambio de 1 euro = 166,386 pesetas. A la llegada del euro, había en circulación billetes y monedas en pesetas por valor de 48.750 millones de euros. Las autoridades monetarias establecieron que las monedas y billetes de peseta podían ser canjeadas en cualquier oficina del Banco de España por euros, sin coste adicional, hasta el 31 de diciembre de 2020 al tipo de cambio original. Debido a las dificultades de cambio que ha habido durante estos meses, el Banco de España ha decidido ampliar el plazo de cambio hasta el 30 de junio de 2021. Después de esa fecha, la peseta no podrá ser cambiada por ninguna otra moneda de curso legal a no ser que se haga a través del mercado no regulado del coleccionismo; perdiendo, por tanto, su valor nominal o facial, manteniendo el intrínseco y el numismático.

Coloquialmente hablando, a la peseta se le ha llamado pela, rubia o cala. A la moneda de 5 céntimos se le llamaba perra chica, a la de 10 céntimos perra gorda, a la de 25 céntimos real, a la de 50 céntimos dos reales, a la moneda de 5 pesetas duro, a la moneda de 100 pesetas 20 duros, al billete de 1.000 pesetas se le conocía como talego o billete verde, al de 5.000 pesetas como billete de 1.000 duros y 1 millón de pesetas se le conocía como 1 kilo porque mil billetes de 1.000 pesetas pesaban 1.000 gramos.

27 de julio de 2020

El devenir del Dinero


En este mundo, si algo hay paradójico es el dinero: no tiene valor por sí mismo, pero es el bien más codiciado; no tiene fuerza, pero es capaz de mover el mundo; la salud es lo más importante, pero se cambiaría un proceso gripal por una buena cuenta corriente; el dinero no te da la felicidad, pero te deja a un paso de ella… Qué razón tenía Quevedo cuando escribía “Y pues es quien hace iguales / al rico y al pordiosero, / poderoso Caballero es don Dinero”. No importa si se tiene por su origen o por pedir limosna. Al fin y al cabo, el tener dinero es como la muerte: a todo el mundo iguala. Ya en la Edad Media, el Arcipreste de Hita escribió en su miscelánico “Libro del Buen Amor”: “El dinero es alcalde y juez muy alabado, / es muy buen consejero y sutil abogado, / alguacil y merino, enérgico, esforzado; / de todos los oficios es gran apoderado”.

Hablar de dinero es pensar en monedas y billetes, pero no siempre ha sido así. Es más, hoy tampoco es así. En las economías de subsistencia se intercambiaban bienes o servicios mediante el trueque y ese era su medio de pago. Comprador y vendedor tenían que ponerse de acuerdo y estar interesados en los bienes que ofrecía cada parte. El trueque no era más que ofrecer lo que se tiene de sobra para recibir lo que a otro también le sobra. Lógicamente, tenía que existir la necesidad de aquello que en exceso poseía uno y al otro le hacía falta. La humanidad siempre ha hecho lo posible por cubrir sus necesidades. El intercambio entre dos productos era muy sencillo, pero se complicaba mucho cuando el número de bienes y servicios comenzó a ser bastante amplio.