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El alquimista. Pietro Longhi |
De la misma forma que el alquimista de
la antigüedad se esforzaba por la búsqueda de la piedra filosofal junto con la
panacea universal, algunos ahorradores-inversores buscan también la fórmula
del éxito en la Bolsa y lo establecen como su quimera. Muchos aprendices y
falsos alquimistas, tenidos por auténticos, gozaron de prestigio y apoyo
durante siglos; es más, gracias a eso se hicieron grandes descubrimientos
químicos que duran hasta la actualidad dando origen a la ciencia química, pero
no encontraron lo que buscaban tan ansiadamente. También se llenó el mundo de
charlatanes con pócimas y brebajes mágicos que lo único que conseguían era
vender, a toda costa, su producto “milagroso” engañando, como siempre, al
necesitado y al incauto.
No es nuevo, haciéndose eco esta
bitácora de ello, que la inmensa mayoría de los ahorradores que depositan sus
ahorros en la Bolsa pierden dinero: lo pierden, debido a que su búsqueda se
limita a obtener dinero fácil. Han observado a inversores de Bolsa que han
tenido un gran éxito y piensan que lo han tenido gracias a que han encontrado
el método secreto. Claro, como es secreto, no lo van a difundir a cualquier
precio. Pues nada más lejos de la realidad: el que ha obtenido éxito en Bolsa,
que los hay, lo ha conseguido gracias al duro trabajo y no a “pelotazos” como alguna mayoría cree.
También, y es verdad, existe la suerte, pues la Bolsa tiene una parte que es
azar y esa es la peor, es la que ciega y hace volver a probar y probar, pero muchas
veces es implacable y la suerte nos abandona dando como resultado una pérdida
mayor que la ganancia que nos prestó la Bolsa cuando la suerte estaba de
nuestro lado.