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La psicología
influye en cada una de las decisiones que tienen que tomar las personas. En
este sentido, el mundo de la inversión no es diferente debido a que el inversor
tiene que arriesgar su propio patrimonio, a sabiendas de que las emociones formarán
una parte muy importante del negocio, hasta tal punto que si no son controladas
serán quienes marquen la línea del éxito o del fracaso.
Los
movimientos que se producen en los Mercados Financieros son el resultado de las
decisiones que toman el conjunto de los inversores implicados en las
transacciones que se llevan a cabo. Esos inversores son personas que sienten
emociones de euforia cuando ven que ganan y emociones de pánico cuando ven que las
pérdidas son las dominantes en sus carteras.
Una posición
abierta siempre contempla un motivo de preocupación, cuando en realidad debería
de ser al revés. El camino de las pérdidas siempre es más escabroso que el de
las ganancias porque los pesares que producen las minusvalías no son
equiparables a las alegrías que producen las plusvalías. Y es que el ser humano
no está preparado para las pérdidas: su afán más inmediato es el de ganar,
aunque el fin sea morir de éxito.
Los mercados
se mueven por tendencias bajistas y alcistas, siendo el espejo del
comportamiento de una gran mayoría de los inversores. Los sentimientos de miedo
y avaricia son los causantes de la mayoría de los movimientos del mercado en el
corto plazo, provocando las consabidas distorsiones. La psicología humana no
afecta de la misma manera a todos los inversores. La diferencia está en los
plazos marcados: las emociones son indirectamente proporcionales al plazo
estimado de la inversión inicial.
Otro aspecto
a tener en cuenta es el tipo de estrategia que se haya planteado: cuanto menos
cuantitativa sea y más discrecional, mayor influencia ejercerán las emociones.
Una vez más, la importancia de tener una estrategia bien definida puede aislar
las perturbaciones que puedan generar las emociones.
Nadie está
exento de tomar una mala decisión, pero conociendo nuestro perfil de inversor
hay mucho terreno ganado para que la operación salga según lo previsto. Si el
inversor no se conoce, podrá tomar en ocasiones decisiones precipitadas,
basadas en un impulso de la intuición y no en el conocimiento, en los datos y en
el pensamiento, llegando a provocar hasta un sentimiento de derrota.
Los avances
tecnológicos también han llegado, para quedarse, en el mundo de las
inversiones, sobre todo en el trading. La utilización de estos sistemas permite
prescindir casi en su totalidad del efecto emocional al operar al margen del
factor humano. Como en todos los ámbitos, hay diferentes opiniones: por un
lado, están los defensores de la aplicación de la inteligencia artificial a las
inversiones alegando que al quitar el factor emocional mejoran los resultados;
por el otro, están los que opinan que una máquina no puede sustituir a la mente
humana porque no tienen la capacidad de analizar todos los elementos que puedan
influir en la oferta y la demanda. Lo que sí está claro es que los avances
tecnológicos en la inversión ya son una realidad, dejando el horizonte abierto
a la retirada de las emociones humanas para conseguir una eficiencia casi
perfecta en los Mercados Financieros. Por si fuera poco, al ser incansables, son
capaces de operar de manera ininterrumpida.
Al final, lo
que dice la psicología es que de una forma natural se cometen errores, por eso,
invertir en aprendizaje, es una buena manera de evitar los errores emocionales
y no convertirnos en nuestros propios enemigos financieros.
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