29 de junio de 2021

Reflexiones sobre el Valor del Dinero

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El dinero es el medio universal de pago, aceptado en todo el mundo y el que evitó seguir usando el trueque en las transacciones económicas. De esta forma, el que quiere un servicio o un bien simplemente lo paga y se evita el siempre engorroso intercambio.

En los orígenes, el dinero estaba respaldado por un patrón de oro, es decir, una pieza de oro, con un peso estándar y conocido previamente que equivalía a una cantidad fija de dinero. Así, tenía que existir tanta reserva de oro como dinero en circulación. Y aquí el primer problema: si un Estado quería poner en circulación más dinero, tenía que adquirir más oro por lo que las políticas monetarias se complicaban mucho cada vez que surgía un problema económico inesperado. En los años 70, EE.UU. impuso un nuevo sistema al salirse del “patrón oro” llamado “curso legal” y que hoy en día es aceptado universalmente. De esta forma llegamos a lo que se denomina moneda de curso legal” que no es otra cosa que la forma de pago que un Estado o conjunto de Estados han declarado válida como medio legal de pago y de cancelación de deudas.

El dinero en efectivo va cambiando su valor con el tiempo. ¿Por qué? Por la inflación, por la devaluación, por el riesgo… Teniendo clara esta premisa, se puede definir una de las teorías más importantes de las finanzas: mientras que el precio del dinero permanece constante, su valor fluctúa con el paso del tiempo. Siguiendo con el razonamiento, al hacer una inversión hoy, deberá aumentar su valor a futuro y por lo tanto su precio. Es decir, el dinero, para no perder poder adquisitivo, deberá generar una renta superior a la inflación a modo de semilla que se siembre, se reproduzca y dé fruto. Si se quiere obtener beneficio con él, se le prestará a alguien, ese alguien lo utilizará para lo que sea menester: llámese negocio, compra de pasivo o activo, planes de depósito, fondos de inversión o un largo etcétera, todos ellos basados en el concepto de la variación del dinero en un futuro. La inversión lleva siempre aparejado un riesgo que es directamente proporcional al beneficio que se desea obtener porque el riesgo es la incertidumbre que envuelve al futuro.


El bienestar social se cubre en parte con la capacidad para conseguir las cosas necesarias pero, en la mayoría de los casos, el dinero abandona el medio de cambio para lo que se creó y se convierte en un fin a conseguir. Esto trastoca un poco la economía normal porque se supone que el dinero es finito, al ser finito la acumulación que un individuo suma es la resta que se le hace a otro o a un conjunto. Al final se ansia ser cabeza de ratón y no cola de león o, llevado al mundo del dinero, se prefiere ser el más rico de los pobres que el más pobre de los ricos. Esta premisa provoca que el dinero sirva para medir la posición relativa de la sociedad. Habrás oído hablar de que en época de crisis la distancia entre riqueza y pobreza se ensancha, pues aquí tienes el porqué: la economía no crea valor para todos por igual, pero siempre, si los gestores no hacen de las suyas, acaba como suma cero. La distribución del dinero en el mercado de compraventa no es exacta, tiene imperfecciones que son aprovechadas por los más audaces para obtener altas rentas a costa del fallo del contrincante de la transacción. Hay que ser muy tonto para cambiar dinero por bienes y muy listo para cambiar bienes por dinero.

Decía que el valor del dinero varía con el tiempo, no se puede comparar el valor a día de hoy con el valor que tendrá transcurrido un tiempo prudencial. El factor más importante que hace que varíe es la inflación que no es más que el incremento de los precios de los productos con el paso del tiempo. Esa variación de los precios en los productos es lo que hace que varíe el valor del dinero. Fíjate, un billete de 20 euros no varía de precio con el paso del tiempo, pero sí varía la cantidad de un determinado activo o pasivo que se pueda adquirir con él. Por lo tanto, el precio de un producto es la cantidad de dinero que se paga por su adquisición. Por el contrario, el valor de un producto es el beneficio o utilidad que se obtiene por su adquisición. Precio y valor, paradójicamente, son indirectamente proporcionales. Por poner un simple ejemplo: el agua es más valiosa que los diamantes, pero inmensamente más barata.

el aumento del valor del dinero a futuro beneficia al deudor y perjudica al prestamista

Hablar de los precios y el valor del dinero en el pasado es algo más simple porque la historia está escrita y se puede consultar. Una manera bastante fiable para actualizar un precio del pasado al presente es usando la calculadora de variación del IPC (Índice de Precios al Consumo) que ofrece en su página web el INE (Instituto Nacional de Estadística). Esto no siempre es exacto, pero es una buena aproximación. Algo más complejo, pero más fiable, es comparar los precios de cada época con los salarios equivalentes del momento.

Lo que queda claro es que el dinero con el paso del tiempo pierde valor de una forma evidente. Todos preferimos el pago de un bien hoy en lugar de recibir el mismo pago a una fecha futura. No se tiene en cuenta, pero es muy importante, a la hora de invertir el ahorro, saber cómo se verá afectado el valor del dinero mientras está transcurriendo el tiempo porque si no es favorable al aumento de valor para el ahorrador, deberá, de inmediato, modificar el planteamiento.

El valor del dinero tiene una apreciación relativa. Si el salario proviene de una nómina, todos los meses ingresan en la cuenta una misma cantidad de dinero. En este caso, el valor del dinero equivalente al trabajo ha permanecido constante. Pero si se sale al mercado, se observará como los productos fluctúan de precio con el paso del tiempo, normalmente al alza, a no ser que esa alza haya sido provocada por una desmesurada especulación y el paso del tiempo haga que los precios bajen a niveles similares a los del inicio especulativo.

Visto lo visto, se recomienda no guardar el dinero debajo de las baldosas de la cocina porque es contraproducente desde el punto de vista de la rentabilidad del ahorro. Y, otra cosa, el aumento del valor del dinero a futuro beneficia al deudor y perjudica al prestamista. Por eso, estudia muy mucho los intereses a los que prestas tu dinero.

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