Ahora que peligra el futuro de las pensiones, el “Movimiento
FIRE” asegura que es posible jubilarse antes de cumplir los 50 años
(incluso antes de los 40) cambiando, únicamente, el estilo de vida. Si nos
remontamos al pasado, con trabajar se tenía solucionado el tema de las
pensiones porque para eso se pagaba a la Seguridad Social. Esa pensión de
jubilación aseguraba la independencia financiera en el momento de llegar a la
edad dorada. Y así ha sido. Es más, cuando la crisis llegó al momento más
álgido de la estrangulación financiera, no pocos se refugiaron en las pensiones
de sus ascendientes, incluso sacándolos de sus residencias para poder sortear
sus peores momentos económicos. El caso es que las pensiones cumplieron
milimétricamente, como si de un reloj suizo se tratase, con su cometido. Por el
contrario, el futuro no es tan lisonjero: seguirá habiendo pensiones, seguro,
pero se verán reducidos los importes a percibir hasta límites insospechados.
Con este panorama tan desolador, aderezado por los peores pronósticos de los
gurús económicos, las próximas generaciones nos veremos trabajando hasta los 75
años para percibir una pensión ridícula, que no cubrirá ni siquiera nuestras
necesidades económicas más esenciales.
En medio de este contexto, y cuando parece que está más
complicado el futuro de las pensiones, llega el “Movimiento FIRE” (Financial
Independence and Retire Early -Independencia Financiera y Jubilación Temprana-).
Sin parar de ganar adeptos en España (copiando la idea de países como Estados
Unidos, Alemania o Reino Unido) viene con nuevas ideas para solucionar nuestro
porvenir financiero. El movimiento surge en el momento en que el consumismo
está más arraigado entre la población, animando a los jóvenes a ahorrar para
poder dejar de trabajar, apostando por la austeridad y la generación de
ingresos pasivos (aquellos que no requieren de una presencia física o una
actuación directa) con el fin último de conseguir la independencia financiera.
El término FIRE lo acuñó por primera vez el ingeniero
canadiense Peter Adeney en su blog “Mr. Money Mustache”, a la hora de explicar
cómo pudo dejar él de trabajar reduciendo sus gastos un 75%.
Según la revista Global Finance, España es uno de los países
del mundo que menos ahorra: únicamente nos supera Japón, Dinamarca y Finlandia.
Los seguidores de este movimiento no conciben que tengamos esa plusmarca,
postulándose con un perfil ahorrador y rediseñando su forma de vida con la idea
de trabajar hasta el entorno de los 50 años, para luego vivir de su libertad
financiera y disfrutar de la vida obviando la utilidad de lo puramente material
que consideran intrascendente.
Las principales ideas del “Movimiento FIRE” son: el ahorro
de al menos el 50% de los ingresos frente al consumismo; controlar
exhaustivamente los gastos superfluos; durante la vida laboral haber obtenido
activos con el único fin de obtener ingresos pasivos; comprar de forma
inteligente; monetizar las habilidades innatas llevando al máximo la idea de
que lo que pueda hacer yo no necesito a nadie para que me lo haga.
Mito o realidad, el caso es que cada vez hay más adeptos a este movimiento
Seguir todas las propuestas de este movimiento es aceptar un
estilo de vida totalmente contrario al de la mayoría de las personas que tienen
una filosofía de vida muy diferente. Lo que la mayoría hace es poseer todo y
usarlo; ellos, por el contrario, lo poseen y lo usan, pero también lo ponen a
disposición de los demás para que lo usen y a cambio les compensen
económicamente por el disfrute. Su fin último es vivir la vida todo lo mejor que
se pueda, pero sin la necesidad de gastar mucho dinero, asumiendo como suyo el
lema de que “no es rentable vivir miserablemente durante la época en que se
está trabajando para luego vivir miserablemente la época en que no se trabaja”.
La realidad indiscutible es que los salarios actuales de los
jóvenes son bastante bajos, sin embargo, los FIRE’s no le dan demasiada importancia
a este hecho pues aseguran que cualquier persona lo puede conseguir. Ponen un
ejemplo para demostrar que no se necesitan grandes ingresos: si el estilo de
vida de una persona que gana un millón de euros requiere gastar una cantidad
similar, nunca conseguirá la independencia financiera, lo que está consiguiendo
es lo que se denomina coloquialmente como “la carrera de la rata” (se trabaja
para tener dinero, que sirve para pagar el consumismo; una vez que se paga
todo, la cantidad restante es cero con lo que hay que regresar al trabajo para
volver a tener dinero). Siendo así, no es cuestión de cantidades, es cuestión
de aprender a vivir con lo necesario.
Una vez dado el paso del ahorro viene el segundo escalón: la inversión de ese ahorro. Si el ahorro estuviese paralizado, la inflación, poco
a poco, iría disminuyendo el monto teniendo cada vez menos poder adquisitivo.
Eso se soluciona obteniendo los ya citados ingresos pasivos mediante la
inversión en activos. Lógicamente, la inversión del ahorro lleva implícita una
serie de dificultades que serán ampliamente subsanadas mediante una adecuada
formación financiera.
Otro error bastante grave que se comete, según ellos, es ir
aumentando los gastos según van aumentando los ingresos. Opinan, no sin razón, que,
si se mantiene el estilo de vida inicial con unos gastos similares, el ahorro
aumenta de una manera exponencial.
En fin, la propuesta es muy fácil: se ahorra la mitad del
sueldo y se invierte para que actúe el interés compuesto; llegados los 50, con
los ingresos pasivos, se adquiere la soñada independencia financiera. Mito o
realidad, el caso es que cada vez hay más adeptos a este movimiento. Otra cosa
es que lleguen a lograr el objetivo de la misma manera que otros lo han
conseguido (y así me consta) gracias a la austeridad, a saber invertir y a
hacer bien los deberes económicos.
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