3 de agosto de 2024

La problemática del precio de la vivienda

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No hago ningún descubrimiento al mencionar la problemática de la vivienda, ya sea en compra o en alquiler. En el primer caso se necesita un ahorro de unos 50.000 euros y, en el segundo, los precios son inasumibles. Ambos casos dificultan la emancipación de los jóvenes debido a las dificultades del acceso a la vivienda. El Banco de España ha cuantificado el problema obteniendo unos resultados extremadamente alarmantes, pudiendo llegar a pensar si se está visualizando ya un nuevo estallido de una burbuja inmobiliaria. Con el fin de satisfacer la demanda actual y futura es necesario construir 600.000 viviendas de aquí a 2025, pero se da la circunstancia que únicamente se construyen 100.000 al año. Paradójicamente, también es necesario crecer demográficamente.

En las grandes ciudades, la construcción es muy limitada, mientras que la población sigue aumentando, lo que provoca un estrangulamiento de la oferta de vivienda, causa más que probable del continuo aumento de los precios, tanto en alquiler como en compra. En el ámbito rural, el problema no es tan significativo. La ley de la oferta y la demanda es una ley universal: en el caso que nos ocupa, la demanda tiende a aumentar, mientras que la oferta disminuye, y el resultado es que el precio aumenta. ¿Hasta cuándo? Hasta que la oferta y la demanda tiendan a aproximarse al equilibrio.

Las causas de la distorsión son:

  • Falta de suelo (no por espacio, sino por liberación).
  • Ley de la vivienda (ha añadido más complejidad).
  • Inseguridad jurídica para los propietarios.

Por mucho que se defienda el mundo rural, la gente no quiere vivir allí, lo que hace que la demanda sea creciente en las grandes urbes, induciendo un aumento de los precios. Esto provoca que la edad de emancipación aumente progresivamente, a pesar de que la juventud goza de buena formación y trabajo, pero no de sueldos acordes con su nivel de vida.

El momento actual, que no digo que esté en periodo de formación de una burbuja, no es comparable a la burbuja inmobiliaria de 2008. Ahora no hay suficientes viviendas para la creciente demanda por lo que no es probable ver reducciones importantes de los precios a corto plazo, a no ser que se haga una intervención masiva típica de los regímenes totalitarios.

En definitiva, al combinarse una alta demanda con una oferta insuficiente, mientras que esa situación perdure, los precios no bajarán. En tanto no se aborde el problema de la falta de oferta (eliminación de ciertas leyes, liberación del suelo, etc.) los precios, sintiéndolo mucho, no dejarán de seguir aumentando.

Ya sabemos que la inversión inmobiliaria es la predilección del ahorrador español. Pues, si la tendencia no cambia, conviene preguntarse si es un buen momento para hacerlo, ya que todo parece indicar que los precios van a seguir al alza. Todo ello aderezado con una caída de los tipos hipotecarios que facilitarán la compra mediante un préstamo hipotecario.

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