El Fondo de Inversión es el activo financiero más versátil para
el ahorrador porque raro será no encontrar uno que no se adapte a nuestras
necesidades. El inversor doméstico se fija en la rentabilidad conocida que
ofrece mermándola los gastos y costes que lleva implícito el fondo; por esta
razón, es muy importante conocer de antemano ese tipo de gastos que serán
decisivos a la hora de calcular la posible rentabilidad que ofrezca el fondo
elegido. De esta forma, creo que debe ser de obligado conocimiento para todos
los partícipes el Ratio de Gastos
Totales o, en inglés, Total Expense
Ratio (TER). El TER es el
porcentaje anualizado de gastos que soporta y lleva implícitos un Fondo de
Inversión sobre su patrimonio. Este dato deberá aparecer en el folleto del
fondo y en los informes trimestrales que se envían a los partícipes.
El beneficio que ofrezca este tipo de activo financiero se
debe a la pericia del gestor a la hora de invertir el patrimonio del conjunto
de los partícipes restándole los gastos. Atendiendo a esto, nos fijaremos en la
categoría que mejor se adapte a nuestras necesidades de inversión para luego
observar el que más beneficios obtiene y menores gastos. Por lo tanto, el TER
debe de estar presente siempre a la hora de decidirse por un fondo u otro
independientemente del entorno del Mercado. El que un fondo tenga un TER más
elevado que otro no quiere decir que sea mejor ni peor, tampoco indicará nada
sobre sus rendimientos de inversión pues todo eso dependerá de la propia
gestión, pero sí nos dejará muy claro en qué cuantía disminuirán todos esos resultados
a la hora de plasmarlos en los beneficios que obtendrán los partícipes.