1994 fue un año horrible para los partícipes de fondos debido a las
fuertes pérdidas que tuvieron que asumir. Un año más tarde, fruto de la
ingeniería financiera, nacen los Fondos Garantizados para atraer a los
ahorradores que no querían asumir ningún tipo de riesgo.
Actualmente, se repite la historia, con la diferencia de que el producto
“idóneo” ya está creado. Pero ¿realmente compensa invertir en ellos? Es un
producto muy rentable para la entidad que lo comercializa, pero no tanto para
el ahorrador que lo suscribe como vehículo de inversión productivo y eficiente
y, además, se venden muy bien en las sucursales bancarias debido a su apellido
de “garantizados”. Para entrar ya en materia, anticipo que para que un fondo se
apellide “garantizado” el partícipe debe de asumir el coste, no siempre barato,
de esa garantía. ¡¡¡Sorpresa!!! Nadie
garantiza nada por nada.
El Fondo Garantizado se encuadra dentro de una categoría especial de
Fondos de Inversión que permiten al ahorrador o partícipe no perder el capital
invertido, siempre que se mantenga la inversión hasta el final de la cobertura
de la garantía. Algunos Fondos Garantizados permiten conocer al partícipe la rentabilidad
que va a obtener y esta será real siempre que se esté dentro de la cobertura de
la garantía. Todo esto viene convenientemente detallado en el folleto del Fondo,
debiéndose leer íntegramente y entendiendo todas sus condiciones ya que están
llenos de imprevistos y sorpresas. Esta es la razón por la que dije que la
garantía tiene su precio y no siempre es barato. La seguridad y protección son
máximas, eso sí, pero a cambio de una rentabilidad que roza la nulidad: el dinero del
ahorrador se queda enclavado en un producto que le impide la ocasión de
rentabilizarlo en el caso de que surjan otro tipo de oportunidades.
Al leer el folleto es fundamental fijarse en qué tipo de garantía
aplica, cuáles son las condiciones de la rentabilidad y las comisiones, conocer
el plazo y su liquidez (al estar restringida) por si no se adaptara a nuestro
perfil inversor.
La garantía
La garantía del fondo puede ser total o parcial.
Si es total, asegura el 100% del capital invertido, pero únicamente a
vencimiento. Es decir, si por algún motivo se retira el dinero con anterioridad
al vencimiento es posible que el ahorrador únicamente reciba el dinero que
invirtió en el fondo.
Si es parcial, asegura solo una parte de la inversión. Por lo tanto,
debería tener una mayor rentabilidad por tener menor garantía, pero no es así
en la realidad. En este caso, es posible que el ahorrador reciba únicamente el
importe del fondo que esté garantizado.
La garantía, en ambos casos, tiene un vencimiento que viene expresado en
el folleto. Llegada la fecha de vencimiento, estos fondos inician un nuevo
periodo que no tiene ni debe de ser garantizado, es más, pueden cambiar su
naturaleza, sus características y hasta su denominación y pueden dejar de ser
garantizados, que es lo más habitual.
El Fondo Garantizado ideal es el que garantiza la totalidad del capital
y un porcentaje mínimo de rentabilidad en un plazo pactado anteriormente. En
este caso, y solo en este, se puede equiparar a estos fondos con los depósitos.
Las
condiciones
Los Fondos Garantizados se clasifican, según la CNMV, en garantizados de
renta fija y garantizados de renta variable.
Cuando son garantizados de renta fija la gestora asegura, a vencimiento,
una determinada rentabilidad independientemente de las condiciones del mercado.
Esto lo consiguen invirtiendo en activos de renta fija.
Cuando son garantizados de renta variable el beneficio vendrá estipulado
en el folleto y por lo general, indicará un mínimo y un máximo de remuneración.
Estos garantizados, en la mayoría de los casos, son tan complejos que se hacen
desaconsejables para los no iniciados en los Mercados Financieros debido a que
suelen asociarse a índices, cestas de valores o productos apalancados.
El plazo de
inversión
El plazo de inversión es un factor a tener en cuenta porque es un
producto que tiene muy poca liquidez como ya veremos. Por lo tanto, el plazo
debe ir acorde con la rentabilidad que ofrezca. En este caso se debe de
comparar con los depósitos que ofrezcan las entidades por ese mismo periodo: en
el caso del garantizado el rendimiento debe de ser superior al ser mayor la
exposición al riesgo asumido.
El plazo de inversión suele variar desde unos pocos meses hasta los diez
años y este periodo es el que se garantizará; fuera de él, la garantía no actúa
en ninguno de los casos.
Las
comisiones
Las comisiones vendrán estipuladas también en el folleto del fondo.
Suele tener varios tipos de comisiones. A saber: de gestión, de suscripción, de
reembolso y de depósito.
La comisión de gestión y depósito son las habituales en cualquier fondo
y están referenciadas al capital. Esto quiere decir que la entidad
intermediaria nunca pierde y al garantizar el capital entonces las comisiones
se pagan de los beneficios.
La comisión de suscripción solo se suele aplicar si ha finalizado el periodo
de suscripción, no siendo recomendable entrar si ya ha concluido ya el plazo.
La comisión de reembolso es aplicable cuando se quiera rescatar el
dinero antes de que finalice la garantía: ronda el 5% del patrimonio invertido.
La liquidez
Comenté anteriormente que en general, los Fondos Garantizados, son poco
líquidos. Si el inversor tiene necesidad de salir anticipadamente, deberá
abonar la comisión de reembolso que, al venir definida en el folleto, siempre
será conocida.
Adicionalmente, tienen unas ventanas de liquidez estipuladas que no se
paga comisión de reembolso si se retira el capital invertido o parte de él en
ese instante. Pero la garantía no se suele mantener porque esta es a
vencimiento, con lo cual, hay que vender a mercado y se puede incurrir en
pérdidas. Es más, las pérdidas, en este caso, están casi garantizadas.
Fiscalidad
Como otro fondo: tributa como rendimientos del capital mobiliario en el
mismo ejercicio en que se venda.
A quién va
dirigido
Estos fondos pueden ser una buena opción, pero sólo para unos
determinados inversores. Por ejemplo, para los que tengan muy claro el
horizonte de inversión y sepan que no van a necesitar el dinero invertido. Son
aptos, también, para el inversor que tiene claro que no es un depósito o para
el inversor que necesita diferir sus pagos al Fisco.
¿CÓMO SE
HACE UN FONDO GARANTIZADO?
Los Fondos Garantizados tienen su público y se venden muy bien, pero el
inversor no invierte para que le garanticen el capital, invierte para ganar
dinero. El capital que está en la cuenta corriente ya está garantizado por el
Fondo de Garantía de Depósitos que, como sabéis, garantiza hasta 100.000 euros
por titular y no hay necesidad de dárselo a nadie para que negocie con él y que
el ahorrador sea el convidado de piedra. Las condiciones de algunos de ellos
son tan complejas que ni el propio asesor sabe explicarlas cuando lo está
ofreciendo.
Ahora bien, para el amante de este vehículo de inversión le propongo que
cree su propio garantizado. Es muy sencillo. Un inversor doméstico
es capaz de replicar el formato de uno de estos fondos, sin necesidad de pagar
importantes comisiones de gestión y depósito a la entidad financiera
comercializadora.
Aclaro que lo que el producto que propongo de creación
propia no será un Fondo de Inversión propiamente dicho pues, entre otras cosas,
no tendrá las ventajas fiscales que tienen los Fondos, pero sí la ganancia,
superada con creces, que dan los Garantizados. Y lo más importante, la
satisfacción de que está creado y gestionado por nosotros mismos con la garantía de no perder la inversión
inicial.
Las dos variables que se necesitan son el tiempo y el
capital. Para explicarlo recurro a un inversor ficticio que le voy a llamar Humberto Ahorrador.
Humberto dispone para invertir cien mil euros que tiene
ahorrados para cuando llegue el momento de su jubilación (dentro de diez años)
y así tener un colchón para no renunciar a su calidad de vida que tiene
actualmente. Siendo un apasionado de la Bolsa, quiere invertir con la garantía
de recuperar el capital inicial sin renunciar a otro tipo de inversiones. Su entidad
financiera le ha hablado de los Fondos Garantizados, pero le han puesto
semejante cantidad de condiciones que ha preferido crearse él uno.
Los Fondos Garantizados se construyen, principalmente, con activos de renta fija y así se minimiza el riesgo en casi su totalidad. En el Mercado hay productos de inversión que reúnen esta cualidad; a saber: depósitos, pagarés, deuda pública y, en menor medida, obligaciones y seguros de ahorro. Para el caso que nos ocupa voy a usar la deuda pública (bono a 10 años) por resultarme más cómoda para los cálculos. Supondré que el bono tiene una rentabilidad anual del 4% sin posibilidad de reinversión manteniendo la inversión durante todo el periodo hasta su vencimiento. El cálculo lo haré para el primer año y el resto lo dejo para vosotros. Obviaré detalles que no vienen al caso (como la inflación) pues lo que haré será una simulación.
Se trata de que al final de cada año Humberto siempre disponga de sus 100.000,00€.
En este caso, se necesitan 96.153,85€ para que, al cabo del año, a un 4%, el Sr. Ahorrador reciba 100.000,00€. Pues eso es lo que se hará: se invierten los 96.153,85€ y al cabo de un año se recibirán 100.000,00€.
Ya está: con esto y sin hacer nada más, Humberto recibiría al cabo del año sus 100.000,00 euros que tenía inicialmente. Conclusión: comisiones, cero (en deuda pública son ínfimas) y el capital inicial está garantizado. Pero aún queda lo mejor: los 3.846,15€ que tiene en su bolsillo Humberto debido a que la inversión se ha realizado al descuento, los puede utilizar para realizar inversiones alternativas y con más riesgo porque, aunque le vaya muy mal y lo pierda todo, aun así, su capital inicial sigue garantizado.
Que lo que se quiere es un garantizado parcial. Pues a gusto del consumidor. En este caso, se consigue haciendo combinatoria entre el capital inicial invertido en bonos y el resto en efectivo. Por ejemplo: se invierten 90.000,00€. Quedan 10.000,00€ para otro tipo de inversiones y la garantía es de 93.600,00€. En fin, variables hay miles.
Esto es un Fondo Garantizado. Ni más, ni menos. La entidad intermediaria puede invertir el dinero donde le dé la gana, se puede hasta quedar con los beneficios y el inversor recibe su capital inicial.
Los casi cuatro mil euros de los que dispone inicialmente Humberto los puede invertir en lo que quiera: es un dinero en efectivo que no ha usado. ¡Y así durante los diez años de la inversión en bonos!
Otra forma de verlo es, por ejemplo, que nuestro amigo quiera tener un detalle con sus hijos cada año: pues dispone de 3.846,15€.
Fijaros que si le hubiese dado los 100.000,00€ a su banco para invertirlos en un Fondo Garantizado, sería este el que dispusiera de esa cantidad en efectivo. ¡Casi nada!
Finalizo diciendo que invertir es fácil, pero hay que
hacerlo con conocimiento de lo que realmente se está haciendo. Hay para todos
los gustos.
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