30 de abril de 2020

Invertir siguiendo el Ciclo Económico

La evolución de la economía no es lineal, sigue unas fluctuaciones denominadas fases, marcadas por sus diferentes ritmos de evolución. Esos periodos de expansión y contracción, más o menos predecibles, son los que generan los ciclos económicos que, bien aprovechados, son muy fértiles para ahorradores e inversores.

La historia económica ha dado muchas teorías intentando explicar la formación de los ciclos económicos. Todas ellas, de una forma u otra, convergen en que el ciclo surge de las fluctuaciones de la renta, apoyándose en la senda que experimenta la economía a largo plazo. Esas teorías tienen un problema común y es identificar los recursos que pueden modificar la tendencia tanto en un sentido como en otro. También necesitan dar explicaciones a los factores que provocan el cambio de ciclo tanto cuando está en la cima como cuando está en el valle.

¿QUÉ ES EL CICLO ECONÓMICO?

Se denomina ciclo económico a la fluctuación de la actividad global cuando casi todos los sectores convergen al unísono hacia la expansión o la recesión. Se puede medir a través de la producción, el desempleo, las quiebras, la inflación e, incluso, el déficit público. Los ciclos, atendiendo a su duración, pueden ser cortos (aquellos que duran de 30 a 40 meses), medios (los comprendidos entre 7 y 10 años) y largos (los que sobrepasan más de 10 años). En el ciclo económico, debido a sus fluctuaciones constantes, se pueden identificar varias fases: Recuperación, Expansión, Auge y Recesión.


Para intentar salir de una Recesión, las autoridades monetarias intentan a toda costa incentivar el consumo, y lo consiguen bajando los tipos de interés junto con otra serie de medidas encaminadas para que fluya el crédito hacia el consumo. Así comienza la fase de Recuperación. La demanda, la producción y la inversión empiezan a aumentar ayudando al inicio de la economía ascendente.

La Expansión se caracteriza porque las expectativas de los consumidores aumentan tocando fondo los tipos de interés, provocando una reducción del desempleo y un despegue del consumo. En este momento, la mayoría de la población se ha olvidado ya de la fase anterior sin ser conscientes de que la historia se repite.

Con el Auge aumenta el endeudamiento y la inflación provocando una estabilización de las expectativas. En este caso, las autoridades monetarias vuelven a tomar medidas para controlar la economía subiendo los tipos de interés. Se llega al punto más álgido de la recuperación para acto seguido comenzar a aparecer las primeras señales de ralentización y estancamiento: la deuda sale más cara y el crecimiento se ralentiza.

El final del ciclo termina con una Recesión que es la fase más negativa y descendente del ciclo: aumenta el desempleo, se reduce le consumo arrastrando a una contracción de la producción. Con ella se llega al estrangulamiento de las empresas lo que implica un aumento del desempleo coincidiendo, a su vez, con que las expectativas están en depresión. En esta fase se llega al punto más bajo del ciclo y es donde se comienzan a ver los “brotes verdes”. Es muy complicado salir de ella porque todo el horizonte se ve muy oscuro y no siempre las medidas que se toman son las más acertadas, lo que redunda en que se tarde más o menos en salir de la depresión o crisis. También es cierto que cuanto más a tempo se detecte, más fácil es salir de ella porque se anticipan soluciones que, aunque puedan ser erróneas, da tiempo a rectificarlas antes de que se llegue al punto inferior de la inflexión del ciclo.

¿EN QUÉ INVERTIR SIGUIENDO EL CICLO?

Invertir según el ciclo económico es una estrategia que consiste en adelantarse a la fase que se prevea. Aun así, hay empresas que por sus características son más o menos idóneas según la fase en la que nos encontremos. Como no todos los ciclos económicos padecen los mismos males ni las mismas alegrías, es complicado establecer un orden cierto de inversión, pero, aun así, se pueden asociar ciertos sectores, de forma genérica, a cada fase del ciclo. Una aproximación inicial de inversión quedaría  así:

Recuperación: Banca e industria. La Renta Variable estará presente en todas las carteras y se reducirá al máximo la Renta Fija a largo plazo.

Expansión: Inmobiliarias, ocio e industria. La Renta Variable es la reina de las inversiones.

Auge: Energía, transporte y servicios. Le toca el turno a la Renta Fija de larga duración por estar los tipos de interés en máximos.

Recesión: Salud, alimentación, servicios públicos. Es el momento de comenzar a invertir en Renta Variable porque en esta fase se toca suelo.

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