28 de diciembre de 2023

La alegría llega al ahorrador más conservador

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Los cambios de ciclo económico tienen una incidencia especial en la sociedad. Primero llega a los Mercados para después trasladarse a los ciudadanos. Por eso, el ahorro en las épocas de crecimiento económico es fundamental para afrontar las épocas más duras de contracción. Por suerte, la economía no es algo totalmente impredecible, se mueve de forma cíclica, aunque cada período presente sus propias características.

Los ahorradores más antiguos vieron cómo en sus verdes años los Plazos Fijos y los Pagarés eran los reyes. En su madurez, vieron cómo el precio del dinero se situó por debajo del 0 %, algo inédito, provocando la nula remuneración del dinero. Posteriormente, vieron cómo, para atajar la inflación, hubo que subir el precio del dinero, provocando una desgracia nunca visa para la Renta Fija. Ahora parece que ese desastre, cuando el ahorrador no tenía dónde elegir para obtener algo de rentabilidad sin riesgo, queda lejos. Volver a ver Depósitos, Letras del Tesoro o cualquier otro producto de Renta Fija por encima del 3% les ha devuelto la sonrisa.

Los activos destinados al ahorro vuelven a aparecer después de haberlos tenido olvidados. Las ofertas, al ahorrador, se le amontonan y no tiene claro si la mejor opción es una Letra del Tesoro, un Depósito o una Cuenta Remunerada. Los expertos, también hay que decirlo, tampoco tienen claro cuál es la mejor opción, aunque en lo que sí están de acuerdo es en que todas las opciones van a ser atractivas financieramente, aunque cada una evolucionará de una forma diferente, lo que provocará que las rentabilidades finales sean dispares.

Las Cuentas Remuneradas y los Depósitos son los productos preferidos por los ahorradores más conservadores, aquéllos que siguen siendo fieles a los productos que les ofrece su entidad bancaria de toda la vida. Con respecto a las Letras, parece que están perdiendo adeptos, al mismo ritmo que están dejando de ofrecer rentabilidad a tenor de los resultados de las últimas subastas celebradas.

Tras mantenerse el precio del dinero, el Mercado quiere pistas sobre el inicio de bajadas de tipos en 2024. Aunque la inflación ha ido descendiendo en los últimos meses, es probable que a corto plazo vuelva a repuntar, por lo que aún es algo prematuro especular sobre los futuros recortes de los tipos de interés. El consenso de analistas cree que las subidas de los tipos de interés han tocado techo, pero descartan que las bajadas sean inminentes. Al dejar el BCE los tipos de interés sin cambios y sin desvelar cuándo comenzarán los recortes, se prevé una etapa de estabilidad tanto en el euríbor como en las condiciones de financiación.

El caso es que desde que han finalizado las subidas de los tipos de interés en la Zona Euro parece que el ahorro se ha revolucionado. Cuando el BCE frenó su escalada provocó un impacto en la evolución de los activos más conservadores debido a que se ha puesto una resistencia en la rentabilidad que proporcionan esos productos. El comportamiento de esos activos va a estar condicionado por la estabilización de las curvas que describan los tipos de interés que, como se está viendo, están distorsionadas: en el corto plazo se están obteniendo mejores resultados. Con el tiempo y si la inflación lo permite, se irá colocando cada curva en el lugar y orden que le corresponde. Lo que está claro es que habrá que esperar ya al 2024 donde se esperan políticas económicas más restrictivas por parte del BCE.

En cualquier caso, no se esperan remuneraciones por encima del 4,5 % (precio actual del dinero) salvo alguna excepción. En el caso de que esto ocurra, habrá que tener cuidado, pues denotará que el riesgo que se asume es superior a la media.

Los Depósitos y las Cuentas Remuneradas irán aumentando su rentabilidad de manera gradual, viéndose con más probabilidad en los pequeños bancos y en la banca digital que en la gran banca. Los bancos todavía atesoran una gran liquidez y una moderada petición de crédito, lo que hará que no se produzca una guerra de precios entre las diferentes entidades, por ahora. Según los últimos informes, la banca posee unas ratios de capital y liquidez lo suficientemente holgadas como para que no exista guerra de precios entre las entidades. Otra cosa diferente es que las entidades bancarias comiencen su particular guerra de fuga de depósitos. Eso lo consiguen si comienzan a ofrecer rentabilidades por encima de la media, lo que provocaría un movimiento de capitales entre los competidores. Además, financiarse a través del BCE cada vez es más complicado debido a las restricciones que mantiene de oferta. En consecuencia, si el crédito aumenta, previsiblemente los bancos recurrirán a ofrecer algo más por el dinero de sus clientes o los de otras entidades. El mercado interbancario, por otro lado, no se lo está poniendo fácil a la banca más modesta.

Las bonificaciones por cambiar de banco pueden llevar aparejadas buenas condiciones de remuneración, pero no se espera que sea por encima del precio del dinero. Sólo en el caso de una normalización de la política monetaria se podrá ver alguna entidad ofreciendo algún activo por encima del 4,5 %. Como siempre, será la gran banca la que marque la pauta al quedarse un poco rezagada en lo que a remuneración se refiere, teniendo mucho terreno por delante para que no le afecte el estrés.

A partir de ahora, el ahorrador tiene que estudiar una nueva estrategia de inversión. Y ésta pasa por aclararse si lo que quiere es invertir a corto o a largo plazo. Hasta ahora, las apuestas han ido por los plazos más cortos con el fin de tener de nuevo el dinero disponible para el siguiente plazo que iba a ser más rentable que el anterior. Los plazos más populares han estado por debajo del año. Ahora que la subida del precio del dinero se ha estancado, y no se sabe hasta cuándo, quizás sea interesante plantearse la inversión en productos que tengan una duración superior al año. Los tipos a plazos largos son relativamente altos por lo que asegurarse ese tipo de interés en mira de un descanso del precio del dinero por parte del BCE es más que aconsejable.

Los asesores financieros ante una situación de esta índole aconsejan utilizar la vieja estrategia de la escalera. Es muy sencilla: se trata de invertir el ahorro en diferentes plazos que disten entre sí 6 meses. Es decir, se invierte en plazos de 6, 12, 18 y 24 meses. Si el precio del dinero aumenta, se va recuperando el dinero de los plazos más pequeños. Si el dinero disminuye, se obtiene mayor rentabilidad en los plazos más largos. En fin, estamos ante otra forma de diversificar el ahorro.

Los plazos de inversión dependerán de la visión que tenga cada ahorrador: apostarán por los plazos más cortos aquellos que aún vean recorrido alcista en el precio del dinero. Por el contrario, aquellos que piensen en una estabilidad duradera o un descenso de tipos, su plazo de inversión deberá de ser más largo.

Los que se decanten por las Cuentas Remuneradas deben de comprender que serán las que menos remuneren al ahorrador debido a su mayor liquidez y que están pensadas más para el día a día que para el ahorro.

Los que deseen los Depósitos pueden obtener buenos beneficios a expensas de dejar inmovilizado el dinero todo el plazo del Depósito. Si se necesita el dinero anticipadamente se perderá toda la remuneración que pudiera corresponder.

Atendiendo al binomio rentabilidad/riesgo, las Letras del Tesoro son el producto más idóneo para el ahorrador conservador que quiera rentabilizar su liquidez disponiendo de diferentes plazos de inversión a elección. Por ende, las Letras son activos muy sensibles tanto a la bajada de tipos como a la subida, por lo que se puede elegir el plazo más adecuado según evolucionen las políticas monetarias. El dinero depositado en Letras tiene liquidez casi inmediata, pero se corre el riesgo de perder parte de lo invertido pues para recuperar el dinero antes del vencimiento hay que acudir al Mercado Secundario, rigiéndose éste por la Ley de la Oferta y la Demanda.

La tranquilidad para la Renta Fija llegará según vaya disminuyendo la incertidumbre en torno a las políticas monetarias que vayan aplicando los Bancos Centrales, no esperando repuntes del precio del dinero mientras que las curvas se mantengan invertidas.

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