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| Foto by pixabay.com |
Por otro lado, las políticas económicas y regulatorias acaparan casi todo el programa político, pudiéndose llevar a cabo cambios en la política fiscal, en la regulación financiera, en el gasto público y en un sinfín de aspectos económicos que calan en los mercados, produciendo lo que se denomina “efecto financiero”. Hay múltiples ejemplos, pero creo que con estos dos es suficiente: el referéndum sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea provocó un impacto significativo en los mercados financieros. Y el otro, cuando la Zona Euro estuvo a punto de quebrar, el mercado no reaccionó hasta que en Bruselas no se llegó a un acuerdo político de estabilidad. Ambos ejemplos han dejado constancia de que los mercados financieros, en cuestiones políticas, premian la estabilidad y castigan la incertidumbre.
Un cambio de
gobierno suele significar un cambio en la ideología provocando un enfoque
diferente de la política monetaria y fiscal. Los cambios que se produzcan
afectan no sólo a las operaciones del Gobierno, también influirán en cómo las
empresas llevarán a cabo sus actividades.
No es posible predecir cómo unas elecciones pueden ejercer una influencia significativa en la dinámica financiera durante los períodos electorales. Sin embargo, los expertos tienen muy claro ciertos elementos que hay que tener en cuenta y que pueden influir en el devenir de una localidad, región o país.
- El primero, ya lo he mencionado, la incertidumbre, siempre altera los patrones de consumo provocando una distorsión entre el ahorro y el consumo.
- Segundo, las promesas de cambio hacen que se evalúen las oportunidades de mercado a la hora de tomar una decisión adecuada sobre qué hacer con el dinero.
- Tercero, la dinámica de la inversión sectorial, según sean las propuestas, afectará a las finanzas personales y públicas.
- Cuarto, las relaciones internacionales son imprescindibles para fortalecer los socios comerciales en sectores estratégicos, pudiendo reforzar o debilitar las relaciones económicas entre países.
- Y quinto, las políticas económicas que se adopten tendrán un reflejo más allá del mandato, pudiendo sentir su intensidad una vez que se abandone el cargo.
Pasadas las
elecciones al Parlamento del País Vasco y Cataluña tenemos por la proa las
elecciones europeas. Y, de momento, los mercados financieros no parecen
inmutarse. Lo que sí está claro es que los dirigentes electos europeos tienen
por delante el reto de asegurar la financiación para impulsar proyectos fuera
de Europa que garanticen una competitividad futura. Y, además, consolidar la
unión y el progreso de sus 27 Estados miembros. Lo del País Vasco y Cataluña es
otra cosa: tendrá un impacto muy limitado en los Mercados debido a que la
inestabilidad política que producen lleva varios años presente, y las Bolsas no
se han comportado peor gracias al beneficio de la inercia del movimiento
global, que está favoreciendo a la industria española.
El efecto financiero de unas elecciones es multifacético y depende en gran medida de las políticas propuestas por los candidatos y de la percepción que tengan los mercados sobre la estabilidad y el futuro económico del país. La volatilidad, la confianza empresarial, las políticas fiscales y monetarias, así como el valor de la moneda, son solo algunos de los aspectos que se ven influenciados. La clave para los inversores y las empresas es mantenerse informados y ser capaces de adaptarse rápidamente a los cambios en el entorno político y económico.

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