Para poder invertir,
en cualquiera de sus versiones, primero hay que ahorrar. Y aquí es donde surge el primer problema. Ser ahorrador en
la situación actual es sumamente complicado y, por si fuera poco, nos inculcan que
debemos ser más consumidores que nunca. Ahorro y consumo se puede decir que son
palabras antónimas, pero no por eso incompatibles.
PRIMERO AHORRAR…
Ahorrar es, entre otras definiciones, reservar alguna parte del gasto ordinario o guardar dinero como
prevención para necesidades futuras. Si esta definición la convertimos en
una fórmula matemática quedaría algo así como que
ingresos – gastos = ahorro
Atendiendo a la fórmula anterior, se puede decir que el
ahorro no es un extra, es una parte de la administración de los ingresos con
respecto a los gastos. Por lo tanto, si ingresos y gastos son valores
similares, no existe ahorro. Sólo si los ingresos son mayores que los gastos,
existirá el ahorro siempre y cuando los gastos no estén condicionados a los
ingresos que, por otro lado, es lo habitual. A mi modo de ver, utilizar esta
fórmula con el fin de ahorrar es un error, porque no es eficaz obtener el
ahorro con lo que sobre de haberle restado a los ingresos los gastos.