1 de febrero de 2022

La Regla del 50/20/30 para el Ahorro

Las finanzas personales se componen principalmente de tres partes bien diferenciadas y necesarias: los ingresos, los gastos y los ahorros. A su vez, gestionar la economía doméstica supone un reto que para muchos se convierte en un verdadero calvario. Por eso, aplicar un orden desde el mismo momento en que se percibe el ingreso es más que necesario y, además, producente tanto en el momento presente como en el futuro. Por si fuera poco, los expertos suelen complicarlo todo un poco más al afirmar que es necesario disponer de un fondo de emergencia con el que cubrir ente tres y seis meses los gastos de subsistencia, pero no es posible si no se destina una parte de los ingresos al ahorro y ahí es donde surge uno de los principales problemas de las finanzas personales en lo que a gestión se refiere. El planeamiento de la gestión de las finanzas del hogar nunca requerirá de un enfoque único, pero una estrategia como la de esta simple regla puede ofrecer un punto de partida para los que se inician en el control de los gatos personales.

No es difícil encontrar a gente que piensa que el ahorro depende únicamente del dinero que se ingresa. En parte tiene su lógica: si se gana poco, es posible que la mayor parte se destine a lo cotidiano, mientras que, si los ingresos son más abultados, es posible que se pueda destinar una partida a algún capricho o incluso al ahorro.


El manejo del presupuesto familiar -saber cuándo y cuánto gastar, cómo ahorrar y cómo hacer para invertir el ahorro- es uno de los pilares fundamentales de aquellas personas que tienen el deseo de tener una estabilidad económica en el presente y en el futuro, y, además, son conscientes de que el dinero no es un fin que alcanzar, sino un medio para lograr otro tipo de anhelos personales. El fin último será, por tanto, saber cuál es el umbral de gasto que se puede soportar sirviendo, a su vez, para identificar si es necesario ganar más dinero o recortar los gastos.

Gestionar la economía doméstica puede hacerse de una manera compleja decidiendo céntimo por céntimo el destino que se le va a dar al monto del ingreso, pero también se puede hace de una forma muy simple. Existe una estrategia muy conocida que ayuda de forma eficaz a poner en orden nuestras finanzas, se llama “La estrategia del 50-20-30”. Esta regla la popularizó la profesora y senadora estadounidense Elizabeth Warren y que aparece explicada en su libro (coautora junto a su hija Amelia Warren Tyagi) All your Worth: the Ultimate Lifetime Money Plan. La fórmula, basada en el porcentaje, es muy sencilla: del 100% de los ingresos el 50% se destinará a los gastos esenciales, el 20% irá destinado al ahorro y las inversiones, y el 30% restante se usará para otros gastos fuera de las necesidades básicas. Independientemente del dinero que se destine a cada partida, es esencial saber qué y en qué se está gastando para no llegar a fin de mes y encontrarse con un hueco financiero en la tarjeta de crédito o en la cuenta bancaria.

El 50% del dinero ingresado irá a parar a los gastos básicos, como pueden ser la vivienda, facturas, colegios, cesta de la compra, etc. Son gastos imprescindibles, por eso se llevan la mitad del sueldo. Es la parte más complicada, pero si se es capaz de conseguir, se tiene la mayor parte del trabajo hecho. En este apartado surge un escollo: saber distinguir entre lo necesario y lo superfluo. Todos los pagos que influyan en la calidad de vida se consideran necesarios; por el contrario, los pagos que se pueda prescindir de ellos son superfluos.

El 20% irá destinado, sin escusas, al ahorro y será la primera factura que se pague. Ese ahorro inicial servirá para algún imprevisto que pueda surgir, por eso es necesario al principio dedicarlo a un fondo de emergencia que será el encargado de prestar ayuda en el caso de una emergencia de cualquier índole, porque al fin y al cabo se convertirá en una emergencia económica. Una vez cubierto el fondo de emergencia se seguirá destinando el 20% al ahorro, pero en este caso ya se pondrá como horizonte el futuro y se comenzará a pensar en invertirlo en algún activo financiero para obtener rentabilidad del monto que se vaya acumulando. Si en algún momento se utiliza parte del fondo de emergencia, la primera asignación de ingresos adicionales será para reponer ese gasto. Resulta conveniente y producente que el dinero destinado al ahorro se ingrese en una cuenta bancaria totalmente ajena a la que se utiliza habitualmente para el consumo; eso, entre otras cosas, permite ver de un vistazo los logros que se van consiguiendo en lo que a ahorro e inversión se refiere.

Y el 30% restante irá destinado a gastos personales como es el caso del ocio, ropa, cultura, etc. Curiosamente, estos son los gastos que permiten marcar y mantener el estilo de vida del individuo, que llevándose como una parte del presupuesto marcado no generará remordimientos porque es algo que ya estaba apartado en el presupuesto inicial. Este porcentaje de la partida de ingresos debe de ser el último de los pasos, pues antes de nada hay que tener todas las necesidades cubiertas, incluido el ahorro. Si en algún momento la partida del 50% se ha quedado corta se usará lo que corresponda del 30%, pero nunca de la parte correspondiente al ahorro. En el supuesto de que este 30% se considere excesivo no hay que hacer un uso extraordinario de él, se guardará el sobrante en la partida del 20% y se podrá usar en otro momento pues, en definitiva, esa es la utilidad que tiene el ahorro: no gastarlo en el presente para gastarlo en el futuro.

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