10 de mayo de 2020

Un paseo por las principales burbujas económicas


Dice nuestra amplia colección de dichos populares que “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. Y tiene razón porque si alguien no nos engaña es ella misma. Nietzsche decía que todas las cosas se encuentran en un eterno retorno, sin embargo, los más puristas, mantienen la postura de que el avance histórico no se hace de una forma lineal, sino en forma de ciclo que se repite siendo el nuevo punto de partida diferente al anterior porque está en un estadio superior ya que el avance se realiza en vertical y en espiral.

Si esta hipótesis la trasladamos a las burbujas económicas que han ido aconteciendo a lo largo de la historia, observamos que tiene mucho de cierto. Aunque cada vez más experiencia (desgraciadamente) se tiene en el desarrollo de éstas, es muy difícil identificarlas de una forma prematura. Solo cuando la caída brusca de los precios se precipita es cuando se identifica provocando entonces el inevitable crash.

Se conoce como burbuja económica la situación que se produce cuando un bien o un activo adquieren un precio desproporcionado en función de su valor teórico. El foco principal en su formación es la especulación, la moda, la novedad o simplemente una tendencia prolongada del mercado. La burbuja estalla en el momento que deja de haber compradores; en ese instante, los vendedores entran en acción intentando deshacerse del activo de forma masiva provocando una caída brusca del precio, incluso por debajo de su valor teórico, dejando tras de sí un reguero de cadáveres llenos de pérdidas y deudas.



Se establecen varias fases:
  • Comienzo: entra el dinero inteligente de una forma muy discreta.
  • Evolución: el gran capital hace notar su postura compradora y se comienza a hablar de una recuperación.
  • Euforia: todo el mundo habla de la recuperación, de la subida y de los beneficios que se obtienen sin esfuerzo. Es la etapa de las recomendaciones debido a que las manos fuertes inician su salida con ingentes beneficios, pero sin hacer ruido. Es el momento en el que entra con sus ahorros el incauto ahorrador.
  • Estallido: desaparecen los compradores y los precios se desploman.

La historia nos ha ido dejando buena muestra de ello poniendo de manifiesto lo que comentaba al principio. Veamos algunos de los ejemplos más significativos: 

TULIPOMANÍA: Una de las primeras de las que se tiene constancia. Ocurrió en Holanda, en el siglo XVII. A causa de un virus, los tulipanes procedentes de Turquía adquirieron colores y formas exuberantes convirtiéndolos en objeto de deseo. Tal fue ese deseo que el precio de un bulbo equivalía a siete veces el sueldo medio. Es más, alguno de ellos llegó a intercambiarse por mansiones y, por si fuera poco, se llegaron a comprar cosechas que todavía no habían germinado. En 1637 un lote no encontró comprador y fue el inicio de la explosión de la burbuja con desastrosas consecuencias económicas. 

COMERCIO DE ESCLAVOS: Durante el siglo XVIII, Robert Harley, director de la Compañía de los Mares del Sur, en Inglaterra, tenía el monopolio del tráfico de esclavos con las colonias a cambio de la inversión de 10 millones de libras en bonos del Tesoro. La compañía disimuló que su negocio no iba bien comprando otros 10 millones de bonos. La reacción fue inmediata: sus acciones se multiplicaron por ocho de inmediato. Al poco tiempo, una inspección descubrió el engaño provocando el derrumbe del precio de sus acciones. 

COLONIAS FRANCESAS: En el mismo siglo que la anterior, el rey francés Luis XV estaba en bancarrota. El escocés John Law le propuso crear un banco para absorber la deuda. Se emitieron, para ello, unos pagarés al 60% de su nominal que Law los garantizaba al 100% si se usaban para comprar acciones de su compañía. El escocés consiguió el monopolio para explotar Luisiana donde no había riqueza, pero hizo correr el bulo de que había gran cantidad de oro y plata. Inmediatamente el precio de las acciones de su compañía se infló hasta que se propagó el rumor de que no podía canjear sus acciones por su valor en plata y, además, los colonos que regresaban a Francia contaban que en Luisiana no había riqueza. 

CRASH DE 1929: Después de la I Guerra Mundial las Bolsas subían sin cesar y todo parecía ir bien en los “felices años 20”. Como invertir en Bolsa era beneficio asegurado, la gente hasta se endeudó para poder hacer sus inversiones. Visto que la riqueza estaba mal distribuida, la Reserva Federal habló con los bancos para que no diesen crédito para invertir en Bolsa. Pocas semanas después, en octubre de 1929, comenzó el abismal descenso de las acciones colapsando el sistema. El pánico se extendió por todo el mundo provocando la quiebra de bancos y empresas llegando a la parálisis económica. 

LAS PUNTO.COM: Esta burbuja, famosa por reciente, estaba relacionada con las empresas de Internet. El precio de sus acciones aumentaba sin cesar por las expectativas generadas por su negocio, no por sus datos y resultados reales. Es más, las cuentas eran negativas, pero se esperaba de ellas un futuro prometedor. El índice tecnológico Nasdaq cuadriplicó su valor para, un año más tarde, desplomarse con el estallido de la burbuja. 

INMOBILIARIA: La construcción en España y la obra civil fueron durante el comienzo del siglo XXI los pilares de nuestra economía. Con este caldo de cultivo la demanda de pisos aumentó haciendo subir el precio de los inmuebles. La especulación campaba a sus anchas de tal manera que los pisos se compraban sobre plano y se vendían con jugosas plusvalías sin llegar a estar terminados. El estallido de la crisis subprime en EE.UU. fue el detonante de la bajada desmesurada de precios de la vivienda y, con ello, una economía claramente en recesión. 

No quiero finalizar este repaso por la historia de las burbujas económicas sin mencionar el colapso provocado por Lehman Brothers en 2007 haciendo retroceder a las Bolsas mundiales más de un 40%. El día posterior al Sí del Brexit, nuestro Ibex 35 sufrió el mayor desplome de su historia bajando un 12,35%. En el año en curso ya hemos visto dos colapsos importantes: el desplome del Bitcoin (después de llegar su precio a rozar los 20.000 dólares a finales del año pasado, hoy su cotización está depreciada en más de un 70% desde máximos) y las Bolsas europeas contagiadas de la estadounidense (los principales índices norteamericanos sufrieron a comienzos de febrero el mayor desplome de su historia en términos absolutos). Y, ahora mismo, ya se empieza a hablar del boom del alquiler debido a que el precio de la vivienda en alquiler lleva 34 meses consecutivos al alza y sigue subiendo. Pero no teman, el tiempo pondrá todo en su sitio para iniciar una nueva senda.

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