Esta crisis, la más anunciada de la historia, ha venido
provocada por un factor exógeno al mundo financiero y económico que, para
atajarlo, los Gobiernos han tenido que decretar un cierre generalizado de la
economía para prevenir una catástrofe sanitaria sin precedentes. Hemos visto
recesiones que han afectado a la banca, al mercado inmobiliario, a las empresas
tecnológicas, pero, en este caso, se focalizará principalmente en el sector del
turismo y todo su entorno: viajes, alojamientos, restauración, festejos,
reuniones, congresos, ferias y, como ya hemos visto, procesiones religiosas.
La historia se repite una y otra vez y siempre nos ha
enseñado que los ciclos económicos existen porque la economía unas veces va
bien y otras no tanto. El caso es que cada vez que llega una crisis siempre nos
pilla con el paso cambiado. Hace ya algún tiempo, escribí un artículo para el
diario que está leyendo que titulé “la Biblia como libro de enseñanza
financiera”. En él mencionaba el pasaje del Génesis (41: 1-36) en el cual
“José interpreta el sueño del Faraón”: ya sabe, aquél en que siete vacas flacas
devoraban a siete vacas gordas y José, hijo de Jacob, explicaba al Faraón que
vendrían siete años de abundancia sobre Egipto y siete años de hambruna. Aunque
resulte extraño, estos versículos están considerados como el primer tratado
macroeconómico de la historia.
Las crisis económicas y las burbujas financieras se han ido
repitiendo de una manera más o menos cíclica desde que en 1637 un bulbo de
tulipán llegó a valer lo mismo que una vivienda, hasta que en el 2008 cayó
Lehman Brothers debido a desajustes y desregulaciones financieras, desarreglos que
hoy en día todavía no se han superado.
Las predicciones de que nos estábamos acercando a una
recesión eran innumerables, pero lo que nadie adivinó, ni de lejos, fue la
causa que la iniciaría. Se escribieron multitud de artículos periodísticos
aseverando que la crisis estaba a punto de llegar, todos ellos corroborados con
sesudos tratados económicos justificando todos los males que iban a arribar. La
historia económica deja muy claro que los motivos de las crisis son previsibles,
hasta que llegó el Coronavirus, pero nunca han sido capaces de acertar con la
fecha del comienzo. Esto último tiene su explicación y es que los Gobiernos,
Instituciones y Bancos Centrales siempre están al acecho para ir reparando con
parches los pinchazos económicos que se van produciendo.
Decía, que las recesiones siempre nos cogen el paso cambiado
debido a que se proviene de un periodo de expansión económica, y ésta nos hace
sentir que todo va bien, descuidando la economía financiera doméstica. En los
periodos expansivos, se tiende a endeudarse en exceso porque se puede pagar,
poniendo el grito en el cielo si no se tiene acceso al crédito. De la misma
forma, cuando no se puede devolver parte de las cuotas del principal, también
hay quejas porque no se contaba con ello y la culpa siempre es de otro. El
dinero siempre tiene que estar en continuo movimiento y la deuda hace que el
dinero que permanece ahorrado se ponga en funcionamiento.
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