Con
relativa frecuencia ocurre que el valor que se llevaba tiempo siguiendo ha
zarpado y nos ha dejado al lado del muelle diciendo adiós con el pañuelo: “lo he estado siguiendo y al final se me ha
escapado”. No pasa nada. Siempre estará ahí, por lo que habrá otra
oportunidad. Es mejor haber perdido esa
oportunidad que haber perdido dinero. Nunca ha sido bueno quedarse
enganchado en las alturas y mirando hacia abajo.
La
recomendación en ese caso es tener un precio de entrada a partir del cual ya no
se entra. Si la orden inicial de compra se ejecuta, ideal. Si no se ejecuta, no
pasa nada, únicamente se ha perdido una posibilidad y se paga con el coste de
oportunidad. Seguidamente, se genera y se simula otro escenario que muestre la probabilidad
de evolución del valor elegido.
Invertir
poco a poco tampoco será una mala decisión a la hora de posicionarse dentro de
un valor determinado. A medida que luego vaya evolucionando el precio del valor,
siguiendo el pronóstico, se irán invirtiendo más cantidades. Así, si en un
momento dado, la decisión de inversión ha sido errónea por el motivo que sea
(ya habrá tiempo para discutirlo y analizarlo), no se ha arriesgado todo el
capital inicial que se tenía previsto invertir.
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