27 de mayo de 2025

"Principios" de Ray Dalio

Raymond Thomas Dalio (Nueva York, 1949) es uno de los nombres más reconocidos en el mundo de las finanzas. Fundador de Bridgewater Associates —el mayor fondo de cobertura del mundo—, es también filántropo y divulgador. Su historia comienza desde abajo: siendo un adolescente trabajó como caddie en campos de golf, donde tuvo su primer contacto con el lenguaje bursátil escuchando las conversaciones de inversores. Esa curiosidad temprana lo llevó a fundar en 1975, desde su pequeño apartamento, una empresa que empezaría ofreciendo asesoramiento de inversión institucional y terminaría revolucionando el sector con enfoques innovadores como la paridad de riesgo.

Bridgewater, con sede en Westport (Connecticut) desde 1981, cuenta hoy con más de 1.500 empleados y gestiona activos por valor de 150.000 millones de dólares. En 2013 ya era el mayor hedge fund del mundo. Pero en 2016, Dalio dio un paso al costado, dejó la presidencia de la firma y decidió dedicar su tiempo a compartir los aprendizajes de toda una vida. Principios, publicado en 2017 y con más de 2,2 millones de ejemplares vendidos, es el resultado de esa decisión.

El libro tiene una estructura clara, dividida en tres partes: la historia personal del autor, los principios que ha seguido en su vida y carrera, y la manera en que estos principios se aplicaron en la gestión de Bridgewater. Es un compendio de más de doscientas reglas que reflejan tanto el pensamiento como la experiencia práctica de Dalio, incluyendo sus errores —como el que lo llevó a arruinarse en los años ochenta— y sus aciertos. Su intención no es imponer un modelo único, sino inspirar al lector a definir y seguir sus propios principios con coherencia y disciplina.

20 de mayo de 2025

Del reparto de riqueza al fracaso económico. El papel de los hábitos financieros.

Imaginemos por un instante un experimento radical: un reinicio completo del sistema económico, repartir la riqueza y esperar que nada cambie. Se reparten todos los bienes y recursos de la tierra de forma perfectamente equitativa. Cada persona, sin importar su país, su apellido, su historia o su nivel educativo, recibe la misma cantidad de dinero, tierras, propiedades y activos. Comienza una nueva etapa de igualdad absoluta en términos materiales. Sin embargo, y según sostienen numerosos economistas conductuales y observadores sociales, si volviéramos años después, veríamos un paisaje sorprendentemente familiar: muchos de los que eran ricos antes volverían a serlo, y muchos de los que eran pobres regresarían a su antigua situación. ¿Por qué?

La explicación no está en una conspiración ni en una trampa del sistema. Está, más bien, en algo invisible pero tremendamente poderoso: la mentalidad. La forma en que una persona se relaciona con el dinero, con el riesgo, con el trabajo y con el futuro puede ser tan determinante como el dinero en sí. No se trata de una “culpa” moral, sino de una serie de patrones de pensamiento y comportamiento profundamente arraigados que influyen en cómo usamos los recursos que tenemos.

12 de mayo de 2025

Salir "a pagar" o " a devolver" en la Renta, dos caras de la misma moneda

Cada año, con la llegada de la campaña de la declaración de la renta, millones de contribuyentes viven el mismo ritual: consultar ansiosos el borrador para ver si el resultado les sale “a pagar” o “a devolver”. Y casi instintivamente, muchos sienten alivio cuando les corresponde una devolución, como si eso fuera una especie de premio o señal de buena conducta fiscal. En cambio, aquellos a quienes les toca pagar, viven la situación como una pequeña tragedia doméstica. No cabe duda de que esa interpretación emocional se aparta de la realidad técnica y financiera que subyace al mecanismo tributario. En realidad, que Hacienda devuelva dinero no significa que esté regalando algo, ni que pagar implique necesariamente una penalización o un castigo.

La declaración de la renta no es más que un ajuste entre lo que se ha ingresado a cuenta a lo largo del ejercicio fiscal y la cantidad que, en función de los ingresos y circunstancias personales, corresponde abonar. No implica recompensa ni castigo, sino una regularización. Entender esto es clave para situar en su justo término las emociones que despierta el resultado de la declaración.

La diferencia entre pagar o recibir no reside en una cuestión de suerte ni de virtud tributaria, sino en el modo en que se ha gestionado, a lo largo del año natural, el flujo de anticipos realizados a la Administración.

5 de mayo de 2025

Cuando todo falla, el efectivo responde: una defensa necesaria en la era digital

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Vivimos en una sociedad en la que la tecnología ha penetrado en cada rincón de nuestras vidas. La digitalización de los pagos es, sin duda, uno de los avances más visibles de esta transformación. Hoy es perfectamente posible comprar el pan con un reloj inteligente, enviar dinero a un amigo con un par de toques en el móvil o gestionar todas las finanzas personales sin necesidad de visitar una sucursal bancaria. La comodidad y rapidez que ofrecen estos métodos ha hecho que, para muchos, el dinero en efectivo parezca una reliquia del pasado.

Sin embargo, por más avanzada que sea la tecnología, no hay sistema infalible. Basta con que se caiga una red de telecomunicaciones, se produzca una interrupción eléctrica, falle una plataforma de pagos o un ciberataque afecte a un banco para que todo ese entramado brillante y eficiente quede inservible. Y cuando eso sucede, lo único que sigue funcionando sin necesidad de conexión, batería, software o autorización remota es el viejo y confiable dinero en efectivo.