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7 de septiembre de 2023

El reto de los autónomos a la hora de planificar su jubilación

Foto by pixabay.com
Ante el aumento de la esperanza de vida y la evolución de la demografía, la planificación de la jubilación para un autónomo (o trabajador por cuenta propia) es esencial para asegurarse un futuro financiero estable una vez que llegue el momento de retirarse. Esa planificación lleva consigo el abordaje de una parte esencial del ciclo vital, pudiendo llegar a tener una duración de más de 20 años, periodo en el que se debe de gozar de una vida con una holgura económica similar a la época en que se estuvo en activo.

A diferencia de los trabajadores asalariados que cotizan al Sistema de Seguridad Social, los autónomos generalmente tienen que asumir la responsabilidad de su propia jubilación porque depende de ellos su Base de Cotización. Además, su pensión es un 40% inferior si se compara con la de los trabajadores bajo el Régimen General.

1 de agosto de 2023

Tipos de Pensiones que existen

Basándose en un modelo de reparto y de solidaridad intergeneracional, la Seguridad Social no deja de ser un programa de bienestar que proporciona unas determinadas coberturas a todos los habitantes que las necesiten. Uno de los pilares del Estado de Bienestar son las pensiones públicas que garantizan el cobro de unas prestaciones económicas: tal es el caso de la jubilación, viudedad, orfandad o en el supuesto de una enfermedad permanente.

Para acceder a una pensión hay que cumplir una serie de requisitos, siendo el requisito fundamental el haber cumplido unos tiempos mínimos de cotización al sistema. Este criterio es el que hace que las pensiones se dividan en dos tipos: contributivas y no contributivas, teniendo cada una de ellas su propio conjunto de subgrupos que identifican la situación de las personas que las perciben. Estas prestaciones cubren la pérdida de ingresos que sufre una persona cuando pone fin a la etapa laboral. Es importante, por ello, conocer cuándo se tiene derecho al cobro de cada una de ellas.

23 de mayo de 2023

Mejorar la Pensión Pública... sí se puede

Foto by pixabay.com
Según datos del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), la tasa de preocupación de los españoles por el futuro de las pensiones ha aumentado. La mayoría de los trabajadores opina que la pensión que recibirán en el momento de jubilarse no será suficiente para mantener su actual nivel de vida. Ante ese escenario tan preocupante, lo recomendable es cambiar el pensamiento y en vez de obsesionarse por la pensión lo que se debe de hacer es ocuparse de ella.

Todas las reformas que se están llevando a cabo son cortoplacistas. Son cortoplacistas porque los políticos, sean del punto cardinal que sean, lo único que hacen es poner parches sin poner en riesgo las perspectivas electorales porque ven en las pensiones una máquina electoral capaz de modificar la intención del voto. En su momento, iban a enviar una carta a los mayores de 50 años indicándoles la pensión estimada. Aquella carta nunca se echó a Correos y ahora ya no es el momento de hacerlo. Por eso, lo mejor es diseñar un plan para complementar la pensión pública, así como elegir el momento más propicio para jubilarse.

Una de las principales decisiones que tiene que tomar el trabajador es qué fecha elegir para el momento de la jubilación porque de ella dependerá, en gran medida, la cuantía de la pensión. La legislación actual establece tres opciones para poner fin a la extensa carrera laboral: la edad ordinaria de jubilación, anticipar la edad de retiro o demorarla.

22 de febrero de 2022

Durante la jubilación también hay vida financiera

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El sistema de pensiones siempre ha actuado como garante de unos ingresos suficientes para aquellas personas que alcanzaban la edad de jubilación. La tasa de sustitución (relación porcentual entre la pensión y el último sueldo) ha sido durante muchos años superior al 80%. Poco a poco, esa tasa de sustitución se ha ido reduciendo y las previsiones para los próximos años son que siga descendiendo. Las reformas que se han llevado a cabo y las venideras han ido e irán encaminadas a hacer un sistema de pensiones sostenible a base de reducir la pensión dineraria. Por culpa de la cuestionada sostenibilidad, habrá que recurrir al ahorro privado para aumentar en todo lo posible esa tasa de sustitución que está en caída libre, llevando consigo que los ahorradores busquen fórmulas para complementar su jubilación.

Durante la etapa de acumulación, el principal riesgo es la falta de crecimiento del capital. Por el contrario, durante la jubilación los principales riesgos son la longevidad, la inflación y la retirada de fondos propios en épocas donde los mercados sean bajistas, ayudando a agotar anticipadamente las reservas de capital.

El desgaste y las malas previsiones sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones han hecho que la mayoría de los ahorradores/inversores se planteen la planificación de su jubilación. Por ese motivo, hay muchos jubilados que han decidido mantenerse invertidos una vez que han llegado a su edad dorada, con la intención de seguir dándole valor a sus ahorros y así evitar que la inflación les vaya disminuyendo la capacidad de poder adquisitivo. En esta etapa, al no tener las mismas necesidades que en la etapa de acumulación, es necesario elaborar un nuevo presupuesto con los importes de las fuentes de ingresos, gastos y, como no, seguir con el hábito del ahorro para evitar posibles problemas financieros durante de jubilación. Los ahorros que no se disponga de ellos tendrán que seguir generando intereses porque puede ocurrir que los gastos superen a los ingresos. Si el monto acumulado se gasta antes de tiempo habrá que conformarse con la pensión pública y en ese caso sí que habrá que adaptar la vida financiera únicamente al subsidio recibido.

25 de enero de 2022

El importe de la Pensión de Jubilación también dependerá de nosotros mismos

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La vida está plagada de incertidumbres, estando relacionadas con el futuro económico personal gran parte de ellas. Los sistemas públicos de pensiones, con el tiempo, debido al cambio demográfico y a factores económicos, han ido adquiriendo desequilibrios. El aumento de la esperanza de vida es directamente proporcional al pago de pensiones durante más tiempo. De igual modo, el descenso de la natalidad anticipa una reducción futura de cotizaciones para pagar las pensiones estatales del futuro. Cuando se ideó la viabilidad del sistema en vigor nunca se pensó, por ejemplo, que podrían coincidir hasta dos generaciones recibiendo una pensión pública, y no me refiero a que esta situación surja de una forma esporádica: según va pasando el tiempo ocurre con más frecuencia.

Durante la etapa laboral, se realizan aportaciones con el fin de abonar las pensiones públicas de los jubilados existentes en ese momento; cuando finaliza esa etapa, el proceso se invierte y sigue sucediendo lo mismo, con la diferencia de que serán otros trabajadores los que hagan las aportaciones pertinentes para que aquellos trabajadores iniciales cobren su merecida retribución pública. Respecto a los factores económicos que decía, se reflejan perfectamente en el déficit del sistema en tanto que los gastos superan a los ingresos según estaban establecidos, provocando, ya lo hemos visto, la liquidación del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. La falta de previsión induce a que el sistema público se vea abocado al fracaso, quedando como casi única solución complementar la pensión con el ahorro privado. Cuando hablo de fracaso no me refiero a quiebra, porque las pensiones nunca quebrarán si el Estado no lo hace antes, me refiero a que las cuantías no serán equiparables a las actuales rozando la posibilidad de que no sean capaces de satisfacer las necesidades básicas financieras. Ni qué decir tiene que la pensión pública no será capaz de conseguir el nivel de vida de la época en que se estuvo en activo.

2 de noviembre de 2021

Seguridad Social, ¿Reparto o Capitalización?

La Seguridad Social es el pilar de nuestro sistema de protección de prestaciones de asistencia sanitaria y pensiones. Sin embargo, ya son muchos los economistas especializados en sistemas de financiación, los que anticipan una posible quiebra de la Seguridad Social en los países más desarrollados. España, según ellos, tampoco es ajena a este problema debido a que la población está envejeciendo al aumentar la esperanza de vida, lo que impide que el dinero que se recaude de los trabajadores en activo, en el futuro, sea insuficiente para cubrir el monto necesario para sufragar las pensiones de los mayores. Añaden, también, el desconocimiento generalizado en materia de pensiones públicas y la falta de concienciación de una población que da por hecho que alguien vendrá que lo arreglará.

Nuestra Seguridad Social data de 1883 cuando la Comisión de Reformas Sociales de la época realizó los primeros estudios. De aquellos vientos, en 1908, surge el Instituto Nacional de Previsión y aparecen los primeros sistemas de cotización obligatoria. Poco a poco van surgiendo diversas coberturas obligatorias como el Seguro para el Retiro Obrero (1919), Seguro Obligatorio de Maternidad (1923), Seguro de Paro Forzoso (1931), Seguro de enfermedad (1942) y el SOVI (Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidad) en 1947. No dejan de aparecer mutualidades laborales, pero todo era insuficiente hasta que en 1963 surge la primera Ley de Bases de la Seguridad Social, precursora de la Ley General de la Seguridad Social que entra en vigor el 1 de enero de 1997 siendo el inicio de nuestro actual sistema de Seguridad Social descrito en el artículo 41 de la Constitución como un “régimen público”.

Posteriormente, se han ido realizando ampliaciones y modificaciones ante la insostenibilidad del sistema hasta que se incluye en los Presupuestos Generales del Estado, suscribiéndose en 1995 el Pacto de Toledo con la intención de garantizar el futuro de las prestaciones. Este Pacto incorpora grandes cambios como la creación de un Fondo de Reserva con los excedentes de ingresos, un sistema de financiación independiente, prestaciones no contributivas y mecanismos de jubilación flexibles. Las Pensiones Públicas son un derecho de los ciudadanos que nuestra Constitución recoge en su artículo 50: “Los poderes públicos garantizan, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad”. Por lo tanto y sin lugar a duda, tienen más riesgo de quiebra los Fondos Privados de Pensiones.

3 de agosto de 2021

La inviabilidad del Sistema de Pensiones en la España Rural

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Envejecer no es una opción, pero sí es algo individual y diferente. Es cierto que la época de la historia en la que se ha vivido, el lugar, la cultura, la forma, el sexo y la compañía son unos parámetros que condicionan el envejecimiento personal. Jubilarse en el mundo rural nada tiene que ver con hacerlo en el mundo urbano. Muchos de los jubilados que viven en el mundo rural, porque nunca lo abandonaron, no han roto de forma total con la actividad que desarrollaron durante su vida activa, pero tampoco lo desean: ha sido su medio de vida. El modelo de envejecimiento rural es diferente al urbano, atendiendo a que la mayoría de los mayores han quedado solos porque todos sus hijos han participado del éxodo rural, transformando las estructuras familiares sociales de nuestros pueblos.

Una de las grandes aspiraciones para la mayoría de los españoles es la posibilidad de cobrar una pensión con la que satisfacer sus necesidades financieras, después de haber cumplido religiosamente con los años de cotización obligatorios que estipula la Seguridad Social, suponiendo un gran alivio y satisfacción para muchos trabajadores. Todos ellos se preguntaron, y los que estamos en activo en la actualidad nos lo preguntamos ahora, si cuando llegue a la edad dorada se podrá llevar la vida a que se aspira. La respuesta nunca fue fácil (ahora tampoco) porque influyen multitud de factores. La procedencia de los ingresos de los mayores rurales se observa que el 75% de sus rentas provienen de la pensión de jubilación.

22 de febrero de 2021

Cómo complementar la pensión pública con la vivienda

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Los miembros de la generación “baby boomers” (los nacidos entre 1960 y 1975) se preparan para vivir su tercera vida impregnada de todo lo que han aprendido, enfrentándose al gran reto de la longevidad que les hará coexistir con un posible escenario de ajuste a la baja de las pensiones públicas unido a la falta de ahorro acumulado, lo que les hará sufrir un posible empobrecimiento de su nivel de vida en su época dorada debido a una mayor cantidad de personas pasivas que tendrán implícita la condición de vivir más años, lo que implica que los pensionistas que se van incorporando al Sistema de Pensiones Español serán los que más recursos necesiten debido a que serán los que más tiempo permanezcan en el mismo.

Ante este caldo de cultivo, tendrán que hacer frente a una pensión insuficiente para sus necesidades financieras, problema que se verá agravado al no disponer ya de tiempo suficiente como para generar un ahorro periódico durante su corta etapa restante de actividad, no siendo conscientes, a lo largo de su vida laboral, del beneficio que supone el ahorro para complementar el importe de la pensión pública. Entrecomillo “ahorro” porque no es exacto decir que esta generación no ha ahorrado: lo ha hecho, pero en vivienda, dejando de lado los activos financieros. España es un país de propiedades inmobiliarias donde más del 70 por ciento de la riqueza de las familias se encuentra en que su vivienda habitual es en propiedad; además, según una encuesta realizada por el Banco de España, casi el 40% tiene más de una vivienda. En ningún gran país europeo hay tanto ahorro concentrado en vivienda, llegando a ser más de 600.000 millones de euros los que las personas mayores de 65 años cuentan en su patrimonio inmobiliario. Esta circunstancia hace que esa fuente de ahorro pueda ser susceptible de convertirse en liquidez sin, en la mayoría de los casos, dejar de morar en la vivienda habitual. No nos olvidemos que la mayoría prefiere envejecer en su morada de toda la vida y dejarla en herencia a sus descendientes. Esa liquidez bien se podría usar para potenciar los ingresos durante el periodo de jubilación.