“Hay una clase de ladrón a quien la
ley deja siempre impune robando lo que es más valioso para el hombre: el
Tiempo”. Napoleón.Foto by pixabay.com
La queja más
común de la mayoría de la gente es la sensación de que el tiempo de que dispone
no le resulta suficiente para hacer todo lo que desearía hacer. A unos les da
tiempo a hacer todo y a otros no le da tiempo a nada. Y es muy posible que
entre unos y otros la diferencia esté en la propia gestión del tiempo. Todo el
mundo, sin excepciones, dispone de este recurso escaso y limitado, pero siempre
parece insuficiente y resulta imprescindible para cualquier aspiración humana. Utilizar
ineficientemente el tiempo genera falta de tiempo. Reconozco que, en el mundo
actual, caracterizado por la constante aceleración del ritmo de vida, la
tecnología y la globalización, la gestión del tiempo se ha vuelto más
desafiante que nunca. Las distracciones son omnipresentes y la sobrecarga de
información puede abrumarnos, dificultando la concentración y la productividad.
Por tanto, es fundamental desarrollar habilidades para priorizar tareas, evitar
la procrastinación y mantener el enfoque en lo verdaderamente importante.
La gestión
del tiempo, siendo un recurso invaluable y limitado que influye
significativamente en nuestra vida diaria, es la forma en que se decide
utilizar el tiempo que se tiene para maximizar la productividad en el logro de
ciertos objetivos. Desde el momento en que nacemos hasta el último suspiro, el
tiempo es un factor constante que nunca se detiene ni retrocede y, además, no se
puede comprar. Aprender a gestionarlo de manera efectiva es esencial para
llevar una vida equilibrada, exitosa y satisfactoria. De ahí se desprende que
algunas personas logren mayor productividad, éxito y calidad de vida con la
misma cantidad de tiempo. Inicialmente el término “gestión del tiempo” se
refería al ámbito laboral y empresarial, pero hoy en día engloba también las
actividades personales.