Siempre habrá quien defienda la postura de la compra y la
postura del alquiler atendiendo a sus ideas o a sus circunstancias personales, sin
dejar de ser una opción mejor que la otra. Es lógico, por otra parte,
preguntarse qué opinión es más ventajosa teniendo en cuenta el bajo precio del
dinero en la actualidad. En el momento que nos está tocando vivir, no siempre
es posible decidir entre comprar y alquilar: el alquiler se está convirtiendo
en una obligación para aquellos que quieran independizarse y no se les conceda
una hipoteca según las condiciones que están imponiendo las entidades bancarias.
Contratar un préstamo hipotecario para adquirir una vivienda sale más a cuenta
que un alquiler, pero hay que destacar que no todo el mundo está en disposición
de permitírselo, aunque la cuota hipotecaria sea inferior a la renta del alquiler.
El principal escollo que se encuentran los posibles hipotecados es que las
entidades financieras solo conceden préstamos por el 80% del precio de venta
y/o precio de la tasación, por lo tanto, es necesario disponer de unos ahorros
iniciales de entre un 30 y un 35 por ciento para poder acceder a la compra de un
inmueble. De esto se puede deducir que es el ahorro inicial y no los
ingresos la gran diferencia ente los que compran y los que alquilan. La
mayoría de los inquilinos reconocen que su nivel de ingresos es suficiente para
acceder al mercado de compraventa, pero solo una minoría cuenta con los ahorros
necesarios para afrontar el desembolso inicial.