Recordemos que no se ha podido
construir vivienda nueva debido a las restricciones que se impusieron mediante
la pandemia y a la escasez de materiales. Y así ha debido de ser porque el INE
lo corrobora diciendo que el 80% de todas las transacciones que se han llevado
a cabo durante la primera mitad de este año han sido viviendas de segunda mano,
sin existir el más mínimo colapso en los precios. De seguir así el mercado,
tampoco se espera una reducción de la demanda en contraposición a una
sobreoferta que sería la que presionaría los precios a la baja. Lo que nadie
duda, sin saber a ciencia cierta cuándo, es que surja un enfriamiento de la
demanda con el consiguiente ajuste de precio a la baja por las circunstancias
que económicamente están llegando. Los precios de la inversión inmobiliaria son
muy sensibles a las subidas del Euribor y mucho más en un escenario previo de
tipos excepcionalmente bajos.