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8 de junio de 2021

El fenómeno monetario de la Inflación

Foto by pixabay.com
La historia económica más reciente es ampliamente conocida por todos los lectores: en marzo de 2020, la economía global sufrió el doloroso impacto del confinamiento provocado por la COVID-19 hostigando el hundimiento de todos los Mercados Financieros, incluidas las materias primas industriales. De inmediato, los Bancos Centrales, aplicando sus políticas de QE (Quantitative Easing), inyectaron tales cantidades de efectivo que inundaron los Mercados de dinero haciendo que los inversores volviesen a asumir riesgos a la hora de crear sus carteras. Esa actitud tuvo como resultado una vertiginosa reacción alcista de los Mercados, convirtiendo la brusca caída inicial en la recuperación bursátil más rápida de la historia, dejando a la mayoría de los índices en máximos históricos sustentados (incluso hoy) por las políticas de expansión de los Bancos Centrales.

Solventado ese problema inicial, surge el razonamiento de la teoría monetaria al afirmar que a corto y medio plazo tanta cantidad de dinero en circulación provocará una subida de los precios haciendo aparecer la inflación. La afirmación de que la inflación es un fenómeno monetario se sustenta en la teoría cuantitativa del dinero: la variación de los precios es directamente proporcional a la oferta monetaria. Dicha relación se basa en la identidad según la cual el valor de las transacciones que se llevan a cabo en la economía es similar a la cantidad de dinero que circula en ella, es decir, la velocidad del dinero. Si se asume que la velocidad del dinero es constante en una economía sin crecimiento económico, la tasa de inflación es igual a la tasa de crecimiento del dinero. Por el contrario, si se incrementa la oferta monetaria habrá más dinero en busca de los mismos bienes y servicios, provocando una subida de los precios.

11 de mayo de 2021

"El hombre más rico de Babilonia", de George S. Clason

El estadounidense George Samuel Clason (1874–1957) fue soldado, hombre de negocios y escritor. Su fama le vino al escribir folletos informativos de cómo ser ahorrador y de cómo lograr el éxito financiero. Para ello, usaba parábolas localizadas en la antigua Babilonia que, posteriormente, las más famosas, fueron recopiladas en el libro “El hombre más rico de Babilonia”. Sencillo, ameno y nada extenso trata sobre finanzas cuyas recomendaciones, escritas en 1926, todavía son perfectamente válidas en nuestros días. El libro, lleno de fábulas, cuenta historias sobre Babilonia, poniéndolas en boca de personajes babilónicos para dar consejos muy inteligentes y útiles con el fin de adoctrinar sobre la Educación Financiera.

La idea principal que nos quiere transmitir es que el dinero, sin ser todo en la vida, debe de trabajar para nosotros de la misma forma que nosotros trabajamos para obtenerlo. Entender lo que tenemos que hacer con él, hará que consigamos conocer sus secretos para sacarle más rendimiento al que poseemos, sin dejar de dispensarle los cuidados necesarios para no perderlo.

El autor trata, en cada momento y en cada parábola, la importancia del ahorro y de tener una planificación financiera adecuada, dando soluciones prácticas a los problemas dinerarios de aquel tiempo que no dejan de ser los mismos que los actuales. Para ello, con un lenguaje muy sencillo de comprender, los personajes cuentan cómo debemos actuar para adquirir el dinero, cómo mantenerlo y cómo conseguir que él solo se reproduzca.

6 de abril de 2021

El efecto Mateo

En esta bitácora, cuando hablaba de la Biblia como libro de enseñanza financiera, decía que era sorprendente que Jesús hablara más veces del dinero que del cielo y del infierno. Pues he aquí otro ejemplo de ello.

La expresión “efecto Mateo” proviene de la cita bíblica que aparece en la Parábola del Sembrador y en la Parábola de los Talentos del Evangelio de San Mateo (Mateo 13,12 y Mateo 25,29, respectivamente), en la Parábola de las Diez Minas del Evangelio de San Lucas (Lucas 19,26) y en la Parábola del Sembrador del Evangelio de San Marcos (Marcos 4,25): “porque a quien tiene, se le dará y sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará”.

Robert K. Merton (1910 – 2003), profesor de Sociología de la Ciencia en Harvard, en Tulane y en la Universidad de Columbia, dejando de lado lo eclesiástico de la cita bíblica, fue el primero que utilizó el concepto de “efecto Mateo” aplicándolo a la producción científica y explicándolo en su artículo The Matthew effect in sciencie publicado en 1968 en Science, teniendo un gran impacto y extendiéndose a otras disciplinas como la psicología, la educación, las finanzas… Decía Merton que un científico de nombre reconocido tendrá menos problemas para hacer valer sus investigaciones, sobre un determinado tema, que otro cuyo nombre y habilidades todavía sean desconocidas: tanto el éxito como el reconocimiento queda siempre relegado a una misma minoría privilegiada, dándose el caso que en la mayoría de las ocasiones los inventos científicos no se le atribuyen al que lo descubrió en primer lugar.

7 de diciembre de 2020

Réquiem por la Peseta

Monumento a la peseta. Fuengirola
La primera pieza que se acuñó como “peseta”, todavía sin ser la moneda oficial, fue en Barcelona en el año 1808 durante la dominación napoleónica. No sería hasta después del destronamiento de Isabel II cuando el ministro de Hacienda del Gobierno Provisional (Laureano Figuerola), el 19 de octubre de 1868, mediante un decreto, instaura la peseta como unidad monetaria de España, centrando toda su producción en la Ceca (casa de la moneda) de Madrid, hoy la FNMT-RCM (Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda). Hasta la aparición del euro, se han acuñado ahí todas las pesetas que han estado en circulación. En julio de 1874 será cuando aparezca la primera emisión de papel moneda en pesetas, momento en el que se concede al Banco de España la exclusividad para emitir billetes. Desde 1941 la producción de papel moneda recayó en la FNMT-RCM. Cada moneda y cada billete han reflejado en su anverso y reverso una instantánea del arte, la política, la religión, la economía, la cultura y la historia del momento en que se acuñaba.

La peseta ha sido la moneda de curso legal en España hasta el 31 de diciembre de 2001 dando paso a la entrada del euro el 1 de enero de 2002 y conviviendo ambas monedas hasta el 28 de febrero de 2002, pudiendo ser cambiadas por euros en cualquier banco o caja de ahorros hasta el 30 de junio, estableciéndose el tipo de cambio de 1 euro = 166,386 pesetas. A la llegada del euro, había en circulación billetes y monedas en pesetas por valor de 48.750 millones de euros. Las autoridades monetarias establecieron que las monedas y billetes de peseta podían ser canjeadas en cualquier oficina del Banco de España por euros, sin coste adicional, hasta el 31 de diciembre de 2020 al tipo de cambio original. Debido a las dificultades de cambio que ha habido durante estos meses, el Banco de España ha decidido ampliar el plazo de cambio hasta el 30 de junio de 2021. Después de esa fecha, la peseta no podrá ser cambiada por ninguna otra moneda de curso legal a no ser que se haga a través del mercado no regulado del coleccionismo; perdiendo, por tanto, su valor nominal o facial, manteniendo el intrínseco y el numismático.

Coloquialmente hablando, a la peseta se le ha llamado pela, rubia o cala. A la moneda de 5 céntimos se le llamaba perra chica, a la de 10 céntimos perra gorda, a la de 25 céntimos real, a la de 50 céntimos dos reales, a la moneda de 5 pesetas duro, a la moneda de 100 pesetas 20 duros, al billete de 1.000 pesetas se le conocía como talego o billete verde, al de 5.000 pesetas como billete de 1.000 duros y 1 millón de pesetas se le conocía como 1 kilo porque mil billetes de 1.000 pesetas pesaban 1.000 gramos.

2 de noviembre de 2020

El dinero también sirve para comprar tranquilidad

El pasado 31 de octubre, de una forma prácticamente desapercibida, se celebró el Día Mundial del Ahorro. Esta iniciativa, instituida por el Congreso Internacional del Ahorro en 1924, pretende movilizar a la ciudadanía hacia una mejor planificación de las finanzas personales y familiares intentando desarrollar una mayor consciencia de que el consumismo desmesurado no es compatible con el ahorro. En nuestro país, esta iniciativa no ha tenido demasiado eco, atribuyéndolo los expertos a que se celebra en las vísperas de un día festivo de gran arraigo popular como es el día de Todos los Santos y, de forma mediática, tampoco tiene demasiada importancia al diluirse entre la noticia del cambio horario y de cómo este hecho influye en el ahorro energético. El caso es que ese día, en Twitter, apenas si había alguna pequeña referencia con el hashtag #DíaMundialDelAhorro o #DíaDelAhorro.

La capacidad del ahorro es inversamente proporcional al gasto: a mayor gasto, menor ahorro. Una buena prueba de ello la tenemos con el aumento de la tasa de ahorro justo cuando la crisis nos azotó con más virulencia; según ha ido llegando la recuperación económica el ahorro de las familias se ha ido reduciendo en la misma proporción que ha ido aumentando el gasto. Ahora, en época de pandemia, con el confinamiento, la capacidad de ahorro no ha aumentado, lo que ha ocurrido es que ha disminuido la capacidad de consumo. Ese ahorro latente se convertirá en consumo en cuanto finalice el periodo de confinamiento, por eso no se puede considerar “ahorro para el futuro” como tal. Tanto es así, que la tasa actual del ahorro en España es cuatro puntos inferior a la media europea.

7 de septiembre de 2020

Formación Financiera desde el colegio


A propósito del comienzo inminente del nuevo curso escolar, me pregunto qué utilidad tiene en la vida cotidiana algunos conceptos que estudié en la infancia y en la adolescencia. La primera respuesta que me viene a la cabeza es que forman parte de mi cultura general y eso ya es importante. Pero dediqué horas y horas en matemáticas, por ejemplo, a derivar e integrar. En física, cinética y dinámica. En ciencias naturales, el aparato digestivo y circulatorio de los insectos. En literatura, leer a los clásicos. En filosofía, descubrir a los pensadores. En lengua e idiomas, lo obvio. En economía y finanzas…, es curioso, no recuerdo haber estudiado nada: la suma y la resta, quizás; o el porcentaje, en el mejor de los casos. Y, mira por dónde, sin saberlo, las finanzas están presentes durante toda la vida del ser humano.

Por casualidad, ha llegado a mis manos un informe del Instituto de Estudios Financieros (IEF) donde muestra el escaso conocimiento que tienen de economía y finanzas los universitarios ajenos a estas materias. Fijaros, sólo un 10% de ellos saben diferenciar una cuenta corriente de un depósito. El 70% no sabe qué se necesita para contratar una hipoteca. No diferencian un préstamo de un crédito. Y no saben qué es un pagaré. Ante estos resultados, creo que hay que hacer algo por nuestros hijos para que puedan estar inmersos dentro de un plan de conocimientos de economía y que la educación financiera forme parte, como asignatura, en las aulas de la educación obligatoria, aunque solo sea. Lo mejor del informe, a modo de moraleja, es que son conscientes de la total desinformación que poseen en economía, pero muestran una buena predisposición a recibir toda la información que exista al respecto y que sean capaces de asumir y asimilar. Los jóvenes, usuarios habituales de medios digitales, donde 8 de cada 10 no pisan una oficina bancaria, admiten que necesitan más información financiera al tener acceso ilimitado a la inmensidad de productos y servicios financieros.

3 de agosto de 2020

El Tiempo y el Dinero como monedas de cambio

¿Ambos recursos sirven como moneda de cambio? ¿Vale lo mismo un minuto en cualquier momento? ¿Vale lo mismo el dinero en cualquier situación? ¿Son el dinero y el tiempo finitos? ¿Cuánto más dinero se posee, se tiene más tiempo para el disfrute?

El dinero y el tiempo son los dos recursos y monedas de cambio más importantes de los que disponemos para invertir y obtener un beneficio. Sin embargo, el dinero es el que realmente se evalúa como una inversión porque nos permite, por ser el sistema de intercambio y pago de referencia, recibir algo a cambio. Con anterioridad a su creación, si necesitábamos algo, recurríamos al trueque para conseguirlo. Por el contrario, invertir nuestro tiempo no es tan tangible el retorno que vamos a obtener, pero también nos proporcionará un beneficio que en algunos casos es en forma de dinero, este es el caso cuando intercambiamos nuestro tiempo por trabajo para que se nos recompense con un salario. En otro plano estaría cuando el intercambio se hace para adquirir conocimientos en el caso del estudio.

30 de julio de 2020

Pensamientos de Inversor


La diferencia fundamental entre un inversor y un jugador de Bolsa está en la forma de pensar. Mientras que el primero considera a la Bolsa como una institución financiera en toda regla en la que los beneficios se obtienen tras mucho tiempo de formación y de toma de decisiones correctas; el segundo, la considera, más o menos, como un casino donde las ganancias vienen por la vía de la suerte y de la intuición, siendo, cualquiera de ellas, malas consejeras. Estas diferencias de pensamiento son las que harán que el ahorrador llegue al éxito o al fracaso económico.

La aureola que rodea al inversor tiene que estar siempre plagada de positivismo, independientemente de la evolución que tenga el Mercado. Esto se consigue porque el riesgo debe de estar bajo control para así poder mejorar la cifra del patrimonio que se dedica a los negocios bursátiles. La situación es modificable en cualquier momento; por eso, se debe de asumir que la responsabilidad sea siempre del que expone su patrimonio y no del entorno. El jugador, por el contrario, siempre les echará la culpa a terceros sin darse cuenta de que los beneficios vendrán por la calidad del trabajo: no se trata de comprar un determinado valor y dejarlo ahí para que otro lo gestione y recibir los beneficios sin esfuerzo. El horizonte de visión debe de llegar más allá de la obtención simple de beneficios, se trata de aumentar el patrimonio no de mejorar el salario.

El hasta dónde queremos llegar tiene que estar en simbiosis con la voluntad de querer. Es imposible conseguir un patrimonio financiero sin la convicción de que somos capaces de poder lograrlo. Posteriormente, no servirá la voluntad de gestión para salir del paso, del día a día, se trata de gestionar el patrimonio conseguido para que aumente y se mantenga en el tiempo. El patrimonio será para el inversor su arma de trabajo que nunca y nadie debe despojársela.

27 de julio de 2020

El devenir del Dinero


En este mundo, si algo hay paradójico es el dinero: no tiene valor por sí mismo, pero es el bien más codiciado; no tiene fuerza, pero es capaz de mover el mundo; la salud es lo más importante, pero se cambiaría un proceso gripal por una buena cuenta corriente; el dinero no te da la felicidad, pero te deja a un paso de ella… Qué razón tenía Quevedo cuando escribía “Y pues es quien hace iguales / al rico y al pordiosero, / poderoso Caballero es don Dinero”. No importa si se tiene por su origen o por pedir limosna. Al fin y al cabo, el tener dinero es como la muerte: a todo el mundo iguala. Ya en la Edad Media, el Arcipreste de Hita escribió en su miscelánico “Libro del Buen Amor”: “El dinero es alcalde y juez muy alabado, / es muy buen consejero y sutil abogado, / alguacil y merino, enérgico, esforzado; / de todos los oficios es gran apoderado”.

Hablar de dinero es pensar en monedas y billetes, pero no siempre ha sido así. Es más, hoy tampoco es así. En las economías de subsistencia se intercambiaban bienes o servicios mediante el trueque y ese era su medio de pago. Comprador y vendedor tenían que ponerse de acuerdo y estar interesados en los bienes que ofrecía cada parte. El trueque no era más que ofrecer lo que se tiene de sobra para recibir lo que a otro también le sobra. Lógicamente, tenía que existir la necesidad de aquello que en exceso poseía uno y al otro le hacía falta. La humanidad siempre ha hecho lo posible por cubrir sus necesidades. El intercambio entre dos productos era muy sencillo, pero se complicaba mucho cuando el número de bienes y servicios comenzó a ser bastante amplio.

16 de julio de 2020

¿Por qué renta pedir prestado y cuesta dinero prestar?


El concepto de que el prestatario pague intereses al prestamista era una condición básica de cualquier préstamo. Esto ha sido así hasta que los tipos de interés negativos han presionado a la baja todo tipo de deuda, lo que ha sido un beneficio inesperado para el deudor, pero todo un problema para el ahorrador y el prestador. Para muestra un botón: las letras y los bonos que emite el Tesoro Público del Reino de España se encuentran en todos sus periodos con rentabilidades negativas hasta el de cinco años. Es decir, los inversores institucionales están dispuestos a depositar su dinero, aunque tenga un coste, a cambio de estabilidad y liquidez que proporciona la deuda pública de los Estados más solventes.

Las políticas monetarias que han llevado a cabo todos los bancos centrales mundiales han evitado una catástrofe monetaria global, pero han conseguido que el Mercado de Deuda se distorsione. El ahorrador no encuentra ningún beneficio en la renta fija convencional, lo que hace que tenga que acudir a otro tipo de inversiones menos conocidas y más arriesgadas, llegando a tomar decisiones erróneas, en parte influenciadas por aquellos que, conociendo la evolución de los Mercados, no son conscientes del riesgo soportado por el cliente al que se le ofrece ese producto, provocando inintencionadamente la formación de posibles burbujas. La opción de estar en liquidez, no haciendo nada con el ahorro, tampoco es una buena solución debido a que la inflación es implacable con los caudales que se guardan bajo las baldosas de la cocina.

25 de junio de 2020

Bizum: qué es y cómo funciona


Pagar a medias o compartir cualquier gasto siempre ha sido una situación muy común entre grupos de amigos y familiares. Pagar por separado una cena, por ejemplo, no dejaba de ser un engorro entre los comensales al tener que sacar todos las billeteras y arreglárselas con el cambio del dinero en efectivo. O, en su defecto, se saldaban las cuentas a través de transferencias bancarias. Pero, desde octubre de 2016, contamos con Bizum, esa aplicación que permite hacer pagos y cobros entre usuarios particulares, poniendo fin a la necesidad de solucionar los problemas que los consumidores tenemos con los pagos compartidos.

El primer intento de envío de dinero de un móvil a otro surgió de la mano del Banco Santander, Telefónica y CaixaBank allá por el 2014 y se llamaba Yaap Money. No tuvo apenas éxito, pero año y medio después apareció Bizum para quedarse y masificar su uso entre las generaciones más jóvenes.

Bizum se crea a partir de la iniciativa de un grupo de bancos españoles para facilitar las transferencias particulares e instantáneas entre los usuarios que estén asociados a dicho servicio. Para ello, el conjunto de la banca construye la Sociedad de Procedimientos de Pago, siendo la compañía responsable de gestionar la aplicación y la responsable de la coordinación entre las diferentes entidades bancarias.

22 de junio de 2020

La Biblia como libro de enseñanza financiera


No digo nada nuevo afirmando que la Biblia es el libro más importante que se ha escrito jamás y que tanto el mundo occidental como parte del oriental, sin su existencia, serían muy diferentes de como los conocemos actualmente. No digo, tampoco, nada nuevo afirmando que es uno de los libros más leídos, copiado y traducido aun siendo ilegal su lectura o posesión en algunos lugares. Es amado y odiado, es injuriado, es alabado y maldecido, ha provocado guerras y ha hecho tambalear hasta al propio Imperio Romano. Sin embargo, manteniéndome al margen de la creencia o no de las Escrituras Sagradas, está lleno de enseñanza y sabiduría de toda índole, incluso financiera.

Sorprende que Jesús hable del dinero más veces que del cielo y del infierno. Más del 40% de las parábolas hablan de cómo manejar las finanzas personales. Algunos estudiosos de la Biblia son economistas que encuentran soluciones a los problemas financieros de hoy. Si se aplicasen los principios de Dios, dicen, dejaríamos de tener deudas, a gastar mejor el dinero, aumentaría el ahorro y seríamos más solidarios con quien lo necesita. No nos olvidemos que según se maneje el dinero, puede ser una bendición o una maldición.

20 de mayo de 2020

Se perderá una oportunidad, pero no se perderá dinero


Con relativa frecuencia ocurre que el valor que se llevaba tiempo siguiendo ha zarpado y nos ha dejado al lado del muelle diciendo adiós con el pañuelo: “lo he estado siguiendo y al final se me ha escapado”. No pasa nada. Siempre estará ahí, por lo que habrá otra oportunidad. Es mejor haber perdido esa oportunidad que haber perdido dinero. Nunca ha sido bueno quedarse enganchado en las alturas y mirando hacia abajo.

La recomendación en ese caso es tener un precio de entrada a partir del cual ya no se entra. Si la orden inicial de compra se ejecuta, ideal. Si no se ejecuta, no pasa nada, únicamente se ha perdido una posibilidad y se paga con el coste de oportunidad. Seguidamente, se genera y se simula otro escenario que muestre la probabilidad de evolución del valor elegido.