![]() |
Foto by pixabay.com |
La ley del
mínimo esfuerzo se basa en la facilidad que tenemos para intentar obtener el
máximo beneficio utilizando el menor tiempo y esfuerzo posible. Si en la
antigüedad, el invento de la rueda transformó la forma de hacer las cosas,
ahora llega la Inteligencia Artificial (IA) con plena predisposición a cambiar
el mundo. Los que quieren construir la máquina del dinero descubren que la
tecnología no siempre funciona según lo previsto y, de momento, no son capaces
de batir al Mercado porque las finanzas tienen sus propios retos.
La quimera de
todo inversor es elegir los activos financieros más rentables con el fin de
batir al Mercado. Y aquí entra un nuevo actor: la Inteligencia Artificial, que
por ahora tiene pendiente la capacidad de construir una cartera de inversión
que roce la perfección. En otros ámbitos, la IA está dando muy buenos
resultados, pero no así en la rentabilidad que es capaz de conseguir para las carteras
de inversión. En finanzas se puede tener mucho éxito con sólo ser un poco mejor
que el 50%. Por esta razón, los defensores de la IA no persiguen grandes
rentabilidades, sino que les basta con conseguir una ligera ventaja con
respecto a la mayoría. La IA será usada para que los ordenadores se entrenen
con cantidades ingentes de datos para llevar a cabo tareas concretas. Este
aprendizaje intentará conocer todos los patrones del Mercado para decidir
cuándo es el momento más idóneo para ejecutar una operación. De esta forma, la
IA se da por supuesto que revolucionará el mundo de la inversión.